Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

viernes, 3 de enero de 2020

Diatriba de comienzo de año

Ya hemos entrado en el año nuevo. No es que eso sea especialmente significativo, ya que, en el fondo todo sigue igual y todo el mundo lo sabe, pero hay una especie de amnesia general y la gente celebra, porque tiene que celebrar, que se estrena calendario. Y así, con las alegrías que producen los brindis y las espontáneas escenas de amor fraternal con todo hijo de vecino, aunque el resto del año no se pase de una sacudida de cabeza, el sistema aprovecha para encarecer los bienes de consumo y normativizar bajo sanción nuevas medidas de control a la ciudadanía pagana. Así, con la alegría de unas fiestas de las que pocos recuerdan un origen, se obedece con más docilidad el imperio y los dictámenes de la sociedad capitalista.

Pero no quería comenzar el año con este discurso que en el fondo todos sabemos, pero que algo tiene que ver. Os habréis fijado que cada año la programación de las teles abiertas son peores. Antaño echaban, por lo menos, pelis decentes, pero ahora ya no hay quien sea capaz de ver lo que echan, que normalmente son telefilms alemanes mediocres. No entraré en esa invasión de los culebrones turcos, que menudo agosto está haciendo Tayipp Erdogan con eso de cobrarse el cierre de fronteras a seres humanos que huyen de los cuatro jinetes del apocalipsis.

Eau de cognas, fragrance fraiche.

Mediadas ya las fiestas navideñas, se da el fenómeno de los maratonianos cortes publicitarios en los que la inmensa mayoría de sus anuncios  son de colonias. Como hagas lo que hagas delante de la tele, indefectiblemente, has de verlo por apéndices nasales, acabas haciendo una especie de análisis de estos. Primero, no hay que buscarle sentido a ninguna de sus historias. No la tienen. Últimamente les ha dado por rodar en blanco y negro. Han apartado el tradicional francés de las grandes casas perfumistas y ha sido desplazado por el inglés americano, aunque se llamen "Cauolina Jeueua". Tienen que parecer malotes tanto ellas como ellos. Cotizados y y bellos animales hollywoodienses. Por ahí andan la Theron y la Jolie anunciando fragancias gabachas y Thor Hemsworth posando para los comekartoffel. Músicas estridentes, coches descapotables, queriendo parecer rebeldes con ropa cara pero a medio vestir, en fin, un agobio inaguantable en el que piensas  cómo escanciar en los ojos de los creadores de esta pesadilla un par de frascos enteros, cuanto más alcohólicos, mejor, porque ya que van de irritantes, que lo sientan.

Menos mal que esto se acaba el lunes para comenzar con los cursos en fascículos, porque el de los fármacos antigripales ya lleva varias semanas y no cuenta.

2 comentarios:

Zhura dijo...

Hola!! por suerte o por desgracias no veo tv.
Las veces que pierdo mi tiempo viendo algo, suelen ser series y de Netflix o alguna plataforma así, con lo que no suelo ver anuncios de nada.

A mi lo que me ponía mala malita, es lo largos que hacen los espacios de anuncios. Coñe! que una cosa es que te pongan un par o tres (si me apuras cinco) y otra es que se peguen un cuarto de hora.

Así que lo dicho, me quedo con las series que veo al montón. Eso sí, cuesta más buscar un momento para escaparse a la cocina a hacer la cena con eso de que el siguiente capítulo empiece solo jajajaja

Si es que nunca estamos contentos con nada!
Feliz entrada de año!!

https://similocuramedeja.blogspot.com/

Emilio Manuel dijo...

De un tiempo a esta parte, te veo muy pero que muy descontenta del mundo, ni las navidades te alegran el cuerpo, veras como cuando cumplas unos pocos de años las cosas irán a peor.

Saludos