Hoy hace noventa años que se proclamó la segunda república española. Muy temprano, el 14 de abril de 1931 los concejales socialistas de la ciudad fabril de Eibar (Gipuzkoa) colgaron la tricolor en la fachada del ayuntamiento. La República pudo haberse convertido en una venerable nonagenaria, pero la mataron joven quienes no podían tolerar que sus privilegios pudiera alcanzarlos casi cualquiera que para ellos era inferior.
Plaza Unzaga, Eibar.A la República la mataron quienes veían intolerable que se democratizaran leyes y libertades. ¿Qué era eso de fomentar escuelas públicas para niños y, sobre todo, niñas de clases desfavorecidas? ¿Por qué tenían que aprender a leer y aspirar a un mundo mejor esos a quienes se les negaba una mejora de sus condiciones de vida? Y, sobre todo, ¿Cómo se osa disputar a la iglesia la educación de los niños, y, además, en qué condiciones? La iglesia se vio atacada, sobre todo en el monopolio educativo.
Tampoco había una desamortización como en la época del llamado Mendizábal, pero sí que se intentó poner ciertas limitaciones, aunque fueran tímidas, al latifundismo meridional que mataba de hambre a los campesinos. Para eso se esbozó una tímida reforma agraria que los que poseían privilegios desde el antiguo régimen conseguidos a base de, un suponer, ir matando flamencos en los Países Bajos, no veían con buenos ojos.
El bien para muchos molestaba a otros
No pudiendo tolerar las moderneces que harían mejorar la vida de los obreretes, que pudieran tener, qué se yo, unos sueldos decentes en unos trabajos en condiciones decentes, con acceso a la cultura, estudios, higiene o luz eléctrica, que las mujeres no tuvieran que depender de los varones para vivir, que pudieran votar, porque podían ser electas pero no electoras, los privilegiados que ansiaban continuar siendo dueños exclusivos de estos, montaron un golpe de estado con el fin de dar un escarmiento a esos pobretones que querían ser señores. Lo del escarmiento no lo digo yo, que lo dijo el general Mola, urdidor del golpe.
Y las cosas no han cambiado nada en estos 90 años, ni a nivel local ni a nivel planetario. Los privilegiados harán cualquier cosa para mantener celosamente sus prerrogativas en exclusividad. Menos mal que tal y como dirigen algunos este país, cada vez hay más republicanos.