Tengo un bló

Tengo un bló
Tmeo, la mejor revista de humor

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Historia de un elenco artístico

Volviendo al post de ayer, sobre el actor que hacía una peli para de CIFESA, Edmundo Barbero, en Córdoba, a mediados de julio de 1936, encontré cierta información gracias a internet, porque, desde luego, en el libro de él se dice que "tampoco se sabe gran cosa", sólo que , al final de la guerra, se metió en la embajada de Chile para poder salir hacia América.

Es apasionante buscar referencias sobre el elenco artístico que trabajaba en Córdoba. Algunas piezas del puzzle he encontrado. Se estaba rodando El genio alegre, en origen, una pieza teatral de los hermanos Álvarez Quintero ambientada en una Andalucía costumbrista, con sus clases humildes, sus señoritos donde triunfa el amor de los jóvenes. Nada original, como puede intuirse.

Al final, se estrenó en 1939 con muuuuchos retoques

Total que se empezó a rodar la película en el 36, pero en la ficha de todos los archivos cinematográficos aparece 1939, porque, claro está, no pudo terminar de producirse hasta esa fecha y algunos de los miembros originales "desaparecieron" de los títulos de crédito a la par de que la península. Hay pocas referencias a esta versión, ya que se suele hacer referencia a la de 1957 con Marujita Díaz sin retoques aparentes.

En la versión del 36-39, según algunas fuentes aparece en los créditos Rosita Díaz Gimeno, en otras no. Resulta que Díaz Gimeno era una actriz que había viajado con esa delegación española de "la otra generación del 27" (Tono, Jardiel Poncela, Neville...)a los EEUU para hacer las versiones al español de las pelis de los años 30. Casada con un hijo del presidente de la República, Juan Negrín, ya por eso era una roja peligrosa. De hecho, se recoge en el libro de Barbero "Infierno azul" que es delatada por uno de los compañeros, fascista recalcitrante, que no es otro que Fernando Fernández de Córdoba. Un pájaro de cuidado, que se dedicaba a delatar por rojos, aunque fuera mero chismorreo, a todos sus compañeros de profesión desafectos.

La nuera de Negrín.

El chivatazo de "Falángez" de Córdoba, hace que a Rosita Díaz Gimeno la encarcelen y no pueda salir hasta que avalen su "limpieza de sangre" en los primeros momentos de la guerra. Como la cosa se va a poner peor, en cuanto puede, huye a EEUU. Trabajó en México a las órdenes de Emilio "el indio" Fernández y murió en Nueva York en los 80.

El bigotico subraya la ideología

Edmundo Barbero cuenta que media Córdoba acudió a la cárcel a pedir la liberación de Díaz Gimeno, y que, además, debido al estado de guerra y a la falta de alimento, se desata en la ciudad una epidemia de tifus que también ataca a la compañía artística. Además de Díaz Gimeno hay una actriz joven llamada Anita Sevilla que tiene un hermano banderillero de izquierda, "Nili", y por ello sufre la misma delación de Fernández de Córdoba y la misma detención por parte de un oscuro personaje llamado "el Algabeño" torero y significado "hombre del alzamiento" cordobés que se dedicaba a lo mismo que Fernández de Córdoba, pero en el mundo de los toros.

Otra víctima de la guerra

La pobre Anita Sevilla (Ana Pérez Gómez), cantante que empezaba a brillar en los años 30, murió muy joven en Nueva York. Para salir de España, Ana, esposa del torero Benito Durán, tuvo que disfrazarse de monja. En Lisboa, donde estaban huidos como Carmen Amaya o Miguel de Molina, fueron contratados por un empresario argentino y ese fue su salvoconducto. Su hija, Ana Durán, siguió los pasos de su madre y también, igual que Díaz Gimeno, trabajó a las órdenes del Indio Fernández en la película mexicana "Pepita Jiménez" en 1946.

Además de las dos actrices, y dice Barbero que gracias a que fueron las primeras detenidas, de otra manera habría alguno con indigestión de plomo tirado por ahí, por las delaciones del judas Fernández de Córdoba, fueron detenidos e interrogados el hermano de Anita Sevilla, dos ayudantes de operador, dos maquilladores, el chófer del transporte de material y el propio Barbero.

Después de un par de detenciones de todos los miembros desafectos al nuevo régimen de la compañía de cine de CIFESA, evacúan a todos hacia Sevilla. De allí muchos partirán para Lisboa cuidándose mucho de frecuentar la calle, puesto que está todo lleno de delatores salazaristas que prestan su ayuda al franquismo.

Edmundo Barbero se asiló en la embajada de Chile y hacia 1940 pudo salir hacia aquél país. Sin embargo, parece ser que desarrolló su carrera de actor y de profesor de teatro en El Salvador, donde se hizo un artista de renombre y llegó a ser muy querido. Su familia sigue viviendo allí. Jerónimo López Mozo, dramaturgo catalán escribió, basándose en la vida de Barbero "el olvido está lleno de memoria".

Edmundo Barbero, salvadoreño de adopción

El ínclito Fernando Fernández de Córdoba, prohombre del régimen, se hizo un hueco en el mundo del artisteo de posguerra. Era, sobre todo, actor de radio y, de lo más famoso que hizo fue prestarle la voz al último parte de guerra de Franco, aquél de "en el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo..." Fue uno de los primeros que se puso a escribir memorias bélicas, su libro se titula "Memorias de un soldado locutor. La guerra que yo he vivido, la guerra que yo he contado". El libro sólo está disponible en tiendas de segunda mano, pero me da que de las delaciones, el andoba no dice ni pío.

Memorias frescas, de 1940 ¿Y el prologuista?

Y esta es la historia curiosa que gracias a internet y a las cuatro referencias delos libros "El infierno azul" de Barbero y "El montaje del franquismo" de Emeterio Díaz Puertas, he podido conocer.

2 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Con ese prologuista, menudas memorias. Y seguro que ni pisó un campo de batalla (ni para hablar, que era lo que sabía hacer).
Y pensar que tendría sangre del Gran Capitán...

ROSA M. dijo...

Una buena forma de quitarse competencia encontró el pájaro, delatarlos por rojos y seguro que no fue el único.
Curiosas historias Juli, de las que ya no se habla y van cayendo en el olvido.