Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

jueves, 18 de marzo de 2021

Las divas y la transición

Como no me apetece demasiado hablar de las barbaridades que perpetran los políticos nacionales, sobre todo ciertas presidentas de comunidades capitalinas, voy a dedicar el post de hoy, aprovechando que tengo el día de fiesta, a dos temitas que durante la transición española, esa no tan modélica por mucho que Victoria Prego lo publicite, fueron adaptados por los ciudadanos de ciertos enclaves contestatarios como canción protesta.

Portada de un libro cuyo título fue clamor popular en aquellos años convulsos y nada lejanos.


Allá por finales de los 70 una cantante británica de voz rasgada se dio a conocer por medio mundo, incluida esa España tardofranquista. Una de sus canciones, "It's a heartache" pegó fuerte incluso en este país tan "tímido" para los idiomas que no son el román paladino. 


A finales de los 70 este dolor del corazón sonó con la particular voz de la Tyler y las txarangas, las bandas de música callejeras que ponen la banda sonora de las fiestas populares, adaptaron el tema para los jolgorios patronales populares. Y, claro, como aún estaba prohibidísimo por las rancias autoridades franquistas eso de exteriorizar banderas regionales, amén de otro tipo de muestras culturales prohibidas expresamente por el régimen, muchas de esas fiestas eran interrumpidas a golpe de porra por uniformados de gris o de verde. Así que la gente transformó el "it's a heartache" de Bonnie Tyler en "Que se vayan" (Los maderos, obviamente). Bueno, a Pablo Casado también se lo cantaron no hará mucho en unas fiestas populares.

Y solía ser habitual escuchar la melodía con la letra: " Que se se vayan, diles que se vayan, diles que se vayan para no volver. Que se vayan, diles que se vaya, diles que se vayan, de una puta vez". 

Poco después, una rubia italiana se dio a conocer en España trayendo canciones alegres y marchosas. La cantante, que no era otra que la boloñesa Raffaella Carrá, bailaba con el ballet zoom de rtve y pegaba golpes de nuca con sus alegres tonadas. 


Y no se sabe por qué, su tema "adiós, amigo", que tan bien se amoldaba a las txarangas de las fiestas, acabó teniendo una letra paralela que venía a decir exactamente lo mismo que el tema de Bonnie Tyler. Si las frases eran las mismas, cambiaba la despedida: "Adiós, civiles. Grises, también, iros pa'España, iros pa'España de una puta vez".

Hasta Eloy de la Iglesia la introdujo en la banda sonora de su película "el pico"

Tal y como acababan muchas fiestas locales por la irrupción de la policía en aquellos convulsos años, gracias a la suerte, quizá, no hubo desgracias más serias, aunque en el recuerdo quedan las sirenas de las lecheras disolviendo verbenas que no se metían con nadie. Quizá todo eso producía el efecto contrario y por eso se cantaba a los repartidores de leña. Muestra de txaranga en fiesta patronal:

Sendos temas de estas dos damas de la canción han sonado durante años con inusitada frecuencia como protesta por el uso indiscriminado de la violencia menos legítima de lo que el señor Max Weber definía.

lunes, 8 de marzo de 2021

Un buen día para un paseo musical

 Hoy es el día de la mujer trabajadora, es decir, remunerado o no su esfuerzo, hoy es el día en que las mujeres reivindican su derecho a ser valoradas en igualdad al hombre. En pocas disciplinas se valora de manera igualitaria a hombres y mujeres. Quizá sea en la música vocal donde a las mujeres se las tenga algo más en cuenta. Hay grandes voces femeninas cuyo valor es reconocido sin desprecios paternalistas, a pesar de que a muchas mujeres, sobre todo racializadas, se las explotó salvajemente por su condición. Las grandes voces afroamericanas del jazz del siglo pasado pasaron por este calvario: Billie Holiday, Ma Rainey, Bessie Smith o Ella Fitzgerald. 

Ella Fitzgerald


Ella se hizo todo un nombre, tanto que era venerada por los jóvenes europeos que descubrían el jazz a partir de los 50 y los 60 del siglo XX. Tanto es así que France Gall le dedicó una canción "Ella, elle l'a". Un tema que fue muy exitoso a finales de los 80 en el país galo. 


