La familia Churumbel (Mis vecinos gitanos) se han ido de vacaciones con roulotte y todo. Menuda paz se respira porque ya no andan como el séptimo de caballería del general Custer escaleras arriba o abajo con portazos a todas horas. Y no es sólo eso, sino que por lo menos dejarán de enguarrar los rellanos con cáscaras de pipas ó colillas de tabaco. Porque son unos incivilizados y además cerdos. Sobre todo, el yerno, que no vive aquí, pero al que le voy a tener que decir que esté al tanto de la cosecha de girasoles que germinarán entre tanta tierra y pipa. Lo que no entiendo es que si la suegra del heredero "Facundo", que está recibiendo quimioterapia, está baja de defensas, nadie en esa casa se digne a limpiar este trozo común de su casa, que es un peligroso foco de infecciones, donde podría peligrar hasta la salud del virus H1N1.
Pero no son sólo los vecinos de puerta. La joven familia del 1º, tampoco parece preocuparse por el estado de su escalera. Se van a la playa con su hijita en el coche que les compraron a los Churumbel y se dejan a su perro (que es clavado al Ayudante de Santa Claus, ó botones de Santa Claus, según el capítulo de los Simpson donde hablan de su perro) entrando y saliendo del portal, ladrando lastimeramente al creerse abandonado. Tampoco les importa a la pareja que se ha comprado el piso y están de reformas, el yeso acumulado bajo su puerta se encuentra a gusto y nadie le molesta.
Somos pocos vecinos, y yo no soy una maniática de la limpieza, pero estoy hasta donde la masculinidad queda comprobada de tener que limpiar la mierda de los demás porque no aguanto el asco que me produce oler y sentir la porquería, y por un mínimo de mantenimiento higiénico y sentido común.
Marco
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Hace 1 hora