Tengo un bló

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miércoles, 19 de febrero de 2020

Desastre ecológico

El País Vasco tiene un tamaño muy pequeñito aunque su densidad demográfica es notable. Así en la zona que delimita Gipuzkoa de Bizkaia cercana al valle del Deba, viven decenas de miles de personas. Eibar, Gipuzkoa, limita con Ermua, Bizkaia de una calle a otra y después de Ermua, si seguimos la autopista de peaje A8, con concesiones eternizadas, llegamos a Zaldibar, enclave municipal donde se ha registrado una catástrofe natural de dimensiones aún por evaluar, pero que es tremendamente grave. Eso sí, durante dos semanas las autoridades, encabezadas por el gobierno vasco, se han dedicado callar, sobre todo al principio, y a comportarse de una manera negligente y nefasta. (Noticia de Argia, en el párrafo siguiente, la de El Salto)

Desde que llegó por las vías sociales la noticia del derrumbe de una montaña (de basura) sobre la autopista de peaje, hace ya dos semanas, y la desaparición bajo toneladas de material desechado y peligroso de dos trabajadores, se ha tardado una eternidad en dar la cara. Pero eso no es lo peligroso.

Una empresa bien relacionada gana un concurso para habilitar un cementerio de material de desecho peligroso pero, a pesar de que no pasa las medidas de control, sigue almacenando residuos sin tomar las medidas de protección exigidas, y aquí no pasa nada. Años (mal)tratando material peligroso alrededor de 55.000 habitantes y nadie le pone freno. Sucede el desastre que entierra y mata a dos trabajadores y contamina pueblos enteros de dos provincias, y el señor lehendakari no da esa cara inexpresiva que se le exige. Sale, timorato, cuando no le queda más remedio quizá porque está a punto de comenzar la campaña electoral y quizá todo esto le va a restar votos, tanto a los jelkides, que siguen creyendo que el país les pertenece, y sus socios socialistas, que llevan la consejería de medio ambiente y, aún habiendo informes en contra, no han sido capaces de obligar a esta empresa a cumplir con las especificaciones del tratado del material peligroso.¿Será que un hijo de la familia dueña también tenía un pie metido en la política?

Dos semanas más tarde después de la catástrofe, el aire que respiran los vecinos y el agua siguen contaminados, las autoridades se han puesto tarde a trabajar, ¿Quizá esperando, en vano, que nada de este escándalo se hiciera público?, el silencio y el estatismo del gobierno vasco han sido vergonzosos y las protestas vecinales sólo han causado intimidatorias identificaciones por parte de las autoridades hacia los vecinos intoxicados y cabreados.

Protesta de un pueblo desprotegido.


Y si algo de esto se supo fuera del País Vasco fue por el suspenso del partido de primera división que se jugaba en Ipurua entre la S.D.Eibar y la Real Sociedad, derby guipuzcoano.  Si no llega a ser por la importancia nacional que se le da al fútbol, los medios españoles no mandan a ningún periodista a toser e intoxicarse a la zona del desastre.

Urkullu sale soltando disculpas y dos trabajadores siguen sepultados bajo toneladas de mierda tóxica manipulada sin ningún cuidado exigido a la empresa. Vergonzoso a la par que peligroso.


2 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Para los futbolistas el aire era malo, por eso no se jugó el partido; para los ciudadanos, no hay peligro, jeje, ¿nos es para mearse y no echar gota?.

Robin dijo...

Luego quieren que les creamos cuando dicen que "está todo controlado"...y una 💩