France Gall

France Gall, que en paz descanse, se hizo famosa ganando el festival de eurovisión cuando este festival aún era fresco y no el tostonazo prefabricado que es ahora. Francesa con el nominativo patrio que ganó para la Bélgica francófona en el 65 con un tema del comopsitor "guarrete" Serge Gainsbourg. Tema del que ya hablé hace la tira de tiempo.


La francesa ganó eurovisión para la Bélgica francófona y una belga, Kate Ryan, especialista en renovar temazos en francés, la cantó a ritmo "dance" por medio mundo a comienzos de este siglo. 

Kate Ryan



No es el único temazo que la belga se ha sacado de la manga. Unos pocos años antes desempolvó el, digamos, himno de la generación X "désenchantée" de Mylène Farmer. 

Mylène Farmer



La cantante francesa Mylène Farmer, nacida en Canadá, siempre ha sido una mujer inquieta, tanto que luce en su nombre artístico el apellido de una actriz norteamericana que tanto incomodaba a los varones conservadores yankees, que no fue otra que Frances Farmer, brillante estudiante que fue de visita a la URSS gracias a un primer premio que consiguió en la universidad y que, como no se dejaba dominar por la industria paternalista de Hollywood, terminó siendo internada en varios centros psiquiátricos. 

                                

Frances Farmer

Brillante estudiante, actriz destrozada por la industria. Ya se sabe, si no eres sumisa y tu carácter es orgulloso, eres una loca y hay que lobotomizarte. Frances Farmer que de tonta no tenía un pelo por muy rubia que fuera, se atrevía a desafiar a los hombres fuertes de la industria que la querían como florero, y se atrevía a dar opiniones que a mucho diosecillo de la industria del séptimo arte le parecían intolerables.


Y este pequeño paseo musical, de pieza en pieza, nos hace disfrutar un día como hoy de temas musicales y de las mujeres que las inspiraron y/o cantaron. Hoy hace ya trece años que empecé a escribir esporádicamente en esta ventanita al mundo, además.  Así que hoy me dejo de rollos y os pongo música, que falta nos hace.

miércoles, 3 de marzo de 2021

¡Que se besen, que se besen!

 El viernes pasado nos fuimos de boda. Se casaban los cuñados, más por los papeles que por otra cosa, como la mayoría de la gente de hoy en día. Llegamos al juzgado vestiditos algo más elegantes que un día cualquiera, lo cual es bastante inquietante porque te pones a leer las pantallas y ves que la mayoría de los actos son juicios por desahucio, divorcios, faltas...Hasta la letrada oficiante se estrenaba en esto de leer las partes oportunas del código civil a los novios, porque nos confesó  que ella, normalmente, se encarga de un juzgado de lo penal.

La boda fue muy simpática, con risas, aplausos y más de una lagrimilla. Y, cómo no, después de la boda, una celebración familiar al límite de aforo y con horario para acabar el banquete por las restricciones del momento. Nos sentamos a la mesa que nos corresponde porque tenemos el nombrecito en el plato y miro la sala. Aparte de los novios y mis suegros, ambos con libro de familia expedido, mi pareja y yo somos la única unión casadera estable sin matrimoniar. No contamos al sobrino y su novia de los últimos tiempos. Así que susurro al oído de mi pareja algo así como "me parece que nos van a endosar los muñequitos de la tarta", lo cual no sería demasiado adecuado ya que nosotras no somos una pareja heterosexual. Ella me dice "Tranquila, que seguro que ni se han acordado".

Y en esto que los novios salen, muy guapos de la manita y les veo con un objeto en la mano mientras suena una melodía alegre y festiva. Se pasean entre las mesas y yo ya sé de qué se trata  mientras coloco mi mano para taparme los ojos. Los novios, alegres y sonrientes nos plantan unas muñequitas de boda sobre nuestra mesa. Mis temores, fundados. "¡Que se besen, que se besen!".


¡Vivan las novias!


Y así la familia nos aplaude después de "obligarnos a subirnos a la silla y besarnos". Menos mal que la silla ha aguantado mi peso, porque si no, me descalabro. Alegría, risas, algún llanto emocionado, brindis, baile...Un día precioso que nos hacía falta ya que, este año no ha habido navidades, cosas de la epidemia que nos asuela.