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miércoles, 6 de mayo de 2015

Pasajes de la Biblia. Hoy: El rey Acab y Jezabel

Hace mucho tiempo que no escribo pasajes bíblicos y comienzo a echarlo de menos. Nos habíamos quedado en Acab, Ahab
o Ajab, que fue un rey cuyo nombre inspiró a Melville para bautizar al capitán del buque que perseguía a la ballena blanca. Pero antes de ser el gran Gregory Peck, con barba desbigotada, Acab fue un rey de Israel que tuvo a varios profetas, entre ellos a Elías del que hablaré otro rato, en contra.

Acab, rey de Israel

La historia de Acab es también la de su esposa, Jezabel, que, como se verá, la biblia la trata injustamente, sobre todo por ser mujer y extranjera. Personifican en ella al mal, lo cual es curioso, porque si las mujeres estaban en un segundo plano y no contaban ni cuentos, una de dos, o Acab era un imbécil desgobernado o la Biblia cumple con su intención de satanizar a la mujer y a toda religión que no sea la ¿verdadera?. Me temo que esto último es lo que va a ser. Va, al lío.

La Biblia deja a Acab a la altura de las mierdas de perro y cuentan como ¡Oh, terror! va y se casa con la hija de un rey vecino, de otra religión. Jezabel eras la hija de Etbal (Itobaal I), rey de Sidón (Hoy, Líbano). Eso ya era el mal personificado.

Acab, como los reyes de Israel que le precedieron, ante la cantidad de población no judía de la zona, como su esposa, se dedicó al sincretismo religioso, adorando deidades cananeas como Baal o Astarté. A los que escribieron la biblia les sentó muy mal el tener que compartir altares con una antiquísima deidad femenina que fue muy famosa, y lo sigue siendo: Astarté (Astarot, Ishtar, Esther o incluso Afrodita, porque parece que, en esencia es la misma). Con lo misóginos que han sido siempre los hebreos, el culto a tal divinidad les sentaba como un Tiro, ciudad hermana y vercina de Sidón, patria de Jezabel.

Astarté, Diosa que es mujer. Abominable para los misóginos de la Biblia

Como los profetas de Jehová estaban mosqueados con el culto a otros Dioses (Y sobre todo, Diosas) montaron un pollo tal que Acab los mandaba ejecutar, claro que, en la Biblia, para no parecer más malo, recae toda la culpabilidad en Jezabel, porque para ser mala, mejor que sea extranjera y, sobre todo, mujer, que la misoginia bíblica es muy importante para tener la idea de la maldad femenina desde los tiempos de la manzanita del paraíso.

Jezabel, la malvada. Viva la misoginia


Entonces se hizo una reunión en el monte Carmelo para dilucidar qué Dios era el verdadero. El método era el sencillo: "Si me escucha Dios, que haga fuego sobre el sacrificio de la res muerta". Adivinen cuál ganó. Lo cachondo es que, al ganarr el concurso, Elías, el profeta, manda prender a los sacerdotes de Baal para que los degüellen después. Bueno, lieralmente dice: "Y Elías los llevó al torrente de Cisón, donde los degolló". Por lo visto, si lo manda un profeta -y lo ejecuta-es bueno, pero si lo manda la reina Jezabel, no.

Elías degollando falsos profetas en el Carmelo. Eso está bien, según ellos.

Jezabel, ante semejante crimen, pretende detener y juzgar a Elías, que huye como una rata, asesina, eso sí. Jehová, en la huída le dice que unja un rey nuevo de Israel, Jehú, y otro profeta, Eliseo.

Mientras tanto, Acab guerreaba contra los sirios una y otra vez. En una de las victorias perdona la vida de Ben Adad, rey de Siria. Un profeta sin nombre maldice a Acab por ser benévolo con el rey de Siria y por no haberlo matado. Lo maldice diciendo que él y su pueblo responderán por haberlo dejado libre. ¡Cuánta bondad!

Y llegamos a la historia de la viña de Nabot, que era un tipo que tenía una buena viña al lado del palacio de Acab. Este pide que se la venda. Nabot se niega y entonces dicen que Jezabel aconseja que, como es el rey, se lo cepille y expropie la viña a los bienes reales. El cerebro criminal, por lo visto es Jezabel, y Acab, como no sabe distinguir el bien del mal, ejecuta. Claro, la mala es la mujer. Hay que hacer que la mujer sea una arpía que quede en el inconsciente universal.

Acab lo mata pero la mala es Jezabel. Claro, claro.

Elías, que era un "santo" aunque también había matado lo suyo, pero no vas a comparar decenas de muertos de otra religión con un productor de caldos, impelido por Jehová, vuelve a casa para sacarle los colores a Acab. A Jehová, que todo lo puede, no se le había ocurrido, por lo visto, parar el problema a tiempo. ¿O quizá su maquiavélica intención era satanizar a la mujer, en general, de por vida?

Mientras Acab reinaba en Israel, en Judá reinaba Josafat. Los dos reyes pactan una alianza para luchar contra el rey de Siria que ha conquistado Ramot Galaad. En el consejo previo a la batalla todos los profetas vaticinan glorias victoriosas excepto Miqueas. Como no le gusta lo que dice, lo manda preso.

En la batalla por recuperar la ciudad de Ramot Galaad, a Acab lo hieren y acaba muriendo. Son muy inquietantes las palabras que dedica la Biblia a sus últimos momentos. Después de morir, desangrado, fueron a quitar la sangre del carruaje, y dice así la Biblia: "Cuando lavaron el carro en el estanque de Samaría, los perros lamieron la sangre de Acab y las rameras se lavaron en ella, según las palabras que había dicho Yavé".

Flechazo fatal dirigido a Acab

Vamos que, se considera lo más bajo que esas mujeres a las que se desprecia, pero luego se usa para solaz y goce mundano, accedan a lavarse en el único lugar donde se les permite, a pesar de estar lleno de inmundicias exangües reales.

1 comentario:

mariajesusparadela dijo...

¡Qué bueno! me encanta leerte: con cuanto arte le sacas punta a todo, pecadora.