Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

martes, 8 de julio de 2014

8 de julio, día de peñas

Hoy es 8 de julio. Hace unos años a estas alturas estaría aún durmiendo, o quizá desayunando chocolate con churros, vestida con mi blusa lila que es el color de mi peña sanferminera. Me está invadiendo una agridulce marea nostálgica, no ya porque esté a quinientos kilómetros del lugar que evoca mi recuerdo, sino porque estoy aún más lejos de aquellos años en que disfruté tanto.



Haber acabado el bachiller, el curso correspondiente de la carrera o haber solicitado vacaciones para poder ir a Lesaka, que es como se llama ese pueblo de 2.000 habitantes, en el valle del Bidasoa. Un pueblo que el fin de semana de fiestas multiplica su población por cuatro, porque a él llegan de acampada muchísimos jóvenes de Gipuzkoa y Bizkaia inundando de tiendas de campaña los prados de Mastegi.

Zubigainekoa, baile del siglo XV

Un ambiente alegre y festivo durante los cinco días que establece el ayuntamiento con sus actos oficiales del programa de fiestas y el ambiente sano ( y no tan sano) de las noches por el centro del pueblo. Esas cenas de cuadrillas de amigos en las que se canta y se ríe, y también se come. Esos bocadillos de lomo con pimientos en las txoznas (casetas que funcionan como tabernas, gestionadas por asociaciones de todo pelaje), esas noches de baile en el Maula o el Ziobi que, año tras año ponían la misma música, no así en el Atxaspi, antes de ser un hotel rural con encanto, que tenía una amplia selección de vinilos, o el Zialdo, que siempre ofrecía música africana, o cualquiera de los dos Saski (el zahar o el berri, según donde trabajara mi hermano, que se llevaba su música a cuestas y gracias a él se podía escuchar a Hertzainak, Kortatu, AC/DC, el Lennon, un bajo acondicionado como bar que tenía cierto encanto, en la plaza Bittiria, y un inconfesable aroma a cannabis...Hasta que llegó la revolución cultural de internet y la música se bajaba sin tener que recurrir a cassettes con música de hace varios veranos, y entonces cada bar se renovaba.

Cartel de este año

En el bar de debajo de casa, que no cerraba para nada, se llegaba a oír el "strawberry fields for ever" de los Beatles a la hora de la siesta. A veces venían mis amigos de Donostia a pasar las fiestas con nosotros, mis hermanos y yo, y la casa era una especie de campamento gitano. Hasta algún conocido que nos encontrábamos, instalado en las tiendas de campaña,  subía a ducharse a casa.

 Por ahí ando...

Y hoy es día 8, el día de las peñas. Después de las vaquillas en la "plaza zaharra", y del vermut, subiremos al restaurante casero Iru Bide a comer, y por el camino, entre los vendedores ambulantes de la calle Bittiria, compraremos pistolitas de agua, gorros, globos de agua, o en su defecto, condones, y cuando, a eso de las cuatro y pico, mientras por la tele dan el tour de Francia, subirán los vendedores ambulantes, aprovechando nuestra cocida a vendernos gorros estrafalarios, y, a eso de las seis, bajaremos todas las peñas a ritmo de los Napoleones hacia el Onin regados por cubos de agua y mangueras que nos sacarán por todo el recorrido, y especialmente desde la panadería.

Bajando Bittiria street

Y hoy me invade la nostalgia, a saudade, como me decía ayer un amigo por el facebook, y entonces me llegan mensajes privados de mis amigos, vía facebook o whatsapp, de que les invade la misma nostalgia, y confesamos que lo echamos de menos y nos echamos de menos, y me vuelven a decir que el año que viene me esperan para comer con la peña y bajar al pueblo por el barrio Bittiria, mi barrio a ritmo de los napoleones. Y volver a ver a mis amigos y amigas y pasarlo tan bien como hace veinticinco, veinte, quince, diez años.



Felices fiestas.

5 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Morriña, le llamamos por aquí...

emejota dijo...

Lo viviste y lo disfrutataste eso forma parte de tu persona. Permanece, pero en "otro cajón". Vida. Muxu.
Gracias por el video, me retrotrae a mi infancia.

Emilio Manuel dijo...

En la distancia, si te lo sabes montar, también se disfrutan.

Un abrazo.

ROSA M. dijo...

Es cuestión de reservar una semanita de vacaciones que la ocasión lo merece y 500 km. hoy día no son nada ;-)

Sara dijo...

La verdad es que, por lo que cuentas, es normal que lo eches de menos. Unos recuerdos preciosos de días inolvidables.
Por cierto, me encanta el color lila de tu peña. Un saludo :)