jueves, 21 de enero de 2021
Paisajes impresionistas
lunes, 11 de enero de 2021
Carnavalada capitolina
Cada vez tengo menos tiempo para escribir, cosa que es lamentable. Y mira que salen temas, aunque ni voy a hablar del covid, ni del frío glacial propio de la estación, ni de las nevadas a las que no están acostumbradas en ciudades, aunque llevo días queriendo hablar del asalto al capitolio por una panda de blancos supremacistas fachorrepublicanos estadounidenses. Esa gente que va de carnaval disfrazada de búfalo, de soldado de la guerra colonial o de militar filonazi que se cree con más derechos que nadie a la hora de imponer, y digo imponer, su verdad sobre la realidad aparente. Lo malo es que esta verdad propia hinchada a base de bulos es otra contagiosa epidemia que asalta a fascistas de otras latitudes.
El asalto al congreso norteamericano, aunque pudiera parecer una carnavalada es algo bastante serio, aunque estoy convencida que muchos de los asaltantes lo creían tan serio como el incidente del cargamento de té del puerto de Boston que figura en los anales de la historia como el origen de la independencia de las colonias norteamericanas de la corona británica.
Carnaval adelantado.Ni Alexis de Tocqueville podría haber previsto semejante bufonada cuando escribía sobre la democracia americana allá por los comienzos del siglo XIX, cuando los useros iban de próceres de la democracia. Esto no es sólo cosa del desequilibrado de Trump. la cosa viene de más allá. En muchas zonas estadounidenses la derecha más recalcitrante, esa que ensalza el supremacismo del hombre blanco protestante, es la que pelea por recuperar esas parcelas del poder que siente cómo le comen otras ideas más modernas. Los soplidos a las brasas de ese majadero de Trump lo único que han hecho es eso: Avivar el fuego intolerante.
Los Dixies trumperos pasando por Washington.
Un asalto como el del día de reyes pasado no es algo que se haya improvisado, como es lógico suponer. La bravuconada del majadero saliente sólo fue la espoleta; el arma estaba cargada con anterioridad. Lo peor es la connivencia de las fuerzas del ¿orden? que no dudaron en desplegar al ejército y a la famosa guardia nacional cuando muchos fueron a protestar por el asesinato de George Floyd con el black lives matter, y, sin embargo, con la algarada ultraderechista de los tramperos, sólo había cuatro maderos mal pertrechados.
Y al final, un montón de chorizadas en el capitolio y una vergüenza suprema ante el mundo mientras ese majadero sale por la puerta de atrás sin un miserable atisbo de arrepentimiento. Es lo que pasa por dejar a los abusones en cargos de poder.