Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

martes, 27 de marzo de 2018

La procesión va por dentro, como los yogures de bífidus

El orgulloso alcalde del pueblo participaba ufano en las fiestas de Semana Santa, donde vestía de estreno para festejar, con más alegría que pena, la muerte y resurrección de Cristo. El pueblo hervía de fe religiosa y las hermandades se reunían para embellecer los pasos, vestir a la virgen con caros ropajes y llenarla de flores.

La banda de música sacaba brillo a sus instrumentos de viento, y los que iban de romanos a sus cascos y corazas. Los procesionarios se enfundaban sus capirotes y los costaleros, a base de fe, faja, alpargatas y árnica para los hombros, llevaban los pesados pasajes de las últimas horas de Cristo.

Las calles se engalanaban: Flores, guirnaldas, mantones, y enseñas balconeras en las que rezaba "s.p.q.r.". El periodista extranjero, para el alcalde un bárbaro del norte paliducho y descreído, se preguntaba con sorpresa si había fieles devotos que estaban a favor de Roma, la colonizadora y sopesaba la posibilidad de que hubiera lógicos adeptos a la libertad de Barrabás en detrimento de la de Jesucristo.

El alcalde, en un arranque de campechanía y derroche hospitalario agarraba del cuello al pálido guiri para mostrarle el fervor popular.

   -¡Mire esto!, ¿Qué me dice de la gente? Toda la población de este pueblo unida para su procesión de semana santa.

   - Ya lo veo. Pero es viernes santo y se supone que la gente debería estar hoy afligida.

   - ¡Eso son cosas de antes!- protestó el prócer local-  Ya nadie hace ayuno ni abstinencia ni cristo que lo fundó. Ahora se puede comer carne, como ha comprobado antes en el almuerzo a base de cochinillo asado para la corporación municipal. ¡Si hasta el puticlub está abierto y esta noche harán caja!. Si tuviéramos cine en el pueblo abriría, seguro. Echarían "la túnica sagrada" y "los diez mandamientos", ¡Como está mandado!


Lo normal, nazarenos de Poncio Pilatos

El guiri se calló pensando en qué narices pintaba Moisés en la crucifixión de Cristo, pero lo dejó correr porque las cornetas anunciaban músicas militares que acompasaban el devenir de las imágenes alzadas por tantos hombros penitentes.

  - ¡Mire eso!- bramó orgulloso el alcalde, sacando pecho- Esa virgen cargada de oro y púrpura, con lágrimas de perla, corona de oro y rubíes donados por la señora marquesa de la villa. ¡Es que parece que hable la virgen y lo guapa que es, me cago en Dios! ¿Qué le parece la virgen, amigo?

   - Bonita imagen, señor alcalde.

   - ¿Sólo bonita? Es valiosísima. La restauración costó una millonada. ¡Antiquísima y cara de cojones!

  - ¿La Virgen es de Salzillo?- preguntó el guiri.

   -No, ¡Es de los Dolores!


2 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Yo me andaría con ojo por cagarme en según que cosas; lo último es que Willy Toledo, un auténtico demonio y comunista cubano, está denunciado por insultar a Dios y a la Virgen y ya sabes, algunos tienen muchas ganas de pillar a blasfemos y sentarnos a unos jueces que dictan sentencias sobre la fe.

Juli Gan dijo...

El que habla es el personaje y es como si pusiera entrecomillado aquél dicho de los carlistas navarros que gritaban a pleno pulmón "¡Viva Cristo rey, me cago en Dios!" y luego, por Pamplona voceaban "A Madrid, a matar más gente que Dios!" Ellos tendrían bula, pero sus bocas sí que supuraban desecho pútrido.