Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

lunes, 2 de febrero de 2015

Comprando angustiosamente

Me exaspera ir a los supermercados los lunes por la mañana, aún más si es a esos de capital alemán que parecen almacenes mayoristas, por la cantidad de bandejas al por mayor que se lleva la clientela. Pero, claro, si hay una oferta hay que ir antes de que se agote, porque por mi horario puedo, y voy, aunque me desangele llegar allí.

El súper de capital alemán da miedo. Hay una concentración de gente rara, da igual si eres cliente o currela del establecimiento. ¿Por qué, invariablemente, todos los supermercados de este tipo, sean de origen alemán o francés, atraen a gente rara? En todas partes donde los he visitado, y no por gusto, me he topado un ambiente inquietante.

El aparcamiento, repleto y los listos acelerando en dirección contraria para quitarme el sitio. Tarde, mamón, llegué antes y en el sentido obligatorio. El rumano plañidero de la puerta, colocado por su mafia intenta llamar la atención de mi monedero. Hoy lleva un cartel diferente al de la semana pasada. Y entra una en el zoológico. Al fondo, la sección de chollos, llena de jublietas desocupados, donde no hay un hueco para meter la mano. Esta vez ni sé qué se ofrece. Hay un tío con cara de alcohólico y chándal que me mira muy fijo y no me gusta un pelo.

Especímen de tipo raro en súper tétrico


Una señora de edad mediana me pregunta por la crema de leche cuando estoy intentando descubrir su hay  parmeggiano en la sección de quesos, donde, de italianos sólo hay gorgonzola y grana padano. "Doncs no sabria dir-li" A lo mejor tengo pinta de currela del lugar (Nanodepresión).  Compro rápido, cogiendo al vuelo el vinagre de Módena, y llegando a la caja, la misma señora intenta colarse con la excusa "És que no tinc més que tres coses". ¡Y yo también, señora!

No consigue su objetivo. Voy primera por derecho. Pago y me largo a la carrera. El malencarado del chándal va unos metros por delante. Desacelero el paso porque él va entre los coches. Pasa el mío. Se para delante de un Peugeot que hay pegado a un Audi. Le da ccuatro o cinco golpes a la puerta del Peugeot porque él, conductor del Audi, considera, por lo visto, que le ha dejado poco espacio para meterme. Me tomo con parsimonia la introducción de la compra en el maletero y dejo que el tío violento del chándal que conduce el Audi se pierda de mi campo de visión.

¡Qué gente más rara se ve por ahí!

5 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Es que el mercado del Corte Inglés es muy caro.

Saludos

Ico dijo...

Habrá que definir que es gente rara.. lo mismo diran ellos de nosotras.. On0?

Piedra dijo...

Me seco las lagrimas de emoción...
No soy único, (un bicho raro), hay más gente que lo ha notadoooo.
¿Son raros verdad?, yo antes creía que era una secta o algo así ¿Marcianos?.

Saludos.

Robin dijo...

En general ya cualquier tipo de aglomeración humana resulta inquietante. Y pensad que aquellos espejos grandes que tienen en la entrada no son tales. La "encargá" os ve desde su despacho...Gran Hermano.

Robin dijo...

En general ya cualquier tipo de aglomeración humana resulta inquietante. Y pensad que aquellos espejos grandes que tienen en la entrada no son tales. La "encargá" os ve desde su despacho...Gran Hermano.