Hola, hoy no vengo a hablar de política. Eso lo dejo a un lado, que quede muy claro para empezar. Este post va de instrumentalización mediática de las gentes sin criterio, de esas que sólo ven los cutreprogramas de telecinco como única vía de culturización, porque así nos quieren, incultos y manipulables.
Recuerdo cuando era una niña y mis compañeros de clase me contaban que allá en los pueblos de sus padres, perdidos en la ancha Castilla o en la enorme Extremadura, creían que en el minúsculo País Vasco vivíamos en guerra. Y no sólo era porque ETA de vez en cuando se dedicara a amargarnos la vida, sino porque la televisión mostraba su media-mediática verdad. Mis compañeros, cuando volvían de las vacaciones en las tierras de origen de sus padres, contaban entre bromas y alguna brizna de incomodidad que sus amigos y familiares tenían metido en la cabeza que en el lugar donde vivíamos la gente iba armada por la calle y había tiroteos todos los días. Mi compañera A contaba que las vecinas del pueblo le decían "pobrecita, juega en la calle todo lo que puedas, que allá no puedes".
Imagen de octubre de 2017
Aún no habíamos acabado la EGB (once o doce años) y ya veíamos que lo que soltaba la única tele que había entonces, porque aún estaban por dar licencia a las privadas, daban mentira sobre mentira y sobre mentira no una sino cientos. Por aquellos tiempos poca gente peninsular se atrevía a visitar la ciudad turística de donde soy, solo quienes tenían segunda residencia de sus abuelos de cuando veranear en aquella ciudad era chic porque venía la realeza a mojarse las posadera se atrevían a ello.
Lo malo es que las gentes de las otras tierras hablaban impelidas por lo que la tele y la prensa interesada mostraba. Aquello era como la fábula de la zorra y las uvas, como la zorra no alcanzaba a cogerlas se marchó asegurando que las uvas estaban verdes. Esto era igual, se guiaban por la apariencia y por una frustración impuesta desde los medios Si los vascos son díscolos habrá que hacer una campaña para odiarlos aunque no se les conozca. Y así fue durante décadas.
TeleciRco adoctrinando de que llevar banderas con cruces borgoñonas o águilas bicéfalas imperiales y pedir taxis es constitucionalista. Y en eso estamos.
Hoy pasa lo mismo con Catalunya y con los catalanes. Gente que no conoce esta tierra ni a sus paisanos se dedica a despreciarlos porque lo dice la tele, porque la tele enseña las algaradas, porque la tele demuestra qué malos son y cómo odian y, entonces, hay que odiarlos igual. Y a mí me da pena que a los espectadores por la tele se les engañe de una manera tan fácil, se les mienta y se les haga caer en el enfrentamiento ideológico. Deberían venir a ver cómo son los catalanes, gente pacífica, muy pacífica. Son capaces de convivir perfectamente con personas que tienen ideas opuestas, pero esto no sale en las teles, no sea que los catalanes empiecen a caer bien y tengan que buscar otro subterfugio para tenernos entretenidos mientras nos joden la vida sin que nos enteremos porque estamos a otra cosa: A las marionetas de la tele.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
1 comentario:
Ya ves, os hemos tomado el relevo...o no.El odio hacía lo catalán ya viene de antiguo, pero como somos tan pacíficos, les ha costado encontrar el filón que ahora explotan entre mentiras y mala leche apocalíptica...somos taaaan pacifícos que al final nos creeremos que llueve cuando en realidad se nos están meando encima.
Un abrazo.
Núria, de títeres sin cabeza
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