Tengo un bló

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jueves, 10 de mayo de 2018

Curso del 86

La táctica del Estado para controlar la opinión pública, o lo que es lo mismo, secuestrar el espíritu crítico de la gente, es bombardear con noticias capciosas los medios, especialmente los de gran alcance, que no profundizarán en nada, para ganarse su conformidad. Ahora, resulta que son 500 los profesores a investigar por aleccionadores, y luego serán mil, y luego habrá que tomar el mando del sistema educativo de la región. 

A mí me suena mucho a "en las ikastolas se enseña a odiar a España", con la que al principio nos reíamos mucho en la tierra de las ikastolas hasta que vimos que ese bombardeo invasivo de opinión pública sin espíritu crítico, que es la mayoría, se lo creía. 

Y eso me ha traído a la memoria algo que me sucedió en el curso del 86. Estaba yo en lo que entonces era 7º de EGB, hoy día, 1º de la ESO. Tenía un profesor de la ribera de Navarra que era un gran profesor. Un profesor a la antigua, un buen profesor. Era la época en que se iba a realizar el referéndum sobre entrar a formar parte de la OTAN.  



En mi casa se hablaba de política con toda naturalidad. Mis padres eran absolutamente contrarios a entrar a formar parte de ese entramado militarizado que significaba ser los lacayos de EEUU, como se pudo ver muy poco después cuando el ejército yankee pidió usar espacio aereo español para atacar Libia. Por aquél entonces, además, el presidente yankee no era otro que el fanático Ronald Reagan. 

La mayor parte de los adultos de mi entorno tenían claro que iban a votar que NO a la entrada de España en la OTAN. Alguien de mi clase preguntó a nuestro profesor qué le parecía a él. Él dio su opinión, como la puede dar cualquiera. Me sorprendió que un hombre tan cultivado estuviera a favor del SÍ. Decía que él se sentía seguro formando parte de alguien que lo va a defender. A mis doce añitos me sentí algo decepcionada, pero también comprendí que cada uno tiene sus ideas que puede expresar libremente. Hoy día, a este buen profesor, el haber expresado su opinión delante de un montón de adolescentes le hubiera costado un expediente. 

Pero no nos aleccionó, ojo, él se limitó a darnos su opinión, la cual habíamos pedido. El profesor tenía la idea totalmente opuesta a la que yo me estaba formando, pero que no podía ejercitar en las urnas por quedarme más de cinco años para tener derecho al voto, sin embargo, a pesar de mi juventud era capaz de discernir. Y hoy, supongo, que pasará igual, aunque, por lo que se ve, hay más aleccionados por la tele que por los profesores.

3 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Un profesor dentro de un aula es siempre un educador y, entiendo que como tal, si emitió su opinión personal de entrar en la OTAN, también debería de haber expuesto la contraria en base a lo que opinan otros, de este modo se genera un pensamiento crítico dentro del aula.

Robin dijo...

Los progenitores están para algo, además de verter descendencia. La educación debe ser algo propio, familiar. Contrastar cada día lo que le dicen a tu churumbel en las aulas y ofrecer otra visión es imprescindible.

nineuk dijo...

Los intentos de educar aleccionando suelen tener efectos contraproducentes.