Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

lunes, 18 de abril de 2011

Workin' guy

Eliseo Burgueño Hernández, natural de un pueblo de la dehesa salmantina, pone el pie en tierra firme. Huyendo de la miseria rural, decidió llegarse hasta Vigo para poder cruzar el charco en algún barco. Creyendo que iba hacia Venezuela se muestra contrariado al enterarse de que ha llegado a Corpus Christi, Texas, Estados Unidos. Como no habla ni media palabra en inglés, le cuesta mucho hacerse entender. Gracias a los muchos mexicanos que viven por la zona, no fracasa del todo y encuentra trabajos esporádicos y muy mal remunerados que le permiten hacerse al lugar, al paisanaje y al idioma.

Robert Lee Davidson, alcaide de una prisión donde se ejecuta la pena capital. Cree firmemente en que la maldad de los criminales sólo puede curarse con la muerte. Admirador de la ruda virilidad vaquera de John Wayne, lleva al cinto un revolver Colt 45 y un sombrero texano coronando su arrogante sesera. El funcionario encargado de la silla, un viejo irlandés llamado O'Keeffe, tiene ya la edad de jubilación. Davidson piensa que ya no fríe presos como antes, así que busca resueltamente sustitutos de verdugo.

Hechas las pruebas de selección del nuevo ejecutor, quedan siete candidatos. Dos de ellos conocen bien las prisiones, más por haber estado internos que otra cosa, y quedan excluídos, de los otros cinco, uno de ellos es primo del congresista del Estado. Debe pasar la prueba sí o sí. Como es lógico pensar, para ser ejecutor de la silla eléctrica, nada mejor que un buen enchufe. Para que el tongo no sea mayúsculo, deciden hacer finalista, junto al primo del congresista, a ese mexicano del gorro negro francés que apenas habla inglés. El mexicano es Burgueño y el gorro negro francés, su sempiterna boina.

Zebulon Mc Kilkenny, el primo alelado del congresista Mc Kilkenny, es un enjuto tipejo con menos luces que un barco pirata, lo cual para ser el ejecutor muertes mediante transmisión de electricidad no es demasiado alentador. Como era de prever ha resultado ganador de la oposición a tostador de presos y se encuentra encantado admirando su nueva herramienta de trabajo. El alcalde Davidson despide al mexicano del gorro francés llamándolo señor Bargüeno y estrechándole la mano. A los tres día Burgueño recibe una llamada telefónica en la pensión donde se aloja.

- ¿Señor Bargüeno? Aquí el alcaide Davidson. ¿Le interesaría aún la plaza de ejecutor?
- ¿Eh? Eh...Sí, claro, señor alcaide.
- Le esperamos mañana sin falta. Sea puntual, que esto no es México

Burgueño, que ya se ha resignado a ser tomado por mexicano, cuelga el aparato y se pregunta qué habrá pasado con el tarado de Mc Kilkenny, el cual, cuando las pruebas, le recordaba mucho al tonto de su pueblo.

Al día siguiente, Burgueño, presto a conseguir un empleo poco digno que le haga vivir con respetabilidad, se presenta en la prisión y el alcaide Davidson le da la bienvenida sin efusión y le refiere que el puesto es suyo por indisposición del señor Mc Kilkenny. Lo que el alcaide calla es que aquél idiota no tuvo mejor idea que intentar calentarse el desayuno en la silla eléctrica, y cuando fue a probar si las salchichas estaban en su punto, no se le ocurrió otra cosa que  pincharlas con un tenedor metálico cuando la corriente aún estaba dada. Que diera mal uso del arma ejecutora es lo de menos, al pobre lo llevaron al hospital más chamuscado que la pared de una chimenea.

Y ahí está la foto. Mister Bargüeno con su gorro negro francés a los mandos que dan paso a la corriente de la silla, el primer día de su trabajo. Fue retratado por la prensa local para un reportaje sobre la inminente ejecución de un criminal. La foto le valió la reprimenda del alcaide Davidson. Burgueño se ganó una bronca de campeonato por estar fumando durante el servicio. Davidson estaba iracundo y así se lo hacía ver al mexicano. ¿Es que no sabía aquél energúmeno que el tabaco mata?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

..Todo un crimen...

Ekhieder dijo...

Tabakoak hil egiten duela? Jaaaajajaja. Hori bai xelebrea! Frantzian txapelari "beret de basque" esaten diote. :)

Sra. Castafiore dijo...

¡Qué negro!, ¡qué bueno!

farala dijo...

vaya con el Burgüeño y seguro que se quedó el trabajo por muchos muchos años?

dintel dijo...

Paradojas y pamplinas, todo en uno.

Ripley dijo...

¡buenísimo! txapela, gorro negro francés, boina...espléndida historia .

Candela dijo...

Muy bueno este post, muy bien contada esa historia. Moraleja: No es más sano asar salchichas que fumar. (Qué horror la pena de muerte).

Juli Gan dijo...

ALSON: Claro, criminal puede ser cualquiera

EKHIEDER: Badagoela "beret de basque" txapela deritzeko eta "tambourin de basque" panderoa esateko. Hauek dira gure kontribuzio haundienak munduko gizartearentzet.

SRA. CASTAFIORE: Más negro que una manada de Mihuras. Gracias.

FARALA: Pues sí, el señor Bargüeno allá se quedó friendo condenados.

DINTEL:Las paradojas revolotean por todas partes.

RIPLEY: Cuando un yankee representa a un francés siempre le coloca una txapela, como apunta Ekhieder, los franceses le llaman "beret de basque".

CANDELA: Jaaaaaaaaaaaajajajaja. Muy buena tu conclusión. La pena de muerte, mata. Ejecutar a asesinos convierte en asesino, y los que desean las muertes, animales.

chris dijo...

Pero de dónde sacas estas historias? Es buenísima!!!

Allí se adelantaron a la prohibición de fumar en el trabajo!