Estoy bastante desaparecida de este rinconcito por motivos laborales. No será por no tener ganas de escribir pero es que la realidad que nos rodea es demasiado absurda como para tomársela en serio, porque tomársela en serio sería tener que preocuparse cada cuarto de hora.
He decidido no escribir sobre la guerra a la que nos empujan desde este lado del bloque atlántico, porque a nosotros Putin no nos toca, culturalmente hablando, y sí el señor de posibles facultades mentales mermadas por causa de la edad que dicen que gobierna en Washington. Da asco el ver cómo nos manipulan una y otra vez intentando activar el deseo de la confrontación en la pobre carne de cañón que somos los reemplazables obreretes.
La última parodia bufa de los fascistas ha sido su festival de la caspa de este pasado fin de semana. Entre disfraces medievales y soflamas de lo más granado del asco internacional, hubo un grupete que amenizó la velada cantando cosas como "vamos a volver al treintaiséis". El facherío demuestra ser el colmo del esperpento con esos toreros portaestandartes, esos espadachines con escudos de tienda de los chinos, ese rey que parece un Melchor adelantándose a la cabalgata del 5 de enero. Una parada de los monstruos, vaya.
Pues querrán ir de serios, pero parece una payasada. El rey parece Melchor.No iba a molestarme en hacer una sola mención de ese desconcierto a ritmo de chumba-chumba, pero el despropósito de lo que cantaban los ¿artistas? me ha asombrado tanto que sólo puedo chasquear la lengua, mover la cabeza suavemente de derecha a izquierda en actitud negante para afirmar :Esta civilización se va a la mierda.
Y ante tal tesitura, una piensa que, mientras la vida no peligre...como en el 36 al que quieren volver los "fachastreet boys", no hay que tomarse en serio a según qué gente.
En fin, cosas veredes.