Hace unos meses pude leer la última novela de Almudena Grandes, una historia inquietante lejos de sus temas narrativos habituales, una distopía basada en la gente que se cree con el derecho de mandar sobre las vidas de los demás de manera autoritaria como si estos fueran seres sin importancia alguna; si tienen que ser eliminados, se les elimina y punto. Y viendo el ambiente que se nos avecina no sé yo si algo de esto no se pueda adherir. Realmente existe esa gente que se cree con el derecho a mandar sobre la vida de los demás de una manera bastante autoritaria y mucho me temo que pronto lo vamos a sentir sobre nuestras propias cabezas.
Las elecciones las van a votar en masa los feligreses de todo espectro (por fantasma) de la derecha y estos se van a hacer cargo del Estado. Si ya no se cortan censurando, prohibiendo y anunciando derogaciones, en cuanto la versión española de la ola fascista que asola occidente llegue a la Moncloa pobrecita clase trabajadora y demás parientes.
Da asco el olor a rancio que va apestándolo todo.
1 comentario:
Tu lo dices y yo digo, así es, aunque espero que nos equivoquemos.
Saludos
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