Hace ya muchos años Kenizé Mourad escribió "el perfume de nuestra tierra", un libro sobre la convivencia y el sentir de palestinos y judíos en aquella tierra compartida por obligación. En España el libro lo publicó Mario Muchnik, y hago referencia de ello porque también hay judíos no sionistas que rechazan la violencia y la barbarie que el Estado de Israel y el dinero sionista infligen sobre los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania.
La ONU mira para otro lado
Claro que, por desgracia, este grupo de religión mosaica que rechaza el belicismo israelí sea muy reducido dentro de su comunidad. Decir esto y recordar al proscrito profesor Norman Finkelstein, especialista en la cuestión palestino-israelí, a quien tratan de antisemita -tiene gracia- porque él afirma que Israel practica el exterminio nazi contra los palestinos y eso, a los que se creen con el derecho exclusivo a lamentarse por el holocausto, no les gusta. Para muestra, un botón:
Finkelstein, hijo de supervivientes de la deportación nazi, denuncia incansablemente los métodos genocidas de Israel, que, amparándose en el sufrimiento de la shoah, perpetran contra el pueblo palestino financiados por el sionismo capitalista norteamericano. Aprovechan un dolor infligido por los nazis como si fuera algo que sufrieron en exclusividad, y no es así. Gitanos, testigos de Jehová, homosexuales, antifascistas de toda la gama ideológica, y, ya puestos, para reivindicarlos, exiliador republicanos españoles también sufrieron un horror del que no han sacado réditos como los sionistas. ¡Si hasta les dieron un Estado poblado por otra gente a la que decidieron expulsar mientras la ONU miraba para otro lado! Se creen impunes porque ellos, como los otros, sufrieron lo indecible. Lo malo es que se creen los únicos.
El poderoso sionismo nos adoctrina en "su verdad". Observen las diferencias.
Y los israelíes utilizan la idea perversa y podrida, como por ejemplo hacía la primera ministra Golda Meir, de que los palestinos (Terroristas, claro. Porque todos los que no acatan mi poder lo son) utilizan de escudo a sus hijos y que son futuros terroristas. Así soltó esta perla hipócrita donde las haya:
Lo que más odio no es que maten a mis hijos, sino que me obligan a matar a los suyos. Y, como Meir, todos los fascistas que han dirigido el Estado artificial de Israel (Ben Gurión, Shamir, Netanyahu, Sharon...)
Y así nos podemos encontrar estos días con infinidad de gente israelí que alienta y promueve la guerra y festeja las muertes de los árabes negando que sean humanos. Practican el nazirracismo con una alegría inusitada. Y así los israelíes se autoconvencen de su razón y posan en manifestaciones con viñetas de dudoso gusto entre las manos.
Propaganda legitimadora (Y luego dicen de los alemanes)
Los palestinos saben, como escribió Mourad, que no volverán a recuperar sus tierras y asumen la convivencia con los israelíes, pero ¿Y los hebreos? ¿Pueden ellos asumir tener palestinos como vecinos libres e sus mismas calles? No, aunque les ofrezcan trabajos de mierda que ellos no desean realizar y tengan que pasar cada día por el eterno y humillante control fronterizo para llegar a lo que fue el pueblo de sus abuelos.
Está claro que los territorios a colonizar por Israel están en expansión. Necesitan más tierra para todos aquellos que tienen derecho a hacer la "aliyah", que es el derecho de todo judío, sea de donde sea, de ir a vivir a su casa, aunque el terreno pertenezca a otro, y para eso se le expulsa y se le hacina en campos de concentración. Y ahora se necesita más.
Y entonces desaparecen tres adolescentes colonos hebreos y, aunque no hay pruebas de que sea cosa de Hamas, se empieza una ofensiva a lo tonto, pero la tontería significa la muerte violenta de cientos de palestinos. Pero intentan colarnos el hecho de que es justicia por una desaparición de adolescentes, aunque unas pocas semanas antes del incidente,
el director del Mossad hablaba, qué casualidad, de qué pasaría si "desaparecieran" jóvenes israelíes.
Tamir Pardo, director del Mossad (Artículo de Haaretz)
Y ya está, como se achaca la muerte de tres chavales a todos los palestinos, los atacamos y los expulsamos, y luego, justificando, justificando, puede que se llegue a la salvajada propuesta por el
¿intelectual? Mordechai Kedar, que, al igual que otros animales, como, por ejemplo, Queipo de Llano, de violar a las mujeres palestinas en masa para ¿pacificar, en serio? el asunto.
Y encima, discursitos como este no enviarán a Kedar a los tribunales como no se le envió al hijo de perra de Queipo de Llano.