Dando la nota (Concierto de año nuevo)

Hace años que no pongo de fondo el concierto de año nuevo de la filarmónica de Viena, ofrecida por eurovisión, gentileza de la ORF (Radiodifusión austríaca), y menos que pongo la mesa con los saltos de "garmisch-partenkirchen" y no "partetelakrismen", como decía un familiar mío.

Pero sobre el concierto, va el telediario y nos cuenta que, como está dirigido por el Nóbel de la paz, Daniel Baremboim, que en su país de "aliyá" (Éxodo), Israel, porque el colega es nacido en Argentina, está un poco estigmatizado por posicionarse a favor de un estado palestino, es un concierto que reclama la paz.

Y para eso, Baremboim, agarra a los pingüínos violinistas vieneses y los pone a ejecutar la marcha egipcia, de Strauss, padre, como un guiño a los países árabes, tan perjudicados en los últimos 200 años. 

Y es que este 2014 es el año en que, en julio, se cumplirán 100 años del inicio de la primera guerra mundial. Una guerra terrible que sólo fue el final de toda una segunda mitad de siglo XIX inestable y beligerante en esa centroeuropa que nos ofrece conciertos llenos de valses y polkas.

Porque, ya que estamos, ¿A qué redomado hipócrita se le ocurre hacer un "concierto por la paz" y colarnos como colofón la "marcha de Radetzky"? Esa simpática y alegre marcha compuesta por Strauss, padre, que está dedica da al mariscal Joseph Radetzky, que se afanó, en la guerra de independencia italiana, allá por 1848-49, en vapulear a las tropas de los aspirantes Saboya, zumbándoles en la batalla de Novara. Y de ahí la marchita, nada pacífica, que es un símbolo nacionalista austríaco, de lo poco que les iba quedando de su mermado imperio Austrohúngaro, al que sólo hacía homenajes Berlanga en sus películas.

Y, claro, de esa manera, una de cal y otra de arena, en ese pretendido y no logrado concierto de intenciones pacifistas dirigido por Baremboim. Ya puestos, podían haber ejecutado el "Va, pensiero" de Verdi, de la ópera Nabucco, que fue el himno-contestación italiano a la marcha de Radetzky.

Feliz año nuevo, o "virgencita, que me quede como estoy".