Es imposible hacer una buena recensión de una obra tan densa y plena de referencias como es
la doctrina del shock, recomendable libro bien documentado de Naomi Klein.
Por hacer una breve reseña. Klein incide en que los doctos economistas neoliberales de la escuela de Chicago, liderados por su gurú, ya fallecido, Milton Friedman, se dedicaron a perfeccionar sus teorías sobre crecimiento económico basado en la empresa privada implantándose en Estados llenos de muerte, destrucción, miedo e impiedad.
Los economistas como Friedman deseaban aplicar sus teorías de crecimiento económico, y se les ocurrió usar de laboratorio los países del cono sur americano de los años 70. Así tuvieron mucho que ver en las asonadas golpistas de Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina. La base de la teoría es que destruyéndolo todo, las bases sociales del Estado democrático y sus relaciones con el ciudadano de a pié, se hace que a este pobre ciudadano indefenso se le quiten las ganas de luchar por mucho que vea cómo se le despoja de sus derechos y libertades. Los países referidos fueron caldo de cultivo para que la empresa privada hiciera y deshiciera a sus anchas, para que años después, la losa de la deuda la paguen los pobres de siempre.
Klein establece que se dan las mismas condiciones en los países sudamericanos de los años 70, en la Gran Bretaña Thatcheriana privatizadora y antiminera de los 80, en la Sudáfrica antiapartheid, en la Rusia de los 90, etc, etc....Ruptura del Estado, desconcierto, caos, miseria de las clases pobres, feroz neoliberalismo que sí, genera riqueza, para unos pocos, mientras los "unos muchos" pagan la factura.
No acaba ahí el espléndido trabajo de Naomi Klein. Va más allá. Aparte de los desastres políticos y bélicos creados por el afan de buitreo de los estados ricos, cuyos cargos públicos están comandados por hombres de negocios lucrados gracias a sus prevaricacines, como por ejemplo Rumsfeld, que es el dueño de la empresa que comercializa el Tamiflú antigripal, también menciona que estos mismos buitres aprovechan los desastres naturales, como el tsunami de Sri Lanka, que fue aprovechado para echar a los pobladores de las costas y crear macrohoteles para extranjeros con pasta, o el huracán Katrina, que echó a los pobres y negros, y sobre todo, negros pobres, de zonas de Nueva Orleans con la que hacen negocio empresas privadas que cobran subvenciones públicas, y, además se han librado de escuelas para gente marginal, hospitales de caridad (En EEUU la sanidad es pagando, y aquí, poco le falta) y han aprovechado para echar a un montón de trabajadores de las empresas de transporte público, porque eso es en lo que se mueven los pobres.
Volviendo a las guerras, como la de Irak, Naomi Klein, explica, para horror de quien aún se mantenga in albis, que los contratistas y las empresas civiles que trabajan para el ejército, logran con esta ruina de terceros unos beneficios enormes; que hay un contratista por cada soldado americano en Irak, lo cual es una barbaridad; que empresas privadas como Halliburton o Bechtel construyen sobre el shock de los pobres irakíes, llevándoselo calentito, pagados por el gobierno, haciendo chapuzas que no acaban, porque todo son subcontratas de subcontratas, y si los moros no tienen techo en el hospital, ni desagües que no pringuen de aguas negras los pasillos, que se jodan, mientras el gobierno yankee subvenciona, encima, a estas empresas mientras el dinero de esas subvenciones se les escamotea a los damnificados pobres de Nueva Orleans.
¿Así que a quién le extraña lo que vemos ahora en este mundo? La globalización, sobre todo, es un chollo para las empresas privadas que van del brazo de los estados neoliberales que aplican la norma de Adam Smith
laissez faire, laissez passer (Dejar hacer, dejar pasar) Es curioso que nos despertemos viendo como los países árabes (futuros presentes enemigos por decreto occidental) se despiertan a la revuelta popular, jaleados por occidente. Curiosamente, donde más se incide es donde menos pobreza hay. Libia es -era, hasta que se la acaban de quedar manos extranjeras- un país donde la gente tenía el mayor nivel de vida de toda África norteña. Irak, otro tanto. Irak era un estado laico donde había cierta libertad en el vestir de las mujeres y en el acceso a la educación. Todo eso ha desaparecido, como las joyas históricas de sus museos persas. ¿Quién se lo habrá quedado comprado en el mercado negro?
También se habla de que a los tigres del sudeste asiático se les cercenó el desarrollo hará unos 10 años. No han seguido creciendo como lo hacían. Sólo China y la India, porque no las pueden parar. Por eso las conversaciones para reducir el CO2 de la atmósfera se quedarán en nada, porque los que más contaminan, no desean perder la marcha. Se acaba con la vida pacífica de los países geoestratégicos con riquezas, como Irak o Afganistán, para tener bien vigilados a China, India o Rusia, eso sí, joder a unos cuantos millones de pobres paisanos no importa demasiado.
Es depravado. Les hundimos, les invadimos, les torturamos (y matamos), les destruímos, les compramos la tierra por cuatro duros, la fábrica por seis, les privatizamos el agua, el gas, la electricidad, la sanidad, la educación y les cortamos las alas de la libertad, y comeran las migajas de nuestra mano mientras nos forramos con sus medios de producción, además de que encima nos deberán la deuda externa que les hemos hecho aceptar por haberlos arruinado.
¿Cómo no iban a llorarle a Milton Friedman, el nonagenario creador de todo este infierno el día de su muerte, si ha llenado los bolsillos de cuatro hijos de la gran puta que hacen de la vida de millones de seres lo que les sale de los "millones"?