¡Qué listos los finlandeses! Cogieron a Papá Noël y lo nacionalizaron empadronándolo en el Polo Norte, así, sin sonrojarse, que bastante rojo es el traje del personaje. Se apropiaron de San Nicolás de Bari. De Bari, no de Helsinki, y montaron toda una industria que incluye gran infraestructura turística: Museos, parque de atracciones, hoteles...Todo por los niños. ¡Ja! no funciona pagar con chuches.
¿Joulupukki o San Nicolás?
Pero vayamos atrás. San Nicolás de Bari, que no pisó Bari (Italia) en su santa vida, ya que el tío era un paisano de Anatolia, hoy, Turquía. Vivió en el siglo IV y fue Obispo. Tenía su importancia, ya que participó en el concilio de Nicea defendiendo la divinidad de Cristo, porque, debéis saber que había gurús cristianos que pretendían despojar de la parafernalia divina al llamado hijo de Dios, como hacen las otras religiones del libro, que sólo lo consideran un profeta. Pero San Nicolás abogó por la santidad del niño de Dios,y quizá ese sea uno de los fundamentos de por qué se le considera el paladín de la navidad.
Icono de San Nicolás, el obispo
Total que, como murió un 6 de diciembre, o eso dicen, se le venera este día en el resto del mundo. Aquí su festividad se ve mermada por ser el día de ese libro lleno de artículos que se aplican según convenga. Si le llaman de Bari es porque, cuando los otomanos empezaron a dominar toda la Anatolia, agarraron los restos de su tumba y se los llevaron a esta ciudad italiana.
Este San Nicolás es el que la tradición holandesa tiene como embajador de la navidad de Cristo que la anuncia y reparte los regalos entre los niños tulipaneros. Para los holandeses, que no andaban muy duchos en geografía, San Nicolás viene de España y viaja con su acólito Pedro el negro, que es el personaje que te regala carbón si te has portado mal, y es que el chantaje a los niños funciona de toda la vida de Dior e Yves Saint Laurent.
San Nicolás llegando a Amsterdam para buscar un cofee shop
Y, como ya he dicho en otras ocasiones, Nueva York antes de ser británica se llamó Nueva Amsterdam y era una ciudad eminentemente holandesa en el continente americano. Los neoamsterdaneses mantenían sus tradiciones de venerar a su Sinterklaas, que es como llaman a San Nicolás o Saint Nicklaus, y de ahí, el escritor Washington Irving, unos siglos después, desgranó la leyenda de "Santa Claus". Un siglo después, la coca-cola lo viste de rojo y lo internacionaliza.
La chispa del negocio
Y luego vienen los finlandeses y le cambian el nombre al pobre San Nicolás, also known as "Papá Noël" o "el viejito pascuero", llamándolo Joulupukki. ¿Yuluquéee? Y se montan la historia del polo norte, los renos, el trineo, los elfos esclavizados, la mujer de Santa y la madre que los echó al mundo.
La siniestra familia de Joulupukki
¡Pobre San Nicolás! de ser un hombre de iglesia a ser un anciano obligado a currar toda la campaña de navidad ininterrumpidamente, casado, con empresa, pasando un frío que para qué soportando el pestazo a reno, alguno de los cuales lleva una luz led en el hocico.
El barco se llama Spanje, como Bob Spanje, jaaajaja.
Lo cachondo del asunto es que los holandeses lo tienen como inmigrante español, y es por eso que los españolitos que van con él son más negros que el betún, pero Sinterklaas, no. ¡No jodamos! él es el hombre blanco, bwana. ¿Sería albino?
Pedro el negro, típico español de la meseta, según los holandeses
Y en España, como país latino, los regalos eran cosa de los reyes magos hasta que la industria juguetera y la mafia de las colonias y el papel de regalo nos introdujeron al viejo del pijama rojo vía Francia. ¿Pues no llamamos al anciano Papá Noël, es decir, Papá Navidad? ¿Qué cosas, eh?
Marco
-
Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 2 semanas
2 comentarios:
Interesante relato. Tan retorcido como cualquier pasaje de la política.
Y, dato curioso, no sólo en otros países la "j" se pronuncia "i": también en este: https://es.wikipedia.org/wiki/Santa_Olaja
Publicar un comentario