Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

jueves, 16 de septiembre de 2021

Mojar el pan

 Hay días que el destino no tiene otro pasatiempo con el que entretenerse y se dedica a fastidiarte sin misericordia. Esta noche no te apetecía nada ir de cena, una cena de esas que son más un compromiso que un placer, pero no te quedaba otra. Resignación cristiana, pequeña pecadora. Con lo bien que ibas a estar leyendo tumbada en un sofá o paseando  contemplando la furia del océano, o rascándote el ombligo, pero a tu gusto. Y sin embargo hoy era el día, o peor, la noche en que debías asistir a esa cena con esa gente que no te aportaba nada. Ni bueno ni malo, nada en absoluto.

Con la mayoría de los comensales el trato era cordial, pero con esa insalvable distancia que no se les impone a las verdaderas amistades. Hasta pasas por ser una hábil y simpática conversadora con todo el mundo, menos con ella. Ella, la estirada, la que destroza los dinteles de las puertas porque su ego la eleva por encima de los demás. La que te mira con desdén y tuerce el morro cada vez que te ve. La marquesa de los altos humos que, encima, para acabarlo de arreglar se planta en la mesa justo enfrente. Es como la esfinge que observa y todo lo censura. Intentas hacer lo de siempre, ignorarla. Ignorar su tono engolado, sus aires de superioridad, sus gestos cortantes y su lengua de víbora. No te soporta. No la soportas.

Llegan los platos. Al menos, la comida es buena. Hay una salsa de boletus que merece la pena degustar. Así que te decides a mojar el pan y saborearlo con fruición. Entonces la marquesa del remilgo te mira con desdén y deja caer un comentario dirigido a ti: "Es de mala educación rebañar el plato". La miras y te diriges a ella: "¿Tú no has cocinado en tu vida, verdad? ¿Sabes el tiempo que lleva hacer esta salsa, dejar rehogar las setas, dejar que se consuma el chorro de vino blanco, que la nata no llegue a hervir y que se reduzca? ¿A que no lo sabes? Pues lo que es una falta de educación y hasta de sentido común es despreciar esta deliciosa salsa que le ha costado tanto a quien la hizo. Tirar la comida mientras la gente se muere de hambre sólo porque a unos moñas  de meñique rígido les parece más fino NO COMER. Y ahora, si no te importa y no le molesta al palo que tienes metido en el culo, seguiré mojando pan hasta que me canse".

La marquesa fiscalizadora abrió los ojos como platos limpios sin salsa que rebañar, cerró su boca desdeñosa y en la tuya el pan con salsa sabía aún mejor que antes.

4 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

No se si cuentas una historia o si de verdad te ocurrió, de ser esto último, estuviste sembrada.

Saludos

Juli Gan dijo...

Emilio: Gracias al cielo esta situación es totalmente ficticia producto de unas conversaciones de sobremesa pero amigables y entre risas. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Qué puedo decirte?pues que olé tus ovarios!
Núria , de títeres sin cabeza

Robin dijo...

Una vez una de éstas me invitó a pasar un fin de semana en su casa.
A la hora de llegar, llamé a mi marido, que estuviera atento al tf. por si me tenía que venir a buscar.
Una "femme terrible" de la burguesía barcelonesa. Me despreció todo: mi peinado, mis gustos...