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miércoles, 21 de noviembre de 2012

La serie B de la historia: El puente de Miluce.

En la ciudad de Pamplona hay un puente sobre el río Arga, a la altura del barrio de San Jorge-Berriozar que es el puente de Miluce. Cuenta la leyenda, recogida por Iturralde y Suit que allá por la edad media había un joven rey de muy mal carácter que se llamaba Carlos II, sobrenombrado, el malo. Nada que ver con el Carlos II el hechizado, justito de entendederas por causa de la endogamia feroz de la casa de Habsburgo que reinó la corona de Castilla y Aragón en el siglo XVII.

El puente de Miluze, de origen romano. El actual, del XIX.

Este Carlos II de Navarra (Los reyes de Navarra no se computan como reyes de España, por lo visto, porque no los cuentan. Ni los Carlos, ni los Felipes ni los Luises) era malo, pero malo de verdad según sus enemigos, vivió en el siglo XIV y, como muchos reyes de Navarra, pertenecía al linaje de los reyes franceses, éste, concretamente a la casa de Évreux. Si Carlos II no fue rey de Francia fue porque su madre, la reina Juana, heredera del trono, era mujer, y ya se sabe que los gabachos eran unos misóginos de campeonato. La ley sálica,que también se adoptó en España porque los Borbón son bien franceses, aunque el actual sea romano de nacimiento, sigue campando en la actualidad a pesar de que contradiga a la mismísima constitución.

Carlitos II, el malaleche.

La leyenda dice que en 1351 los nobles navarros se quejaron al rey Carlos del trato que los emisarios reales les dieron y de la subida abusiva de impuestos. Así que el rey Carlos los citó en aquél puente y los hizo ahorcar en él. Los colgados, como acto natural, mostraban sus lenguas fuera por efecto de la asfixia, de ahí el nombre del puente: "Miluce", ya que en euskara mihi es lengua y luze, larga. Así es conocido desde siempre: El puente de la lengua larga.

Claro que esta es sólo una leyenda. Carlos II más que malo, sobrenombre que le dieron los franceses, lo que fue es algo chulo, sobre todo al principio de su reinado. Más correcto es el término toponímico de Amil luze para el lugar, que viene de amil (barranco) luze (argo), y que era un nombre por el que ya se conocía el sitio antes de que Carlos II se dedicara a colgar navarros en su puente. Pero no me negaréis que la leyenda es curiosa. Quizá porque la lengua fuera te deja sin palabras.

5 comentarios:

Hei Jei dijo...

que me aspen! me has dejado boquiabierta y sin palabras... menos mal que todavía respiro ;)

Moniruki dijo...

Directa que voy a contárselo a mi prima (que es de Pamplona)
Oye, me ha encantado. Estas curiosidades de la histoia me gustan mucho, mucho...

maslama dijo...

¡hay que ver como enriquecen estas historias el paisaje! si alguna vez paso por allí, el puente de Miluce ya no será para mi un puente más

gracias por compartir la anécdota, he disfrutado leyéndola :)

ROSA M. dijo...

Dicen que toda leyenda arranca de un punto de verdad.
Gracias por compartir estas historias Juli,

Paloma Peña dijo...

Me ha encantado esta historia-leyenda. Siempre hacen de un lugar algo especial.