Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

jueves, 24 de noviembre de 2022

Días extraños

No me olvido del blog, aunque, por desgracia, no tengo demasiado tiempo para escribir. Tampoco es que el panorama esté como para hacerlo. No hay más que malas intenciones, desplantes, agresiones verbales y polarización. Y no solo en el aspecto sociopolítico y beligerante, sino en el día a día de la gente común. Desde luego, el covid y sus cuarentenas no nos ha hecho mejores, al contrario. Toda esa amalgama ha generado miedo, confusión, odio y egoísmo a raudales y lo estamos pagando...¡Y lo que nos queda por pagar!




Tanto caos e incertidumbre crea crisis, económica, ecológica, social...Nuestra forma de vivir se va por el sumidero, nos mienten a la cara y nosotros, rebaño de mansos borreguitos, no decimos ni pío mientras miramos de reojo el prójimo con recelo. 

Pero, a pesar de toda esta vorágine de estiércol que nos rodea, llena de purria orgullosa de despreciar la cultura y de apelar a la estampida del pelo de la dehesa, aún así, no nos han de dar un golpe de estado que nos fusile en una cuneta el sentido del humor. 

martes, 15 de noviembre de 2022

Marea blanca

 Es temerario poner a alguien irreflexivo como presidente de una región. En España, bautizadas como Comunidades Autónomas por obra y gracia de la LOAPA. Alguien que no piensa lo que dice es algo que debería atacar los nervios de cualquiera, pero, si además tiene responsabilidades más administrativas que puramente políticas, la cosa puede resultar grotesca.

Todos nos reímos mucho con las barbaridades que perpetra cierta presidenta de una comunidad autónoma, sobre todo, porque no es la nuestra y no la sufrimos. Lo increíble es que ese personaje bizarro ha sido dotado un poder que lo convierte en peligroso para la vida diaria de sus regidos. Ataca hasta la salud más básica. 

¿Mala gestión con algún fin crematístico?

Y no creo que sea una mala gestión "porque ha salido así", sin querer. Ojalá me equivoque pero esto suena a privatización por la jeta. Los centros de salud básicos y sus urgencias se quedan  mal atendidos y la población, que paga sus impuestos y sus cotizaciones, desprovista de socorro sanitario. Y me da que su próximo paso era entregar esos servicios mal atendidos (por mala gestión de la administración) a empresas privadas que asuman esos centros cobrándoselos a la seguridad social.  Huele a esto y huele muy mal.

La cara clown de la gestión política quizá oculte ese siniestro trasfondo privatizador. Ojalá me equivoque.


domingo, 6 de noviembre de 2022

Tiene usted demasiada edad para entrar al local

 Pues esto es que nos fuimos de cena unas cuantas compañeras este viernes con la excusa de que una de nosotras ha alcanzado el feliz estado de jubilada con todos los derechos y, además con una energía, gracia y salero que ya quisiera gran parte de la juventud. Éramos una media docena echando para arriba en edades comprehendidas entre la preceptiva sesentena y el tierno inicio de la veintena. Comimos y bebimos a gusto y con buen humor y decidimos echar una copita en un local de la misma calle al cual habíamos entrado en otras ocasiones con motivo de infinidad de ágapes, desde cenas de empresa navideñas, cumpleaños o alargamientos de la cervecita "afterwork" porque sí, la mayoría de las ocasiones, en épocas prepandémicas, todo hay que decirlo.

Total que el camarero de la taberna donde solemos acogernos para contentar el estómago ya nos avisó de que en aquél local ponían pegas a la gente que pasaba sobradamente de la veintena, pero decidimos ir a verlo con nuestros propios ojos con edad para la incipiente presbicia.

Llegamos al local y un joven barbudo plantado a la puerta nos invita a no entrar. Nos dice que dentro lo que hay es "ambiente universitario", un eufemismo que encuentro chusco porque le pregunto si dentro, en vez de bailar y beber se hacen sesudos debates sobre la repercusión de las directrices liberales de la escuela económica de Chicago y su peso en las dictaduras latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX. Hay que joderse con lo del ambiente universitario. Si es por eso, me paseo con mi titulito, así, por una vez en la vida, le doy utilidad.


La encargada del establecimiento ha salido a la puerta un momento y oye nuestra discursión. Obviamente, para no arriesgarse a una denuncia, nos cuenta que de ninguna manera nos puede prohibir la entrada (Sería un acto anticonstitucional, aparte de una marranada) pero que la gente de dentro tiene entorno a los dieciocho. Preguntamos si piensa que vamos a pervertir a la juventud, a pesar de que ya sean mayores de edad. Nos vuelve a salir con evasivas que lo que indican es que no ven con buenos ojos nuestra provecta edad. Preguntamos si es que tienen miedo de que tengan que usar desfibriladores para paros cardíacos de gente añosa. La situación es delirante y hemos bebido mucho, aunque no tanto para montar un pifostio, menos mal. Ante la estupidez de los argumentos que esgrime la encargada, rebatidos con gracia por nosotras, finalmente decide que pasemos, pero, nosotras preferimos anunciarle que no queremos dejar nuestro dinero de viejas a unos hosteleros que demuestran de una manera tan cutre esa gerontofobia.