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jueves, 15 de diciembre de 2011

Max Linder, el ídolo olvidado

Hubo una vez, en la Francia que había inventado hacía nada el cine, un actor, un cómico, un artista admirado por miles de personas. Una de las pirmeras estrellas del cine: Max Linder.

Maximilien Gabriel Leuvielle nació en diciembre de 1883 en la Gironda francesa, cerquita de Burdeos, zona vitivinícola. Tanto que su familia se dedicaba a producir vinos, aunque según algunas referencias, como el wikipedia, digan que su familia era de orígen hebreo, otras, en cambio, hablan de un orígen cristiano-católico, lo cual no importa para el personaje porque se dedicó al teatro, music-hall y cine, y no a la religión.

Linder era un tipo que gustaba mucho a las féminas de la época. De figura esbelta, atlético, con el bigotillo que lucían los mozos hace cien años. Sus aventuras en el celuloide hacían que fuera adorado como un dios del Olimpo. En 1905 mientras se pasaban imágenes a ritmo de pianola, Linder era el héroe que todos veían. Pierre Étaix, colaborador de Jacques Tatí, cuenta en una entrevista sobre la época que nos ocupa que Max Linder buscaba innovación y efecto. Relata que en famoso Olympia de París, al empezar una función, un presentador se excusaba porque Linder no había llegado al lugar, acto seguido, sonaba un teléfono, la pantalla del Olympia se iluminaba y salía la imagen de Linder con el teléfono pegado a boca y oreja  con ambas manos(Era un modelo antíguo), cuelga y sale de la casa corriendo, haciendo mil acrobacias y jugándose el tipo para llegar a su cita con el público del teatro. Monta en un globo que aterriza sobre el tejado del teatro, se cuela por la chimenea y aparece en vivo sobe el escenario. Un golpe de efecto espectacular para la época. La gente que asistía al Olmpia irradiaba sorpresa y admiración. Efectos magistrales -de entonces- como estos lo convertían en un ídolo, aunque cada vez tiraba más hacia el celuloide.
Max Linder con el uniforme de trabajo.

Llegó a rodar en Barcelona hacia 1912 y para ello congregó a 10.000 personas en la plaza de toros. El film se iba a titular "Max, toreador", que ya se sabe que los franceses, Bizet lo sabe, a los toreros los llaman toreadores. Para rodar, Linder contrató una corrida de toros de verdad, y salió vestido de luces al albero (La imagen de Linder vestido de torero es la que recuerdo de toda mi vida). En aquella época no se tenía cuidado del protagonista ni había especialistas. Linder toreaba, como Cantinflas, aunque fueran vaquillas. Linder no dejaba de rodar sus aventuras de dandy alocado.

 Max, toreador, de brindis en Barcelona.

Su éxito fue inmediato en los cinematógrafos de medio mundo. Charles Chaplin llegó a decir que era su discípulo.Pero no todo fue tan fácil en una carrera de artista adorado, pronto Linder se ve envuelto en un efecto mariposa. Si una mariposa en Sarajevo bate sus alas cercana a un atentado con bomba, se monta la primera guerra mundial.

Linder es llamado a filas a defender la línea Maginot y fue intoxicado de lo lindo con gas mostaza. Ya se sabe la maldita manía de los que inventan las guerras de probar agentes químicos que destrozan las vidas de los enemigos y de los miembros de las tropas propias, además, claro de sufrir los horrores varios de la miserable trinchera, Linder nunca se recuperó del todo, siempre le quedaron secuelas de tanta exposición, que unidas al horror de aquella guerra tan sanguinaria (No hubo familia francesa que se librara de rezar un funeral por algún familiar muerto en combate) marcaron el resto de su vida con  problemas psíquicos. Corría el rumor de que había muerto en las trincheras y sus seguidores se mostraban desconsolados. Ya se sabe que en aquella época los monstruos del cinematógrafo tenían unos "fanes" que ya los quisiera Lady Gagá.

Licenciado del servicio y después de recuperarse de las heridas menos graves -las físicas- como combatiente, fue enviado a los EEUU para seguir con su carrera hacia 1916, donde conoció por fin a su devoto linderista Charles Chaplin. No le fue demasiado bien la aventura transoceánica, y volvió a su país recién pacificado en 1918.

A partir de esos años protagonizó algunos largometrajes, siempre con su impecable frac, su peinado cuidado, su bigotillo bien recortado y su aire de dandy, pero las depresiones postbélicas de Linder le llevaron al consumo de drogas para poder soportar su vida, decidió cercenarse las venas junto a su esposa un día gris de otoño de 1925. Este ídolo del cine mudo murió a los 41 años aún joven. Como muchos otros famosos artistas de la época del mudo, su memoria fue olvidada, aunque su hija Maud Linder hizo verdaderos esfuerzos para reivindicar su nombre.


