Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

miércoles, 26 de febrero de 2020

Un coronavirus alarmante cada siete años

Hoy todo el mundo tenía en la boca el coronavirus de las narices. No, no os alarméis. Quiero decir que todo el mundo hablaba de él porque ya hay posibles casos de gente infectada en algún hospital cercano de referencia, pero llegará a haber, claro que sí, casos de infección por el covid 19 famoso tarde o temprano, como sigue habiendo gente que entra con la gripe A. Porque la gripe A sigue por aquí y a veces algún caso complicado por otros problemas asociados acaba en unidades especializadas como las UCIS.

El risk infeccioso.

El mentado coronavirus, que nadie sabe concretar cómo ha saltado a la Lombardía o al Véneto, dicen que es menos mortífero que la gripe. Para la gripe A se desató el pánico y el laboratorio Roche se hizo de oro vendiendo el remedio llamado Tamiflú. Los medios alarman, quién sabe con qué intenciones, y te aparecen los reporteros con mascarilla desgranando inquietantes datos. No quiero quitarle importancia al asunto, pero no se trata de la peste bubónica ni del ébola. Claro que puede ser peligroso, igual que lo es la gripe en pacientes de riesgo, pero se estima que el riesgo de infección no es excepcional.

Despiojando el vuelo comercial.

Más peligroso me parece la exposición a la mierda del vertedero tóxico de Zaldibar, pero de eso no te alarman. Nadie se acuerda de que otro coronavirus afectó hace ya siete años en el Oriente Medio y ya tuvimos otro foco de pánico que se expandió por la población vía Francia, esta vez. Nos tienen atontados con el miedo y esa sí que es una epidemia contagiosa.

Lo que más me choca de todo esto es que se acerca la gente con mascarillas y se las quita para hablarte, que lo he visto esta misma mañana. Eso sí que es una idiotez.

lunes, 24 de febrero de 2020

Tecleo compulsivo

Lunes, miro distraídamente el calendario de febrero y veo que me toca publicar en el blog de cine. Con esto de que apenas tengo tiempo para disfrutar desgranando paridas delante de la pantalla del ordenador, ni me había fijado. Terror. No tengo tema del cual hablar, así que tengo que tirar de memoria otra vez. Se me está agotando el repertorio de películas asimiladas por gusto. Tengo un libro a medio leer desde que me lo regalaron por reyes sobre el doblaje y el nacionalismo español, pero aún no le he sacado la esencia. ¿Qué hago? Es lunes y tengo que publicar para el viernes, y, para colmo de males esta semana voy a doblar turnos. Desolación.

Cartel al gusto de la época.

El miércoles echo un ojo a la peli en un ordenador sin audio. Menos mal que casi puedo declamar los diálogos sin equivocarme demasiado. El jueves tengo que preparar, como sea, y con la calidad que pueda, el artículo y, encima, vuelvo a doblar turno. Afortunadamente tengo bastante pericia en mis tareas cotidianas y soy capaz de hilvanar una redacción mientra cumplo mis funciones con diligencia, a pesar de la doble jornada.

¡Misión cumplida! A eso de las nueve de la noche, a punto de terminar mi jornada, que se ha alargado más de lo que debería por culpa de uno de mis jefes, soy capaz de dejar programada la publicación y respiro tranquila aunque extenuada. Menos mal que el viernes de carnaval, por pura coincidencia, es festivo en esta localidad.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Desastre ecológico

El País Vasco tiene un tamaño muy pequeñito aunque su densidad demográfica es notable. Así en la zona que delimita Gipuzkoa de Bizkaia cercana al valle del Deba, viven decenas de miles de personas. Eibar, Gipuzkoa, limita con Ermua, Bizkaia de una calle a otra y después de Ermua, si seguimos la autopista de peaje A8, con concesiones eternizadas, llegamos a Zaldibar, enclave municipal donde se ha registrado una catástrofe natural de dimensiones aún por evaluar, pero que es tremendamente grave. Eso sí, durante dos semanas las autoridades, encabezadas por el gobierno vasco, se han dedicado callar, sobre todo al principio, y a comportarse de una manera negligente y nefasta. (Noticia de Argia, en el párrafo siguiente, la de El Salto)

Desde que llegó por las vías sociales la noticia del derrumbe de una montaña (de basura) sobre la autopista de peaje, hace ya dos semanas, y la desaparición bajo toneladas de material desechado y peligroso de dos trabajadores, se ha tardado una eternidad en dar la cara. Pero eso no es lo peligroso.

Una empresa bien relacionada gana un concurso para habilitar un cementerio de material de desecho peligroso pero, a pesar de que no pasa las medidas de control, sigue almacenando residuos sin tomar las medidas de protección exigidas, y aquí no pasa nada. Años (mal)tratando material peligroso alrededor de 55.000 habitantes y nadie le pone freno. Sucede el desastre que entierra y mata a dos trabajadores y contamina pueblos enteros de dos provincias, y el señor lehendakari no da esa cara inexpresiva que se le exige. Sale, timorato, cuando no le queda más remedio quizá porque está a punto de comenzar la campaña electoral y quizá todo esto le va a restar votos, tanto a los jelkides, que siguen creyendo que el país les pertenece, y sus socios socialistas, que llevan la consejería de medio ambiente y, aún habiendo informes en contra, no han sido capaces de obligar a esta empresa a cumplir con las especificaciones del tratado del material peligroso.¿Será que un hijo de la familia dueña también tenía un pie metido en la política?

