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lunes, 1 de junio de 2020

Los peligros del revisionismo

Hay mucho fan de empezar de la equidistancia, de esos de "ni fascismo ni antifascismo, sonlomismo", que viene a ser el nuevo "ni machismo ni feminismo...". Todo ello se debe a un magistral proyecto revisionista que comienza en cepillarse los planes de estudios elementales destinados a enseñarte a tener un espíritu crítico, para convertirte en una acémila que pace en las vastas llanuras del pensamiento en barbecho.

Y así los rebaños rumiantes que pastan en un sistema educativo diseñado para rebasar justito el analfabetismo funcional se convierten en potenciales votantes, cuando no en fanáticos seguidores de la banderita milagrera en ristre. El proceso revisionista comienza explicando muy confusamente que "la guerra del abuelo" aburre, y acaba mezclando conceptos y tergiversando hechos. 

Así no es difícil encontrar a furibundos fascistas, deseosos de derrocar ejército mediante a un gobierno elegido por las urnas, llamar fachas a quienes les rebaten sus confusas diatribas. A ello le hemos de sumar que utilizan simbología de la que desconocen su origen, como las cruces borgoñonas, tan "españolas" como la región de la que reciben el nombre, que llegó a incorporarse a las tropas del reino de Castilla gracias al usurpador Felipe I "el hermoso marido que intentó desplazar a su mujer para quedarse el trono", cuando los borgoñones que lo acompañaban como cascos azules mercenarios se quedaron a "guerrear" para el nuevo rey consorte que hubiera reinado más si no la hubiera palmado. 

Pero la cosa se complica cuando en este mundo global el merchandising y el atrezzo te lo traen del lejano oriente y así, los muy españoles y mucho españoles, acuden, como es preceptivo, a un bazar chino a comprarse su banderica nacional y aparece este antológico ejemplar obra cumbre del revisionismo.



Los grupos de referencia y los de pertenencia se entremezclan confundiéndose y perdiendo sus esencias particulares y la gente se confunde y sigue pastando en el prado de la ignorancia.

4 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

El revisionismo no es nuevo en nuestro país, cada vez se hace más patente, todo comienza, al menos este último, el que tu llamas el de la "guerra del abuelo", tiene su gracia, aunque su gracia naciera del culo; escuchar a esta gente de VOX y a la del PP así como algunos diarios de tirada nacional, es penoso lo que dicen, pero mientras empresarios, militares, jueces, medios de comunicación y demás poderes fácticos estén ocupando la posición que ocupan y está constitución tramposa se lo permita, me temo que las canalladas del tito paco y su mujer, la collares, se irán diluyendo con el azucarillo en el café, dentro de unos años, aquí no pasó nada, es más nos dirán en los libros que aquello fué beneficioso para España y nuestros hijos se lo creerán, como ya lo creen en algunos lugares.

Anónimo dijo...

"gracias al usurpador Felipe I "el hermoso marido que intentó desplazar a su mujer para quedarse el trono", cuando los borgoñones que lo acompañaban como cascos azules mercenarios se quedaron a "guerrear" para el nuevo rey consorte que hubiera reinado más si no la hubiera palmado."

Estas líneas no son muy rigurosas en términos históricos.

Txomin Goitibera dijo...

Por ejemplo llamar terrorista al padre de Pablo Iglesias como hace la indocumentada, además de otras cosas, Cayetana Álvarez de Toledo. Usar conceptos actuales para hablar de una época pasado y con una situación muy diferente, es una enorme falacia malintencionada o una muestra de ignorancia cósmica o ambas cosas a la vez.

Gero arte.

Esti dijo...

A mí todo el tema ese del revisionismo me cabrea lo más grande. Como aficionada a la historia muy pero que muy amateur (me leo algún libro de vez en cuando, y ya) me cabrea horrores usar el pasado como convenga para justificar las propias ideas. Mary Beard lo explica muy bien en alguno de sus miles de programas sobre Roma, pero basta coger los cuadernos de nuestros padres (yo tengo alguno por ahí) para ver la educación que se daba en el franquismo tan triunfalista, tan racista y tan irreal, todo para apoyar una visión conscientemente falsa. Eso sí, todo con una caligrafía divina, o te arreaban un bofetón.