En estos días de explosión primaveral, primeros calores, golondrinas haciendo caprichosas figuras geométricas sobre los campos de trigo aún verde y de brotes en los vegetales, esos brotes verdes que no salen en la economía mundial, y ojo con la depreciación del "leuro" porque el dólar y la libra están en pleno ataque. En estos días que el ciclo de la vida vuelve y que Perséfone ha vuelto al jardín de sus padres pon el permiso machista de su esposo Hades, como no, señor de los infiernos, también vuelve a mí gente que hacía años no encontraba a mi paso.
Anteayer me llama una amiga (exjugadora de élite), antígua compañera de curro para que le redacte una carta pedigüeña de ésas que se me dan tan bien. Mi mitad dice que soy capaz de hacer que se salten las lágrimas al leerme (No sé por dónde tomármelo). Y en el facebook me escribe una amiga del pueblo (U) preguntándome si estoy enfadada con ella porque hace años que no la llamo. Para empezar os diré que soy la persona más antiteléfono del mundo y tener que marcar números de abonado me resulta un esfuerzo titánico.
La carta petitoria ya está y le ha parecido bien a mi exjugadora de élite. Sí que se me dan bien las cartas. Dando el coñazo pedigüeño hasta hemos conseguido que nos reemplacen el refrigerador. Y a U (Ioaeeeee...) la he tranquilizado como he podido. Qué tía más sensible, por Dior.
En fin, qué día más marciano tengo.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 2 horas