Almez

Primavera, aunque no lo parezca. El olivo va sacando hojas nuevas que crecen a una velocidad pasmosa y ya empieza a sacar las yemitas redondeadas de lo que será la flor blanca que luego dará la aceituna, chiquitita, primero verde y luego negra. Este olivito es una arbequina, de lo más común en Catalunya.

Y acabándose el invierno, germinó a los pies del olivo un vegetal que, por la manera de sus cotiledones, que eran dos, o sea, que era una planta dicotiledónea, es decir que la planta iba protegida por dos hojas gruesas y redonditas que se abrirían para que fuera creciendo. Pero no tenía pinta de olivo. Sus hojas no eran tan duras.

Al ir desarrollándose he comprobado que se trata de un almez o lodón, lo que por estas tierras se llama lledoner. Un árbol caducifolio antiguamente clasificado como ulmácea, es decir, de la familia del chopo, olmo o álamo y que en la actualidad, fíjate tú que cosas, se encuentra encajada en la familia de las cannabáceas. No me extraña que haya germinado con esta alegría, a decir por el aromático entorno "cannabáceo"...Y porque la calle está jalonada de altísimos almeces cuyos frutos otoñales, que son comestibles, además, dejan el suelo hecho una pena.

Celtis australis o almez, o lodón, tan fresco.

Algún pajarico atareado subió alguna vez una baya de almez y la dejó caer en el olivo, y, así de esta manera tan casual, me ha salido un arbolito a los pies de otro. Cuando crezca un poco más, lo transplantaré para que no riñan.