Como no me apetece demasiado hablar de las barbaridades que perpetran los políticos nacionales, sobre todo ciertas presidentas de comunidades capitalinas, voy a dedicar el post de hoy, aprovechando que tengo el día de fiesta, a dos temitas que durante la transición española, esa no tan modélica por mucho que Victoria Prego lo publicite, fueron adaptados por los ciudadanos de ciertos enclaves contestatarios como canción protesta.
Portada de un libro cuyo título fue clamor popular en aquellos años convulsos y nada lejanos.Allá por finales de los 70 una cantante británica de voz rasgada se dio a conocer por medio mundo, incluida esa España tardofranquista. Una de sus canciones, "It's a heartache" pegó fuerte incluso en este país tan "tímido" para los idiomas que no son el román paladino.
A finales de los 70 este dolor del corazón sonó con la particular voz de la Tyler y las txarangas, las bandas de música callejeras que ponen la banda sonora de las fiestas populares, adaptaron el tema para los jolgorios patronales populares. Y, claro, como aún estaba prohibidísimo por las rancias autoridades franquistas eso de exteriorizar banderas regionales, amén de otro tipo de muestras culturales prohibidas expresamente por el régimen, muchas de esas fiestas eran interrumpidas a golpe de porra por uniformados de gris o de verde. Así que la gente transformó el "it's a heartache" de Bonnie Tyler en "Que se vayan" (Los maderos, obviamente). Bueno, a Pablo Casado también se lo cantaron no hará mucho en unas fiestas populares.
Y solía ser habitual escuchar la melodía con la letra: " Que se se vayan, diles que se vayan, diles que se vayan para no volver. Que se vayan, diles que se vaya, diles que se vayan, de una puta vez".
Poco después, una rubia italiana se dio a conocer en España trayendo canciones alegres y marchosas. La cantante, que no era otra que la boloñesa Raffaella Carrá, bailaba con el ballet zoom de rtve y pegaba golpes de nuca con sus alegres tonadas.
Y no se sabe por qué, su tema "adiós, amigo", que tan bien se amoldaba a las txarangas de las fiestas, acabó teniendo una letra paralela que venía a decir exactamente lo mismo que el tema de Bonnie Tyler. Si las frases eran las mismas, cambiaba la despedida: "Adiós, civiles. Grises, también, iros pa'España, iros pa'España de una puta vez".
Hasta Eloy de la Iglesia la introdujo en la banda sonora de su película "el pico"
Tal y como acababan muchas fiestas locales por la irrupción de la policía en aquellos convulsos años, gracias a la suerte, quizá, no hubo desgracias más serias, aunque en el recuerdo quedan las sirenas de las lecheras disolviendo verbenas que no se metían con nadie. Quizá todo eso producía el efecto contrario y por eso se cantaba a los repartidores de leña. Muestra de txaranga en fiesta patronal:
Sendos temas de estas dos damas de la canción han sonado durante años con inusitada frecuencia como protesta por el uso indiscriminado de la violencia menos legítima de lo que el señor Max Weber definía.
2 comentarios:
Mucha charanga y mucha Rafaela, pero con la voz ronca y aguardentosa de la Tyler ya te entraban ganas de liarla.
Saludos
La verdad es que siempre me he preguntado cómo se crean esas bodas tan curiosas entre un slogan y una canción. La canción de la Tyler tiene connotaciones muy tristes para mí. La interpretaba una amiga a la guitarra con maestria. Luego se enganchó al jaco y murió. También muy de la época.
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