Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

jueves, 27 de mayo de 2010

mi tía Patty y el domund

Mi tía Patty, cuando era una mocosa, acudía al colegio de monjas cercano para realizar sus estudios primarios. Como todos los colegios religiosos de la época, allá por los cincuenta, se dedicaban a cotillear en la vida privada de las familias de sus alumn@s, a adoctrinarlos y a colocarles una hucha con forma de cabeza de negrito con brecha (hendidura) en la cabeza para la pasta. Era la recolección anual del Domund, algo que se sacaron para ir a bautizar a pobres infantes del tercer mundo. Las monjas, además, tenían la fea y asquerosa costumbre de premiar a quien sacara más, lo cual representaba una encarnizada lucha desigual entre las pobretonas del barrio y las niñas bien que vivían en "chaleses". Sobra decir que mi tía Patty estaba entre las primeras, y es que la familia de mi padre, por aquella época constaba de un pobre maestro de escuela, su hacendosa esposa y su extensa prole, entonces compuesta de nueve vástagos.


Tía Patty, que otra cosa no, pero tiene un empeño vital en llevar adelante sus determinaciones, decidió que esta vez iba a sacar pasta costara lo que costara, que ya valía de que las niñas ricas habituales se llevaran todos os agasajos. Después de sablear a sus hermanos mayores, que algo le daban en forma de calderilla, y de patearse el vecindario para sacar monedas mohosas y algún que otro botón, decidió ir a las casas de los vecinos de delante. Pensó que el señor de la óptica, que es un señor tan simpático y tan bien vestido, algo le dará. Y efectivamente, el señor con un acento centroeuropeo energético y repoblado de erres sacó un billetazo y exclamó al tiempo que introducía el billete en la cabeza del negrito. "Cómo, no, porr esta vecina tan simpática".

A la hora de la comida, mi abuelo, que era un señor de profundas ideas católicas, inquiere a su retoño la marcha de la recaudación, y la niña le suelta alegremente que ha ido donde el señor X y le ha sacado un billetazo. Mi abuelo suelta la cuchara y se queda ojiplático y exclama:

-¡Oh, no!- La niña no entiende la reacción, y mi abuelo, maestro a fin de cuentas le dice:
-Patty, no puedes pedirle dinero al señor X para bautizar niños.
-¿Por qué no?
-Pues porque el señor X no es cristiano. Su religión es otra.
-No lo entiendo
-Tú pides ayuda para cristianizar niños, pero el señor X es judío, y aunque haya sido tan amable, seguro que le has molestado.

Patty, que era muy niña, descubrió con sorpresa que no todo el mundo en aquella ciudad tan gris y uniformada perteneceía a la única religión que conocía, hasta ese momento.

11 comentarios:

Martina dijo...

Yo recogía de pequeña para los "chinitos". Mis hermanos me preguntaron si quería ser la madrina de mis dos sobrinos, les dije que yo no podía acompañar a unas criaturas a un lugar en el que no creía. Al principio no me entendieron. La explicación fue sencilla: tú bautizarías a tu hija en una mezquita? Cada cuál a lo suyo. Creo en la diversidad cultural, religiosa, lingüística, en el respeto por las elecciones particulares,no me quiero privar de todos esos conocimientos ni de ninguna enseñanza, pero tengo mis principios. Ese es uno de ellos. No soy creyente. Pero mis sobrinos pueden estar tranquilos porque su tía les acompañara por otros senderos de la vida y sin testigos divinos. El día a día, el beso a beso y el cariño incondicional que les tengo.
Besets.

Antonia dijo...

anda que no he oído yo veces a mi suegra decirle a la pakirrota, ¿vas a hacer como con los negritos del domund? porque la chica los rompía, y si, esta gentuza exigía el pago del negrito si a la niña se le rompía. Ni que decir tiene que la familia pertenecía también al primer grupo aparte de sufrir persecución policial.

Candela dijo...

