Tengo un bló

Tengo un bló
Tmeo, la mejor revista de humor

lunes, 3 de agosto de 2015

Londres y París

El barrio donde me crié fue un pueblo hasta que acabó la guerra y, al poco, la ciudad se anexionó su vasto término municipal. Dejó de ser un ayuntamiento de caseríos diseminados con un cogollito donde estaban el ayuntamiento, la iglesia y el frontón, para convertirse, a partir de los años 50 en un monstruo de bloques de viviendas al que acudían aquellos que dejaban sus pueblos para buscarse un futuro en las fábricas.

Txipres, dicen que fue refugio de templarios

Antes, los caseríos, que en euskera se dice baserriak, tenían, como suele ser normal en todas partes, su propio nombre por el que era conocido y por el que se conocía a quienes vivían allí. Muchas veces ni sabían  el apellido, pero sí el nombre de la casa. Pues bien, en mi barrio había una querencia normalizada a llamar a las casas con nombre de lugar lejano: Así existe aún el caserío Txipres, existió Tuniz, Tturkoene (Casa de turco), Argel...Hasta nuestro paisano, ilustre novelista, llamó a una de sus novelas, que contaba la historia de una familia, con el nombre de la casa, que se llamó Babilonia. Una buena novela de Joan Mari Irigoien, que, creo, está traducida al castellano.


Caserío Londres

Pues bien; resulta que muy cerquita una de la otra, había dos caseríos, en lo que ahora es la zona del centro comercial Garbera, que se llamaban Londres y París. Según una vieja historia del barrio, en época de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, se prohibió el uso de pinchos para hacer caminar las yuntas de bueyes.

Caserío París

Un joven del caserío Londres, que era muy hábil boyero, fue pillado por los carabineros con un pincho, que, por cierto, no usaba porque ya he dicho que era muy diestro llevando sus reses. Los carabineros le pusieron una multa de diez pesetas y le pidieron sus datos:

 Guardia: ¿De dónde es usted?
 Boyero: De Londres, al lao de París.

El chaval no mentía, el caserío Londres estaba muy cercano al caserío París. El carabinero debió comprender que no se estaba choteando, porque lo dejó marchar.

1 comentario:

mariajesusparadela dijo...

Ahora , los de Londres y los de París andan como locos intentando que no lleguen los inmigrantes...