Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

lunes, 5 de noviembre de 2012

Joven aunque sobradamente desinformado

A primera hora de la mañana todos se acercan a fichar al control de la fábrica. En la mesa auxiliar que hay al lado del tablón de anuncios alguien ha dejado unos pasquines racistas editados por un oscuro partido nazi residual. Pablito, que es un chico presumido que desgasta los espejos porque, para algo que tiene en la cabeza, que es el pelo, lo vigila para que no se pierda su único valor craneal, coge un pasquín y lo lee, aunque no se sabe si lo comprende, a pesar de que está dirigido a descerebrados como él.

Baja a las máquinas del piso de abajo y se dirige a la delegada sindical.
   - ¿Así que hay que destruir la mezquita, no?- le pregunta a ella. Por supuesto ella no sabe de qué habla Pablito, así que se decanta por la pura lógica.
   - Y las iglesias que haya en proporción. ¿De qué me estás hablando, Pablito?
   - De los panfletos de arriba.
   - A saber quién ha dejado esa basura ahí.
   - ¿No has sido tú?- inquiere Pablito, dejando ojiplática a la delegada.
   - ¿Yo, y por qué iba yo a dejar esa mierda ahí?
   - Ah, no sé, como eres la delegada sindical.
   - ¿Y qué tiene eso que ver?
   - Que igual es cosa de tu partido.
   -¿Qué partido? Los sindicatos no son partidos, y menos, neonazis.
   - Ah, yo que sé, para mí son iguales.- Argumenta Pablito mientras se aleja hacia las escaleras.

Pablito en las siguientes elecciones va a votar al Barça

La delegada va pensando que menos mal que está bueno, porque por inteligente no pillaba ni a la desesperada. No se sabe qué fue Pablito a hacer al colegio, pero, quizá interesadamente, nadie le explicó la diferencia de ideologías.

* Basado en un hecho real, desgraciadamente.

6 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

O, cuando se lo explicaron, él estaba mirándose al espejo.
(me alegra que, al menos, sepa preguntar y no se lance a la destrucción de manera inmediata...a lo peor fue por no despeinarse)

Paloma Peña dijo...

Con la boca abierta me he quedado cuando he leído la frase final: que esto haya sucedido realmente. Bueno, espero que Pablito sea la anécdota (aunque me temo que no), porque necesito creer que esta ausencia de cerebro (luego, de pelo) no va más allá de cuatro Pablitos, aunque hay evidencias empíricas que demuestran lo contrario. Necesito agarrarme a este creencia.

chris dijo...

Y la cantidad de Pablitos que hay sueltos por ahí...

Emilio Manuel dijo...

Esto que escribe tiene que ver mucho con mi entrada de hoy.

Un saludo

ROSA M. dijo...

Pablitos o la versión actual de Tony Manero.

Anónimo dijo...

De acuerdo con lo de los Pablitos, pero sin ánimo de polemizar hoy mismo un representante sindical me ha sugerido que disfrute de un día festivo el 14N. Dónde perdimos la conciencia de clase obrera?.