Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

miércoles, 29 de enero de 2025

Cine sin salas de cine

 Me toca hablar de cine este viernes y no sabía sobre qué hablar. Últimamente veo mucha serie de muy demediada calidad y poca cosa más. No quería volver a hablar de una serie. la mayoría no valen gran cosa y, como para afinar gustos, acabamos viendo series policíacas o thrillers donde los servicios secretos norteamericanos van a matar a domicilio a países, cada vez menos, soberanos de la UE, tenía muy claro que "de eso, nada".

Así que el otro día quise recordar la última vez que fui al cine,  o la penúltima, y recordé que había ido a ver el 47. También fui a ver más o menos por la época la habitación de al lado, de Almodóvar, pero no me impactó tanto como la del secuestro del bus que sube al barrio abandonado de alejada cima que es "la torre del Baró", mercadillo semanal, los viernes.

Un Pegaso de los 70. Los de mi ciudad eran azules (Y siguen siendo)


Estando de vacaciones en mi carísima ciudad el pasado octubre, una noche subíamos a casa toda la cuadrilla cuando acertó a subir al mismo colectivo mi tutora de octavo de EGB (segundo de la ESO para la gente menor de 45). Por mucho que pasen los años se acuerda de mí (O fui muy buena alumna o fui una salvaje de recuerdo terrorífico). Me contó, aparte de decir que estaba esperando la jubilación para este año, que venía de ver el 47 y que salía impactada. Ella es barcelonesa de toda la vida y me contaba que recuerda los barrios chabolistas (En plan Somorrostro).

Hablar con ella y tener unas ganas inaguantables de ver esta peli y Marco, ambas interpretadas por Eduard Fernández, que está bordando el año, eran todo uno. A la semana fui a ver la del chófer y no pude ver la del presidente de la amical Mauthausen, porque aquí, las pelis en el único multicine  mugriento que nos queda, no duran más que la semana del estreno. 

¡Y mira que tenía ganas de ver esta del impostor deportado! Recuerdo cuando se destapó la historia de este presidente de la amical Mauthausen. Años siendo el presidente y no había estado ni en Flossenburg ni en ningún otro campo.

Esperando que la echen en los canales de pago o vuelva por efecto de los goyas.

Me voy, que se me hace tarde.

Besitos

jueves, 9 de enero de 2025

Año nuevo, mentalidad vieja

 Y ya llevamos un rato de enero recorrido y este blog sin actualizar entrada. Me voy a tener que poner en serio con esto de los propósitos del año nuevo que...Naaah, nada de eso. Una va a seguir con el único propósito en el que me mantengo firme: La gandulería. Pero hoy paso por aquí a dejar una escueta reflexión sobre un fulano al que le gusta alardear de mentalidad de cafre, que es le gañán facha que ha montado una empresa de echar a desahuciados de viviendas.

Por si alguien a estas alturas lo desconoce, Irene Montero ha sacado un libro hace bastante poco y va  promocionándolo por un montón de lugares desde hace varias semanas. La cosa es que, por lo visto, mañana da una charla sobre este en el local hostelero de su esposo. Para la presentación, además de la propia autora, habrá otras mujeres con cosas que decir, entre ellas la lúcida periodista peruana Laura Arroyo, de la que debería decir que es una suerte para nosotros que haya decidido venir a vivir a este reino  de copas . Hasta aquí, todo normal.

El gañán anteriormente mencionado, al que por lo visto, le debe asustar una reunión para presentar un libro en el que, fundamentalmente, asistirán mujeres, hace unas horas (O días, la verdad es que lo que diga el fulano me da igual) ha anunciado que acudirá con afán de gresca y siempre acompañado por un hatajo de aguerridos cultivadores del cuerpo, pero no de la mente. Con ello, aparte de la publicidad granjeada y el aplauso de los que nunca piensan, no ha caído en la cuenta de que su bravuconada le hace quedar como un patán, un cobarde que se atreve con mujeres pacíficas apostando por su fuerza bruta (Más bruta que fuerza) y un fascista, que es lo que es, porque quiere ir a reventar un acto pacífico para imponer su voluntad mononeuronal de que las mujeres no se atrevan a hablar allá sobre este libro.

Porque Irene Montero seguirá presentando su libro, como lleva haciendo hace ya semanas, a pesar de las bravuconadas testiculares de un mamarracho. 


Es decir, aparte de generar publicidad gratis a la taberna Garibaldi, porque habrá curiosos que se acerquen sólo por el morbo, o por ser antifas, o por ser los primos fachas de zumosol de este cretino, crean publicidad gratis de la obra de Irene Montero. A esto se le llama efecto Streisand. El ser simple éste, además, comete la villanía de decir que entrará al acto "por pelotas". Hay que ser zafio y mononeuronal. Derroche de testosterona para imponer su voluntad ante unas mujeres que usan la palabra. Fuerza bruta ante el miedo al uso de la palabra. Lamentable.

Este tipejo no se ha parado a pensar cómo queda retratado. Quizá alguno de su calaña le jalee las pocas gracias que tiene, pero espero que muchos abran los ojos a lo que significa tamaña bravuconada de machito que quiere imponer su voluntad callando bocas ante unas mujeres pacíficas que se reúnen para un acto intelectual. Mentalidad retrógrada. No se ha parado a pensar en lo que significa la manifestación de sus actos de mañana. No se ha parado a pensar, punto.