Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

domingo, 13 de junio de 2021

Un día de San Antonio

 Hoy es San Antonio de Padua. No, no es que esté atenta al santoral católico, es que a partir de esta fecha mi juventud se regía por las fiestas de las localidades de alrededor, y justo, en Buenavista, que es un pequeño barrio sobre el puerto de Pasaia (Gipuzkoa), las fiestas eran por  el día de este santo portugués. No, no era de Padua, Italia. Tampoco era italiano San Antonio abad, ya que era egipcio. Lo curioso es que de San Antonio a San Antonio hay seis meses. Pero no voy a hablar de santos sino de algo que me pasó hace unos años tal día como hoy.

Por aquél entonces hacía labores como administrativa de una unidad de cuidados intensivos. Una de mis tareas era comprobar que no faltaran pegatinas de identificación en las bandejas de los pacientes que están a la entrada de los boxes, cosa que con el coronavirus ha cambiado drásticamente. Si el paciente estaba aislado por tener algo contagioso, obviamente, se dejaba fuera.

Chssst! Ni digas "bon dia".

 Repartir etiquetas por los boxes era lo primero que hacía, por si había que enviar muestras. Llego a un box, el paciente, un señor mayor,  me mira, le devuelvo la mirada y le digo bon dia y me voy al siguiente box. No he dado ni tres pasos cuando empieza a pitar todo y oigo a una de las enfermeras veteranas. "Parada". Se refería a una parada cardíaca. El señor que me había mirado acababa de morir. Tuve un rato muy malo. Se me murió prácticamente delante de mis narices y lo último que escuchó fue mi voz diciendo "bon dia". 

Me impresionó mucho. Le deseé un buen día a alguien que, acto seguido, dejó de respirar para siempre.  La enfermera veterana me explicó que la defunción de aquél paciente era de prever desde hacía horas. Esta ha sido una de las experiencias más inconcebibles que he padecido nunca. 


1 comentario:

Emilio Manuel dijo...

Menuda casualidad, a lo mejor le ayudaste a morir a darle los buenos días, piénsalo.

Saludos