No sé si habréis tenido una madre tipo la mía de esas que chasqueaba la lengua cuando te veía coger unas bragas cómodas, que equivale a demasiado viejas para decirte ¿Te vas a poner esas bragas tan viejas? ¿Y si te pasa algo y te tienen que llevar al hospital? Mi madre era de esas tan fatalistas que se preocupaba más que por lo que pasara por el juicio de ropa interior que te iban a hacer los sanitarios tipo bragas cedidas de algodón descoloridas, la dejamos en el pasillo y la desatendemos, por cutre. No, en serio ¿Qué les pasaba a las madres que te venían con la idea de que todo el mundo iba a pararse a juzgar tu ropa interior en vez de intentar salvarte la vida en el hipotético y fatalista caso de que tuvieras un percance serio y acabaras en urgencias?
Bragas horribles, y encima usadas, que se venden por internet.
Pues ayer hubo un comentario en casa que me recordó esta fijación maternal por la ropa vieja, en este caso, de cama. Había unas sábanas de algodón algo ajadas ya lo cual tiene la ventaja de que son agradables al roce de la piel cuando una está intentando conciliar el sueño y entonces una voz dijo ¿Estas sábanas tan viejas vas a poner? ¿Qué te va a decir la gente? Y entonces, porque se lleva en los genes, salió la fatalista que hay en mí y no pude hacer otra cosa que pensar en ese asesino, cuchillo en ristre, que suele vivir debajo de la cama para rebanarte el cuello, porque no hay otro lugar más cómodo para esperar pacientemente cometer el crimen, me imaginé al asesino mirando con desaprobación las sábanas raídas y decirte con voz tenebrosa ¡Vaya sábanas andrajosas! ¡Así no hay quien mate a gusto, ni nada!
Y es que los asesinos de debajo de la cama son unos fanáticos de la ropa en buenas condiciones. Lo mismo se fija en tu pijama descolorido, lleno de agujeros y con la goma del pantalón algo cedida y decide declararse en huelga de cuchillos caídos por depresión como killer fashion victim.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
1 comentario:
Me has traído un recuerdo de mi madre, siempre nos decía a sus dos hijos que si ella se ponía mala y tenia que ir el médico a casa, en un cajón teníamos sábanas limpias e impolutas, así como ropa interior en perfecto estado, la cuestión es que las cosas salieron de otra manera diferente y ella falleció en el hospital con una bata propia del lugar.
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