El otro día la rejilla para limpiar el agua de la piscina decidió echar a volar. Bueno, primero habría que puntualizar, es una piscina desmontable de proporciones reducidas para ponerse en remojo a salvo de las altas temperaturas y la rejilla es una pala que cuela el agua atrapando impurezas. Un golpe de viento la lanzó por el alféizar donde estaba apoyada y fue a parar a la copa de uno de los almeces que tenemos en fila delante de casa.
La altura del almez es considerable.
El árbol tiene una altura considerable y hace difícil recuperar el objeto desde abajo. Se ha colocado entre las ramas superiores pero no cae con el aire, así que, se me ocurre diseñar una especie de caña de pescar con dos palos extensibles de cepillos para limpiar de telarañas los techos, unas bridas, una cuerda resistente y algo que haga peso para golpear la rejilla. Un gancho queda descartado porque seguramente se engancharía de las ramas y acabaríamos perdiendo muchos más objetos por culpa del árbol.
Algo parecido usé yo, pero, en vez de enrollar cuerda, que no lana, usé unas bridas holgadas para permitir pasar metraje sin tener que enrollar nada.
Así que amarro las bridas para que aguanten los palos, paso una cuerda sujeta por bridas algo holgadas para poder soltar "el sedal", y utilizo el agujero que se usa para colgar el palo como boca de precipitado de la cuerda. Coloco un peso al extremo de la cuerda para golpear la rejilla y provocar su caída. Al final, después de varios intentos, conseguimos el objetivo y logramos recuperar la rejilla que cae a la calle. La pesca por las ramas se ha cobrado una buena pieza.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
1 comentario:
Eso demuestra que somos seres pensantes.
Saludos. Suerte que tienes con poderte bañar aunque sea en una piscina de juguete.
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