Lunes, empieza la semana. Una no se decide sin resignarse o llorar, así que tira por la calle de en medio, que no tiene salida y decide resignarse llorando. El cielo está gris, pero antes de ir de compras más vale salir a correr un rato para quemar los excesos del fin de semana. Y justo en ese momento cuando voy a por las zapatillas, que están en la caseta de la terraza oigo la lluvia chocar contra la baldosa. Maldición, hace cinco minutos estaba todo seco.
Justo llueve cuando decido salir
Una de las cosas que no echo de menos del norte húmedo es, precisamente, la abundancia de precipitaciones lluviosas. Tengo alma de cáctus.
Marco
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Aitor Arregi y Jon Garaño me parecen dos buenos directores, tanto cuando
trabajan juntos como por separado. La única película suya que no me gustó
fue Han...
Hace 1 semana
3 comentarios:
En mi etapa joven, en la que corría y hacia footing, hoy llamado running, me gustaba la lluvia y eso que por aquí llueve poco, éramos cuatro locos pero era agradable vernos correr chapoteando.
Un abrazo
Vaya, primer desacuerdo: me encanta la lluvia.
A mi me pasa cuando lavo el coche. No siempre por supuesto, pero con una frecuencia muy sospechosa, tanto que la gente en el barrio me pregunta en plan coña si tengo pensado lavar el coche ante... bueno, mejor dejarlo, que a mi lejos de hacerme gracia, me empieza a preocupar.
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