Mira por donde, los no católicos podían ser buena gente, aunque entonces, por real decreto pseudodivino, estuviesen condenados al infierno :)

emejota dijo...

Veía a las crías de los otros colegios con las dichosas huchitas, me daban mucha pena, con aquellos uniformes oscuros parecían pequeñas hormiguitas con huchas cabezonas. Me ha encantado tu narración, en ello se demuestra que no existe más re-ligación que la del corazón. Un abrazo sin hucha.

Pena Mexicana dijo...

Este post me ha causado varias sensaciones... primero me he sentido un poco alucinada de ver las figuras de las huchas (alcancías), ¿es mi imaginación o parecen sacadas de una película de terror?
Luego me sorprendió el retorcido concepto de la caridad matizada de competencia y aderezada con premios... vamos, que no pega ni con cola una cosa con la otra.
Finalmente me dio ternura con tu tía y su descubrimiento de que había otras religiones.
Me ha encantado, supongo que la mejor manera de aprender acerca de la historia reciente de un país es a través de relatos comop este. ¡Gracias!

Sra. Castafiore dijo...

Mi madre tiene una foto con su hucha del negrito. Se la daban a ella porque era morena y con rizos afro. Mira que es casposo el sistema de las monjitas. A mi me tocó ya la hucha de diseño de la cruz roja. No veas lo que recaudabamos con las técnica de "ataque por sorpresa" y "a tapar la calle".

felicitat dijo...

Mis padres no tenían hucha de negrito, mi padre apenas podía ir a la escuela de noche, que un maestro estupendo y gratuitamente hacia clase para los niños desfortunados. Mi padre con siete años ya era vaquero. Mi madre con catorce empezó en la fábrica, lavaba la ropa de casa en el rio y cosia para una modista desde niña y así se sacaba algún vestidillo.
Mi suegra, ella sí que pedia en su casa, que estaban más acomodados, tenían por aquel entonces una casa de comidas y pensión para trabajadores, le daban dinero para los negritos, en vez de ponerlo en la hucha dice que cuando la castigaban, ella ni tonta ni perezosa, sacaba un dinerillo para los negritos y se lo daba a la monja que le quitaba el castigo seguro.
Ahora, en muchas instituciones católicas, sobre todo de monjas, siguen funcionando igual, viven de la caridad, pero tienen unos edificios ejemplares. Hay gente que no pueden pagar el techo donde viven ni la escuela para sus hijos, esa es una de las cosas de la Iglesia de la que no estoy totalmente a favor.
Me he negado rotundamente a que mis hijos fueran a una escuela regentada por monjas, lo cual no dice que todas las instituciones sean iguales, pero se parecen.

JL F dijo...

Bonita historia. Y es que no solo los catolicos, a pesar de los fachillas que siempre han gobernado esa religion, son buenos. Y lo peor es que, al contrario que tu tia Patty, muchos todavia no se han dado cuenta.

Morgana dijo...

Dos cosas: una, siempre me dieron miedo esas huchas horrorosas, no las soporto.

Y dos, me has hecho recordar una anécdota parecida, de mi abuelo y de las fiestas del barrio de San Roque, en Las Palmas de Gran Canaria. Resulta, que en su infancia, también se mandaban a los/as niños/as a pedir para las fiestas y para adecentar la iglesia y resultaba que casi nadie colaboraba, salvo el panadero, que era del islam...

Un saludo.

iTxaro dijo...

yo recogia también para el Domund hasta que descubrimos a un vecino que siempre echaba 5000 pesetas (una barbaridad)ya ibamos directamente a él y pasábamos de pedir más.

En 5 de EGB tenía una monja que pedía para los "chinitos" todos los lunes (era para ella) le daba tanta rabia a mi madre que me daba poco dinero para echar,no veas cómo se ponía la monja.Fue el único año que me ponía mala cuando tenía que ir a la escuela, de miedo, por eso y por otras muchas más aberraciones

El tío Goyo dijo...

Te lo cuelgo aquí, pero muy buuuuenos los tres últimos
zorionak!!!