Señor que va al hospital con sus achaques crónicos y da positivo. Su hijo, al que se le aconseja que llame a su ambulatorio para que siga el protocolo y se le insta a que haga cuarentena va y te suelta durante la llamada telefónica que mantenéis, en la que se nota que está en la calle porque suena el tráfico con fruición, que él no tiene síntomas. Y entonces preguntas si ha tenido contacto con su familiar y contesta que sí. Y tú te reprimes las ganas de preguntarle si no ha aprendido nada del confinamiento y de cómo se propagan los brotes, porque, ante todo, no se pueden perder las formas.
Ven, maja, que te meto esto por tus orificios rinobucales.
Todo esto viene a cuenta de que la jefa médica del servicio donde se encuentra hospitalizado el paciente, padre del señor que contesta al teléfono, te pide que llames a sus allegados para que se pongan en cuarentena porque, parece ser, que aún no se les ha ocurrido pensar que, aunque asintomáticos, sean un foco de contagio por convivencia.
Así nos luce la reacción en cadena de la polimerasa.
2 comentarios:
Que le vamos a hacer, los gilipollas no se curan ni con la vacuna.
Cada día que pasa siento más rabia, más impotencia, más de todo ...joder, ya no quiero irme de vacaciones a Escocia, mi plan antes de que toda esta puta mierda nos alcanzase, pero me gustaría disfrutar de 4-5 dias en algún destino cercano que ya tengo reservado...y estoy viendo que muy probablemente ni eso, que me tendré que conformar con mis cuatro plantas, mi mesa mega pequeña y mi silla incómoda de IKEA en el balcón,porque a este paso, ni salir a la calle vamos a poder en agosto...
Entre los enterados, los conspiranoicos, los sencillamente imbéciles y el resto de la fauna que pulula a sus anchas, estamos copados de gentuza...a la que yo y los que hacen cómo yo, protegemos con nuestra prudencia.Pues lo siento:así revienten!
Núria, de títeres sin cabeza.
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