El libro que escribió su hija, que no reparó en esfuerzos para reivindicar el nombre de su padre.

Linder cayó en un olvido injusto, como otros muchos actores que hicieron soñar a un par de generaciones, quizá porque era francés y no yankee, quizá porque se quitó la vida joven, harto de los problemas que la guerra le causó y que no supo resolver, pero el actor al que Chaplin admiraba y que otros copiaban fue un día el actor más querido y admirado del joven cine.

11 comentarios:

Padre Angel Kakustarra dijo...

Desconocía totalmente al personaje. Gracias por tu interesante aportación.
Pasa felices días. Mis bendiciones.

Pena Mexicana dijo...

Me encantan estas reseñas Juli, gracias nuevamente :)

besitos

Siempre suya dijo...

Al igual que Pena, me gusta mucho que hagas estos pequeños artículos, de música o cine. Pero los que me pirran son las escenas bíblicas.
Son una agradable lectura. Gracias

W.B. dijo...

Me alegra que rindas homenaje a esta figura del séptimo arte, imprescindible en la historia del cine.

Compartimos cinefilia, amiga.

Mil besitos para ti.

Sra. Castafiore dijo...

lo de salir de una trinchera de la gran guerra y volver al oficio de hacer reir debe ser sobrehumano

iTxaro dijo...

ufff no se de dónde sacas todos estos personajes olvidados. No lo conocía

muy interesante

Anónimo dijo...

Juli Gan, estuviste este verano en Granada y te encantó. Pero más te habría gustado Córdoba si la hubieses visitado. Aunque quizás hayas estado ya en la capital califal. No lo sé.

Un saludo de un internauta cualquiera del mundo.

Juli Gan dijo...

PADRE ÁNGEL KAKUSTARRA: Hace 100 años era más famoso que Lady Gagá. Un placer. Bésole el mano benedicente.

PENA MEXICANA: Gracias, guapa. Me alegro de que sea así.

SIEMPRE SUYA: Eh, pues muchas gracias. Me acabo de poner del color de los tomates :D La semana que viene, si hay ánimo, va una escena bíblica.

GOLFA GANADORA: Hombre, imprescindible,imprescindible...Se ha prescindido bastante del pobre Max. Gracias por la visita. ¿Nos conocemos de otra vida virtual?

SRA. CASTAFIORE: Pues sí que debe ser duro,tanto que un país que exporta guerreros como los EEUU suele tener un gran índice de mendigos de tortuosa vida anterior en primera fila de Vietnam, Honduras, Irak 91, Afganistán, Irak 2001,etc,etc...Feliz navidad, prima.

ITXARO: Este en concreto de un libro de historia del cine que había en mi casa, pero que me lo ha traído a la memoria otro que hablaba del cine de Jacques Tatí (Monsieur Hulot). Gracias, eguberri on.

INTERNAUTA CUALQUIERA DEL MUNDO: ¿Y cordobés? Pues sí. Tuve la suerte de conocer y visitar Córdoba cuando tenía 15 años. El puente romano,la mezquita (Lo de la catedral barroca por medio es una pena),y las calles blancas con hermosos patios floridos. He de volver, pero es que Andalucía es muy grande para sólo 10 días. Tengo la pena de no haber podido ir a ver las ruínas de Medina Azahara. Gracias por tu visita.

Manderly dijo...

Son muchos los artistas olvidados. Sobre todo aquellos que iban de pueblo en pueblo llevando ilusiones a las gentes que no vivían en grandes ciudades y que no tenían acceso a la diversión.
La novela de Paul Auster, 'El libro de las ilusiones' parece inspirada en la persona de Linder. Además en la portada del libro se utiliza una fotografía de Linder. No recuerdo si se menciona al actor en la novela porque hace muchos años que lo he leído. Te lo recomiendo!
Un saludo.

Bargalloneta dijo...

Impresionant!!!!!
Em sonava el seu nom però creia que era americà!!!!
M'encanta el post , aprenc moltíssim amb tu eh????
que ho sàpigues!!!!

Juli Gan dijo...

MANDERLY: No suelo leer best sellers, una manía que tengo, pero me apunto el libro de Paul Auster. Gracias por la referencia. Los artistas de le legua son supervivientes anónimos de su época.

BARGALLONETA: Moltes gràcies, noia. Jo sí que aprenc dels posts de vosaltres, sobre tot de cinema :)