Los Holmes superdotados

Ante los estragos de la triste actualidad y de cómo los medios disfrazan las cosas para confundirnos y lograr formar una opinión pública predecible y equivocada, aunque la gente se crea en posesión de la verdad más absoluta y más listos que nadie, alguien apuntó en la conversación "sí, como una convención de superdotados", y a mí se me ocurrió, "eso, superdotados como los Holmes". Y la mesa se quedó mirando a la espera de aclarar qué Holmes eran aquellos.

La cosa estaba dividida; había quien acertaba a ver lógica la comparación por el cerebro superdotado del detective Sherlock Holmes, por otro lado, estaban los que habían comprendido que la superdotación se debía al miembro viril y herramienta de trabajo del malogrado John Holmes.

Basil Rathbone, the only one


Sherlock y John, cada uno superdotado a su manera. Claro que Sherlock, con una mente preclara y una lógica deductiva brillante no deja de ser un personaje de ficción creado por Arthur Conan Doyle y el malogrado John, que siempre fue un pobre basura blanca, hijo de un hogar roto en el que su padre adoptivo que le dio el apellido también vomitaba sobre él la indigestión de sus borracheras, no hizo sino dar tumbos por la vida hasta que un mirón de urinario y fotógrafo lo invitó a adentrarse en el proceloso mundo del cine porno.

Sherlock se inyectaba morfina y el pobre John se pasaba el día esnifando coca para poder seguir actuando en películas guarras y es que no era fácil mantener una erección de sus treintaytantos centímetros. Que se lo digan al médico de Fernando VII, que tuvo que inventarle un cojín con un agujero en el centro para poder mantener la erección para poder preñar a la reina, su cuarta esposa, y sobrina, María Cristina de Borbón, con acierto en dos ocasiones: Isabel II y la infanta Luisa Fernanda, pero esto es otra historia, que me lío.

John Holmes, en los títulos de crédito de vacaciones en el mar. 


A Sherlock Doyle lo despeñó por unas cataratas suizas porque ya estaba harto de escribir novela de intriga, pero los lectores le dieron tanto la murga que tuvo que reinventarse una resurrección. El pobre John, que era real, tuvo un final lamentable. La degeneración de las drogas lo empujó a la vida delictiva y al crimen, y, por si fuera poco, murió a consecuencia del sida a los 44 años a finales de los 80. Oficialmente, no sea que alguien se espante en ese mundillo del folleteo rodado para pajilleros, contrajo la enfermedad por vía drogaína, pero quienes le conocieron bien juraban que este Holmes no se pinchaba porque tenía pavor a las agujas.

De Sherlock Holmes hay infinidad de libros, películas y series, sobre John Holmes, aparte de su propio trabajo pornográfico, hay un par de pelis que hablan de él, "Boogie nights" y "Wonderland".

Lo dicho, los Holmes, dos superdotados.