Fira de la Ascensió

Este ha sido un buen fin de semana. Ha sido completito y ha estado bien aprovechado. El sábado era la fiesta de fin de curso de la escuela y fuimos a oirles cantar, y luego, como era la fira de la Ascensió, bajamos al centro de Manresa andando para ver el ambiente de la calle: Las tómbolas, las terracitas, los puestos de mercaderías. También se celebraba en el casino la maratón de donación de sangre. Pregunté al médico que me iba a mirar el nivel de hierro y a tomar la tensión (12/8) si podía beber vino, porque me iba de cenita y me dijo que en varias horas ni hablar. Cosa rara porque en la asociación de donantes de sangre de mi barrio donostiarra siempre ponen tinto y bocatas de chorizo para después de pasar por la camilla. Lo gracioso es que, yo, que nunca había donado en el casino de Manresa, al parar a ventilarme mi botellita de agua -las pastas, para su tía- van y me regalan como obsequio una botella de vino blanco en una bolsa anaranjada de la caixa de Manresa.. ¿Querrían hacerme caer en la tentación sin librarnos del mal, amén? Así que pasando de la prescripción médica, porque cosas peores he hecho después de una donación como irme de potes por lo viejo con mi buen amigo Tx, nos fuimos al mexicano del barrio a comer quesadillas con ensalada y burritos de pollo.

Ayer quedamos para desayunar en Rocafort, un pueblico colgado en la montaña. Ellos iban en bici, y nosotras en automóvil (yo tengo permiso del médico del día anterior, porque no debo hacer esfuerzos esta semana, je,je,je). Luego dimos otra vuelta por la Manresa de feria y me compré un bolso porque el que uso lo tengo "destrozaíto" Y pasamos una tarde memorable oyendo caer la tormenta. Ha refrescado el ambiente, porque estaba imposible.