Estación de Sants, días previos a la nochebuena. Aquello es un incesante tránsito de hordas provistas de maletas y bultos. Hay una cola inmensa para entrar a la zona de trenes de larga distancia, como unca había visto. La cola la propicia el escáner de las maletas. De las maletas, bolsos y abrigos. En la cola, un segurata con los brazos en jarras y pistola al cinto recita en bucle "introduzcan en el escáner abrigos, bolsos, mochilas y equipaje". Y yo, borrega del rebaño, me siento sospechosa. Por nuestra seguridad, todos, absolutamente todos, somos tratados como maleantes que deseamos atracar el tren, poner una bomba o algo similar. Tu abrigo es sospechoso, tu bolso contiene un armma, tu maleta lleva explosivo. Y así, en la cola, vas haciendo un número torpe del circo del sol, malabares, concretamente, tiras del trolley, sujetas el bolso con los dientes y la mochila con un dedo, mientras te quitas el abrigo para no entorpecer la incesante marea de sospechosos que te suceden. ¡Mierda, no me he acordado de dejar la navaja suiza en casa! la llevo en el bolso, como siempre.
Un día sin colas en los escáneres de Sants. El día que pongan arcos de seguridad, me cago más en ellos.
Y tú haces el paripé lo metes todo en esos escáners que parecen una máquina de cadena de montaje, con su cinta transportadora y su canesú y te acuerdas de tu primo que dice que, como está harto de ser un número en la lista de espera de la seguridad social, va a pasarse un día de estos por el escáner del aeropuerto para que le miren las lumbares. Humillada, recoges tus cosas de mala manera y te apartas para no entorpecer a tus compañeros casuales del momento mientras sujetas la mochila con tus tobillos, agarras el bolso con los dientes, te pones el abrigo, y controlas la maleta...Y mientras tanto, el indolente segurata sentado delante del escáner bosteza mientras sigue mirando al techo. Hale, otra vez tu navajita Victoria sale indemne, como siempre. Menos mal que en el resto de estaciones no hay escáneres ni paripés por el estilo, sólo en Sants, para hacerte sentir la persona borrega más buscada.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
2 comentarios:
Recuerdo mis días en Madrid, queriendo viajar sin haber hecho reserva días antes: no hay billetes en ningún tren, ni en ningún autobús, y no hay tela para un avión; grupos de desconocidos se ponen de acuerdo para tomar un taxi que los lleve a Valladolid para, una vez allí, cambiar a un bus o un tren; pérdidas de tiempo y de paciencia; desatención, desprecio...
Solución: tomar el tren en otra estación. Más incómodo sin duda, pero más freedom.
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