Prensa canalla

No es nada nuevo decir que la prensa está al servicio de la empresa privada y de las autoridades, que también están al servicio de la empresa privada, sobre todo por si luego cae un jugoso sillón en un consejo de administración, una vez dejada la política.

Esta mañana, al oír las noticias, me ha quedado nítido por un par de noticias que nos repiten hasta la náusea. De la de los presos políticos de Cuba, dicho delante del yankee que tiene, entre otros muchos presos políticos a Mumia Abú Jamal, o todo Guantánamo, ya que está en la isla, no voy a comentar nada, porque la hipocresía del invitado y sus perros con micrófonos en casa del anfitrión ya lo dice todo.  Españoles: ¿Sabéis quién es este hombre de la foto?

Preso político por el que nadie pregunta

Voy a hacer una reflexión sobre la machacante noticia del trágico accidente de Amposta. Chicas estudiantes de Erasmus, extranjeras, por supuesto, y eso pone el esfínter tenso a las autoridades, ha sufrido un accidente llevándose por delante la vida de personas jóvenes, que siempre es más trágico que si mueren los jubiletas del imserso. Más si son guiris. Desde el domingo, que oímos avances informativos, enviados especiales y sólo falta que nos narren las autopsias, se encargan en dejarlo muy claro, aunque nada se sepa, que el fallo es del chófer, un señor que lleva toda la vida al volante y nunca ha tenido percance alguno. Siempre, por delante, el error humano del chófer. El volantazo. Pero omiten dos cosas.

Primero: En esa "maravillosa" autopista de peaje, el domingo, de madrugada, llovía bastante. No pueden decir, claro está, ya que las carreteras de pago con concesiones "elásticas", están siendo muy criticadas, que el asfalto de la zona quizá no recoja bien el agua.

Segundo: El alcalde del lugar, quizá se les escapó a los del la TV3, porque no volví a oírlo, mencionó que aquella zona era un lugar trágico por la cantidad de accidentes ocurridos.

El peaje tiene que quedar libre de toda sospecha, claro.

No, no, por Dios, hay que echarle mierda al chófer, sea o no el culpable. Igual que al conductor del metro de Valencia y al del tren de Santiago. No podemos asumir la responsabilidad de las empresas viarias, ni del metro y renfe (O adif) ahorrando balizas, ni de Abertis, dueña de cobrar su autopista, aunque el mantenimiento sea una cutrez. El chófer tiene la culpa y se le condena desde los medios, aunque bastante tenga ya el pobre hombre física y anímicamente.

Se está juzgando a los conductores para limpiar a las empresas. Los profesionales de transporte público deberían tener en cuenta, como plus de peligrosidad, la mierda de los medios de comunicación azuzados por las empresas indolentes.