Llego a casa con unas ganas tremendas de tumbarme a leer un rato después de gastar mi energía durante ocho horas. Abro la puerta y encima del mueble de la entrada se empieza a acumular la propaganda electoral buzoneada. Me escribe poca gente, de manera tradicional, digo, en papel y con franqueo pagado, así que por mi casillero del portal pasa más la publicidad o las misivas del banco que otra cosa, pero ya se ha abierto la veda de la caza de posibles votantes y la mierda partidista los programas electorales colapsan los buzones.
Menos mal que no me ha tocado pringar en la mesa.
De momento ya me ha llegado la de los que se presentan a la alcaldía por dos de los partidos más rancios del abanico elegible. Esperando que llegue el resto de publicidad candidata al reciclaje en el contenedor azul. A la mierda buzoneada de Vox quizá la use para otros menesteres. Tiene el tamaño ideal para que sean envueltos en ella los tampones usados. Como me va a coincidir la llegada de la carta con mi calendario biológico, hasta puede que le de ese determinado empleo. Tanto asco que le dan las y los rojos, no se me ocurre nada mejor que asociar ese color con el desecho que vox representa para aunarlo todo.
2 comentarios:
Pues si, ha llegado el momento de las promesas que luego son incumplidas.
Saludos
Yo hace 8 años dejé de tener ese problema. A propósito, cuánto nos costarán las campañas electorales, las cartitas de los engendros políticos llamados partidos y, de paso, el que vayamos todos los años a esa bazofia inmunda llamada eurovisión?
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