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martes, 14 de noviembre de 2017

Pasajes de la Biblia, Hoy: Rollo Macabeo

Los macabeos eran un grupo guerrillero que luchaba contra el imperio seleúcida, que había invadido oriente próximo y medio. Era una de las regiones conquistadas por Alejandro Magno, que fue repartida entre sus generales a su muerte. El imperio seleúcida iba mermando con el paso del tiempo y sus reyes. Por occidente estaba surgiendo el genio militar romano que le disputaba el territorio. Pero volvamos a lo que cuenta la biblia.

Matatías, del cual se habló anteriormente, era un fundamentalista que llamó a la guerra santa contra el invasor helénico que les obligaba a dejar su fe y costumbres. Cuando muere designa sucesor a su hijo más robusto y pendenciero, que resulta ser Judas, llamado Macabeo, para no ser confundido con otros Judas de la biblia, especialmente con ese del nuevo testamento, apellidado Iscariote, que tanto yuyu da a los cristianos tan supersticiosos ellos.

Judas Macabeo posando para Rubens antes de la batalla

Una vez llegada la paz, con condiciones, del rey Antíoco Epífanes, algunos judíos fundamentalistas siguieron guerreando contra estos griegos invasores y los judíos que aceptaban la paz por haber conseguido la libertad de culto. Judas Macabeo y sus huestes se dedicaron a guerrear contra los reyes seleúcidas.

Antíoco Epífanes la palma y la biblia, en esa versión particular que tiene del mundo, cuenta que lo hace porque no soporta el daño que le ha hecho a Jerusalén y sus jerosolimitanos (Hay que joderse con el gentilicio de tal urbe). Entronizan a su hijo, de 9 años, al que coronan con el nombre de Antíoco, qué originales, V. Lisias, general de los ejércitos de Antíoco Epífanes y preceptor del nuevo rey niño, pega una paliza a los macabeos, pero, en ese momento de debilidad, los macabeos han mandado una embajada a esa pre-potencia que es Roma y es pre-potencia porque aún no lo ha llegado a ser, pero de prepotentes, un rato. Los romanos se dan una vuelta por Siria en plan cascos azules de la ONU y ven una oportunidad inmejorable para conquistar tierra y echar a esos seleúcidas en merma contínua.

Judas contra los elefantes de Nicanor, de G. Doré

La biblia cuenta su versión, claro está, de la fuerza de los macabeos, con Judas a la cabeza, que guerrea contra los seleúcidas y los vence y luego ataca a los pueblos vecinos que, o bien, no son judíos, o bien, lo son pero han acatado las ominosas leyes religiosas de los griegos y se han pasado a venerar a los vecinos del Olimpo. Los macabeos son un grupo guerrillero fundamentalista tan típico que hemos visto a lo largo de la historia en todas partes.

Al pobre rey niño Antíoco V le disputa la corona su primo Demetrio, que ha sido rehén de los romanos durante una larga temporada. Aunque nos cuentan que "escapó de  Roma", lo cierto es que a los romanos les viene de perlas colocar a un reyezuelo prorromano en ese trono.

Detalle del grabado de Doré con Judas más blanquito que nadie

Total, que este Demetrio I, que reina gracias al senado romano, prosigue con su política helenista, cosa que cabrea mucho a los macabeos que siguen guerreando ante la situación. Demetrio manda al general Nicanor que es derrotado por Judas, y luego al general Báquides que, finalmente, acaba con la vida del irreductible macabeo en la batalla de Elasa.

Sin embargo, los macabeos siguen con su lucha antiimperialista con Jonatán a la cabeza. Jonatán o "Yónathan", nombre que muchos chavales tienen hoy día por culpa de la machacona cultura anglosajona que tanta mella ha hecho en ciertos sectores de la población.

Pero el rollo macabeo sigue y lo hará en la próxima entrega de Pasajes de la Biblia.

2 comentarios:

Esti dijo...

Me encanta el rollo macabeo éste. Que me gusta a mí una batalla con armaduras viejunas... Y soy muy fan de Matatías. Ojalá los hipsters continúen con esta costumbre de recuperar nombres pretéritos y junto a las Olivias y los Manuelas aparezcan Matatías también.

Unknown dijo...

Que bakano pues ello nos invita a recordar que ese espíritu aguerrido lo debemos recuperar con el pundonor y la nobleza que se ha esfumado últimamente opacado por el materialismo y la cotidianidad nauseavunda de una sociedad declive