La previsión meteorológica funesta del fin de semana era la propicia para ir a ver "Ave César" en esos cines roñosos del centro comercial por los que pagas un dineral la entrada, y cuando accedes a la sala, el aroma de polvo y palomitas rancias te golpea en todo el hocico, cosa que no es lo peor, porque un operario se ha estado diez minutos con la escoba dentro y, cuando pasas a la sala el suelo está pringoso, hay palomitas por todas partes y las butacas están llenas de migas ¿Qué narices ha hecho durante diez minutos, pasearse por toda la sala como si estuviera jugando al quiddich? Claro que no lo culpo. No sé lo que cobrará como acomodador-limpiador del cine, pero, desde luego, eso no es trabajo sólo para uno en diez minutos entre peli y peli.
El pestazo a polvo y cerrado de todas las salas no es de sólo un día. Eso lleva sin lavarse y desinfectarse desde que los cines eran baratos. Los lamparones en las butacas a mí no me dejan tranquila. He pagado por sentarme en una butaca llena de palomitas y manchas, prefiero no saber de qué. ¡Si hasta la pantalla luce lamparones!
Sí, es verdad, la gente es muy guarra y lo tira todo por todas partes sin pudor alguno sabiendo que no tiene que limpiarlo y sin importarle una mierda los que vengan detrás. Eso dice mucho de la educación que traemos de casa. Una educación guarra, egoísta y mezquina.
La gente es muy cerda.
Es el único cine que queda vivo en esta ciudad de setentaypicomil almas. El único al que acudir si quieres ver una peli exhibida en salas comerciales, porque si no, te toca el exilio y pagar la gasolina. Tienen a un montón de vendedoras de palomitas y refrescos, esas cosas que manchan las butacas, pero nadie que limpie las salas, no ya entre sesión y sesión, sino los ratos en que está cerrado al público.
Un cine que es una guarrería, que huele mal y que te matan de frío, por cierto. Tú pagas una pasta para no sentirte a gusto durante la proyección.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
2 comentarios:
No soy un asiduo del cine en pantalla grande, de todos modos en mi ciudad, Granada, cuando voy los veo aceptablemente limpios.
Saludos
No puedo con los cines palomiteros. Suelen estar llenos de adolescentes ruidosos, de gente que comenta la película o, peor aún, da patadas a las butacas de enfrente. Prefiero los cines pequeñitos de v.o. aunque ahora, por culpa de Netflix, casi no voy al cine.
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