Llegó a casa abatida, derrengada, exhausta, pero el estómago rugiente gritaba que quería comer. La despensa, vacía ¿Cómo, si no? Semanas sin hacer la compra. Ni una triste miga de pan. El congelador en las últimas quizá guardase algún tesoro. Una bolsa casi vacía de arroz tres delicias congeladas, de esas que hay que calentar un rato en una sartén con unas cucharadas de aceite. No daba ni para un plato. Al fondo, arrinconada, una bolsa de risotto de setas. ¿Qué tal estará la mezcla?pensó, pero, en el fondo, le daba igual. Tenía tanta hambre que aunque supiera a rayos sulfurados lo engulliría sin hacer remilgos.
Ya no queda ni la lechuga lacia
"Qué triste comer sola", pensaba mientras acercaba el plato a la mesa. "La única voz que escucho es la de la tía que presenta el telediario y encima no me cae bien". Sola y hambrienta en una casa vacía. Vacía la despensa, vacía de calor humano. "Habrá que ir a comprar víveres, se decía, pero no tengo ganas ni de dar un paso" pensaba mientras fregaba los útiles de la comida. Se tumbó sobre la cama y fue vencida por el sueño.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 2 horas