Dos semanas más tarde después de la catástrofe, el aire que respiran los vecinos y el agua siguen contaminados, las autoridades se han puesto tarde a trabajar, ¿Quizá esperando, en vano, que nada de este escándalo se hiciera público?, el silencio y el estatismo del gobierno vasco han sido vergonzosos y las protestas vecinales sólo han causado intimidatorias identificaciones por parte de las autoridades hacia los vecinos intoxicados y cabreados.

Protesta de un pueblo desprotegido.


Y si algo de esto se supo fuera del País Vasco fue por el suspenso del partido de primera división que se jugaba en Ipurua entre la S.D.Eibar y la Real Sociedad, derby guipuzcoano.  Si no llega a ser por la importancia nacional que se le da al fútbol, los medios españoles no mandan a ningún periodista a toser e intoxicarse a la zona del desastre.

Urkullu sale soltando disculpas y dos trabajadores siguen sepultados bajo toneladas de mierda tóxica manipulada sin ningún cuidado exigido a la empresa. Vergonzoso a la par que peligroso.


miércoles, 12 de febrero de 2020

Tiempos inmundos

Alarma mundial por una epidemia que mata más o menos como las gripes ordinarias, pero hay que crear miedo y, si se puede, joder a China, que es una amenaza para sus competidoras. Para empezar, las bolsas se resiente, el Barcelona Mobile World Congress pierde participantes y algún laboratorio millonario sacará in extremis una vacuna tipo tamiflú a un precio exorbitado por dosis.

En España hay cabreo porque se vota, con éxito, una ley sobre la eutanasia que a los que piensan que su vida vale más que las de los inmigrantes les parece indignante y es que ser provida sólo es en caso de que se sea europeo y cuanto más rubio, mejor.

Haciendo esfuerzos para que los brazos no se levanten a la romana.

Los de ese partido fascista que odia a los árabes, pero no su dinero, siguen haciéndose publicidad y ganando adeptos mononeuronales. Si os fijáis en la trayectoria de sus candidatos os encontraréis con que habitualmente descienden de familias de clase acomodada, que sus abuelos estuvieron en el bando ganador, que se han formado en colegios que adoran a un santo con prelatura personal de esos que promueven la segregación por género, que han pasado por universidades de pago del entorno de esa misma prelatura personal y que aspiran a ser la nueva generación de los cuadros de mando de este que siguen creyendo, por tradición familiar, su cuartel.

En fin, que nos está quedando un final de década precioso.

viernes, 7 de febrero de 2020

Dos baladas potentes

Hace mucho que no dedico un viernes a un tema musical. Hace tanto que esta vez colgaré dos. Dos temas musicales que tienen ciertas semejanzas, salvando mucho las distancias. Dos piezas que encajan en las llamadas "power ballads", o baladas potentes, y es que están interpretadas por aguerridas bandas de música heavy.  Dos piezas que hablan de recuperar un amor ¿Quién sabe si por la decepcionante actitud pasada del que implora volver? Parece como si los más heavies no fueran capaz de comportarse de una manera más razonable desde un principio y la persona a la que cantan se hartara tanto que los mandara a soasar brotes trigueros.

I'm still loving you (Scorpions)

Este grupo alemán sacó este famoso tema en 1984. Compuesto entre el guitarrista, Rudolf Schenke y el cantante, Klaus Meine, los únicos que siguen incombustibles en la banda desde hace más de 50 años, se dice que tardaron más de seis años en incorporarlo en un disco. Enseguida fue todo un éxito, sobre todo en Francia, donde se cuenta que fue uno de los causantes del aumento de partos del año 1985.



Sea lo que fuere, este tema, y "Wind of change" son dos de los temas más famosos de Scorpions. Dos baladas potentes para un grupo heavy.

Laztana (Latzen) (Letra y traducción, por si alguien tiene curiosidad)

Doce años después del temazo de Scorpions, un grupo de rock-metal guipuzcoano sacó una balada con sonido guitarrero pero también muy sentimental. Creo, sinceramente, que es uno de los mejores temas, si no el mejor, de balada heavy que ha salido de Euskalherria.



Si algo tienen que ver ambas baladas metálicas es que son de una sensibilidad inusitada dentro de un sonido tan potente como es el rock duro. En ambas los cantantes imploran a la persona interpelada una nueva oportunidad para enderezar tanta torpeza pasada. Ambos temas son de una belleza chocante.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Mensaje de texto

La modernidad es pasmosa. Hace un mes fui al banco de sangre del hospital a donar 400 centímetros cúbicos propios. Bueno, ir, ir, no fui; ya estaba allí. Por un día dejé de ser cafefílica activa y fumadora pasiva para volver al lugar al que no acudía desde que entré a trabajar a ese mismo lugar. Lo que son las cosas: Tan cerca y tan lejos.

Pues eso, que de tensión bien, que no tengo anemia ferropénica, cosa que me suele perseguir de tanto en tanto, y pude contribuir. Todo como siempre, pero ahora se moderniza la cosa. Aparte de que ya no te pinchan el dedo para ver si andas potable de hierro, con lo que duele eso, hay otra modernez que me suliveya: Me llega del banc de sang i teixits de Catalunya un mensaje de texto al móvil diciendo que mi sangre está siendo utilizada en un paciente del hospital de Bellvitge.

El otro extremo del hilo es el móvil.

 Me quedé mirando el mensaje mientras pensaba que no sé si quiero una información tan precisa. Está bien que te hagan sentir útil y quieran involucrarte en el proceso dándose a conocer y explicando usos y aplicaciones, pero choca un poco, aunque quieran hacerse cercanos y pretendan que te sientas participativo. En este mundo de leyes de protección de datos sorprenden estos avisos.