Después de pasar el fin de semana en mi ciudad ayer me fui de excursión a Barcelona. Creo que es la primera vez que voy sola a una gran ciudad. He estado en algumas, pero siempre en compañía. Descubrí que sale más barato coger un billete de ida y vuelta en la renfe y un billete integrado de la zona 1 al llegar a la ciudad condal, que hacerlo desde la población de origen, que se considera zona 6. Menos mal que Barcelona no es Londres y zona 1 es todo el municipio, incluída la zona franca, que era donde tenía que ir.
Me bajé del rodalíes en plaza de Catalunya y "agafé" el metro hasta plaza de España. Allí pillé un bus a la zona franca, y luego otro que dejaba más o menos cerca. Casi me pierdo en mercabarna. Tenía que llegarme a la ZAL y hacer una entrevista en inglés. Estuvo entretenida la prueba y la chica que me evaluó era muy simpática. Me dio hasta su tarjeta, aunque le dije que me salía más cara la salsa que los caracoles.
Como no llovía y había una tranquila zona ajardinada allá mismo, me senté a comer viendo pasar los aviones que bajaban hacia el aeropuerto del Prat. La lluvia me respetó hasta las cuatro, aunque si eso es llover, no entiendo como imaginan el diluvio universal. Cogí autobuses y metros. No me gusta el metro de Barcelona, es sucio y huele mal. Londres en eso le gana por goleada. Sus metros tienen un aspecto más aseado. La gran ciudad me apabulle. No desearía vivir en una gran ciudad. Me quedo con una población chiquitita y tranquila. Las grandes ciudades están siempre en obras, son ruidosas, huelen mal y la gente es poco atenta, anónima y seria.
Desde el metro del hospital clínic, cubí por Comte d´Urgell casi hasta Maciá. Tenía una dinámica de grupo a media tarde, para trabajar de comercial en la caja de ahorros de toda mi vida. Llegué puntual y ya había allá tres chicas y dos chicos con esa imágen de lo que se espera de ellos. Vestidos con formal ropa oscura. Ellos americana y calzado incómodo, ellas chaquetas entalladas y serios zapatos de tacón discreto. Ni un piercing a la vista, ni un corte de pelo mal cuidado. Me sentía un poco fuera de lugar con mi cazadora vaquera, mi camiseta del carrefour, mis tejanos de mercadillo y mi inapropiado calzado deportivo. Al final éramos ocho. Hicimos dos jueguecitos que me hacían recordar "el método Grönholm", somo que en vez de ejecutivos de una gran empresa, optamos a ser unos pobres vendedores de productos bancarios. Algunos me daban la impresión de ser crías de tiburón. En fin. No me gustó el jueguecito ni me gusta el puesto. Ya veremos si paso la ronda.
En la calle hicimos corrillo todos nosotros. Me sorprendió la cantidad de ellos que prendió un cigarrillo. En fin. Me largué de una manera cortés y busqué la forma más rápida de llegar a casa para estar con mi amor y en un sitio tranquilo.
72 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián II (Perlas y
otras cosas)
-
Ya hicimos un repaso a la Sección Oficial, vamos ahora con las otras
películas. Empezamos con Perlas. Esta es la sección menos arriesgada
porque, como su ...
Hace 1 semana