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martes, 9 de mayo de 2017

Pasajes de la Biblia: Hoy, Matatías funda los macabeos.

Y llegamos a ese capítulo de la biblia en que, corriendo y de pasada, mencionan a Alejandro Magno, contando que derrotó a Darío III de los persas y se quedó con todos los reinos como conquistador que fue. Al final, su reino se dividió entre sus generales, motivo por el cual, la Biblia presenta el capítulo dedicado a Antíoco IV, llamado "Epífanes".

Antíoco IV, Epífanes (Otro que se creía un Dios, como "epífanes" dice)

A la muerte de Alejandro Magno, los seléucidas heredaron el trozo de reino que el macedonio había dominado entre la península de Anatolia y Oriente Próximo, es decir, lo que hoy es parte de Turquía, Armenia, Irak, Irán, Afganistán, el este de la India, algunas repúblicas exsoviéticas del Cáucaso, Líbano, Siria, Palestina e Israel, y por supuesto esa coqueta ciudad del norte de Egipto llamada Alejandría.

Total que Antíoco se pasa por Jerusalén y la invade, y se lleva el botín de guerra, cosa que a quienes escribieron la Biblia (No, no fue Dios) les molestó mucho, como es natural. Aparte de saquear, someter y fortificar Jerusalén, Antíoco pensó, a la manera moderna de los colonizadores, que decretar que sus nuevos súbditos se adhirieran a sus normas, leyes y religión, los convertirían en buenos ciudadanos de su reino seléucida. Claro está, a la manera del pueblo de Astérix, uno irreductibles resisten ahora y siempre al invasor. ¿Que quienes? Matatías, sacerdote de la ley mosaica y sus cinco hijos.

Matatías preguntando a ver cuántos quieren el café cortado

Matatías y sus hijos son conocidos como "los Macabeos". De ellos viene un nombre tan orgulloso entre los israelíes de hoy día: Tiene equipos de baloncesto y hasta cervezas que se llaman así: Maccabi o "macabeos".

Resumiendo, que los funcionarios impusieron las leyes de Antíoco y, así, las gentes del lugar empezaron a tomar la nueva religión en vez de la vieja, incluso dejaron atrás el rechazo a la carne de cerdo, y dejaron de cercenar el prepucio de los niños. Esto molestó mucho a Matatías. Este sacerdote y sus cinco churumbeles vivían en Modín y, siendo una persona relevante del lugar, los funcionarios reales le invitaron a dar muestra ceremonial de su sometimiento a la nueva fe religiosa. Se negó en un grandilocuente discurso. En esto que un paisano se acercó a dar tributo al nuevo Dios y Matatías se cabreó tanto que, en un arranque de "digna furia" no sólo asesinó a sangre fría al judío converso sino que, de paso, se cepilló al enviado real. Degolló a los dos y destruyó el altar de la religión seléucida. Y se quedó tan pancho. Pecó contra el quinto mandamiento (No matarás) dos veces y ni pestañeó. La Biblia hasta lo justifica. Ya se sabe, que si es por interés, acabar con la vida de otros se hace y ya está.

Matatías cepillándose a un converso. Si es que le calientan y....

Y así, como una banda de facinerosos, los fieles leales a la religión mosaica siguieron a los Macabeos al desierto para estar lejos de los seléucidas. Los macabeos llegaban a una ciudad de compatriotas y obligaban a todo el mundo a cambiarse, otra vez, de religión y a circuncidar a los niños. Una incómoda guerra de religión para los vecinos de las poblaciones que tenían que aguantar a unos y a otros, por caprichos religiosos, para no pasarlo mal.

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