Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

viernes, 29 de abril de 2016

El gran país, con horizontes en algún sitio.

Hoy, en Zinéfilas: Horizontes de Grandeza. Me gustaría haber conocido a los miembros del comité que rebautizaba películas en aquellos años del franquismo, porque mira que llamándose en original "The Big Country", el gran país, haciendo referencia a las vastas llanuras de Texas, que llegó a ser un país independiente antes de meterse en los "Estados Juntitos", van en España y la cagan estrepitosamente.

Problemas con el título

La peli está basada en una novela por entregas que salía en una publicación norteamericana. De hecho es un folletín, un drama, quizá incluso, un culebrón. ¿Cómo podemos hacer atractivo un culebrón para los hombres jóvenes? Vistiéndolos a todos de Cow-Boys y ambientándolo con una buena partitura. No falla, el culebrón que tiene al chico forastero, a la chica hija de un papá texano rico, al rival del papá, a la buena amiga de la chica y heredera casadera, al malvado rufián, al humilde empleado mexicano y al desafiante capataz que quiere batirse con el chico porque no lo considera lo suficientemente bueno para la hija de su jefe, no deja de ser una historia de amores y orgullo. Mucho orgullo. Orgullo por una tierra salvaje, orgullo mancillado por el desprecio, orgullo contra el rival...

William Wyler y el elenco

La música, además, de Jerome Moross, describe lo salvaje y bullicioso que es Texas y lo orgullosos que están los texanos de su gran país. A Jim Mc Kay (Gregory Peck), capitán de barco del este, que se retira para casarse con Pat Terrill (Carroll Baker), la hija de un rico ganadero que tiene tierras para aburrir, se lo recuerdan a cada rato. Hasta algún pomposo texano le pregunta sobre las llanuras con satisfacción: "¿Ha visto alguna vez algo tan grande?" a lo que Jim responde "Msí...Un par de océanos".

El chico, la chica y su padre

Peck hace de caballero intachable, pelín blandito a juicio de Steve Leech (Charlton Heston), el capataz de la casa Terrill. No considera al marino lo suficientemente bueno (gañán pendenciero) para la hija de su jefe. Él la pretende, pero está en una posición de desventaja social. Lo provoca un par de veces con el propósito de zurrarse para ver quién sale campeón de la dialéctica de los puños, pero Jim no está interesado en hacer el imbécil, cosa que cabrea a su novia Pat. Esta tiene un desmesurado complejo de Electra, que es como el de Edipo pero al revés, una devoción desmedida por su padre al que llama "el Mayor". Llega a decirle a Jim que "no es la mitad de hombre que el mayor".

 El rudo capataz 
La amiga de la chica

Por otro lado está la amiga de la novia, Julia Maragon (Jean Simmons), que es la heredera de unas tierras con agua que todos pretenden, sobre todo el gran rival del Mayor Terrill, que no es otro que el patriarca de la familia Hennessey, Rufus Hennessey (Burl Ives), dueño de un rancho ganadero que se pega un par de discursos en la peli que se tradujeron en un merecido óscar al mejor secundario.

 Rufus Hannassey, el enemigo
Buck Hannassey, el malote

El primogénito de los salvajes Hennessey, Buck (Chuck Connors), es un bruto alocado, fanfarrón, pendenciero y rudo vaquero que, por una broma, comienza una guerra de clanes. Chuck Connors era un tiarrón que, aparte de actuar, tuvo tiempo para jugar con los Celtics de Boston al baloncesto, y al béisbol con los Dodgers de Nueva York y los Cubs de Chicago.

La peli, insisto, es un culebrón vestido de cow boy, dirigido con maestría por William Wyler, que es todo un clásico del cine y que tiene una banda sonora soberbia.

lunes, 25 de abril de 2016

El día del libro

Hoy es San Marcos, aniversario de la Revolución portuguesa de los Claveles, pero el sábado fue San Jorge, Sant Jordi, día del libro debido a que un 23 de abril de hace 400 años coincidieron en fallecer el mismo día dos inmortales (Paradojas de la vida) de las letras: Cervantes y Shakespeare.

Todo el mundo sabe que las grandes editoriales del Estado tienen aposentada su sede en Barcelona, así que la ciudad condal es un hervidero de promociones, lanzamientos y firmas de libros durante todo el día por parte de los sufridos escritores, que hoy escriben más que nunca, aunque sea su rúbrica.

Buena pesca


Si alguien se pasea por las Ramblas y aledaños encontrará de casi todo: los mismos libros recién salidos de imprenta para el día de hoy; las publicaciones de las grandes editoriales; los libros de segunda mano que por un día escapan del mercado de Sant Antoni por Sant Jordi; editoriales alternativas de asociaciones alternativas a la altura de la rambla de Santa Mónica... Un ambiente espectacular bajo un sol radiante de primavera. Eso sí, a mediodía, mejor largarse a lugares menos concurridos. Un vermutico en el barrio de Sant Pere, por ejemplo.



viernes, 22 de abril de 2016

Castigo por opinar

Suma y sigue. Después de vomitar en el blog el otro día toda la incomprensión y el dolor que guardo dentro como mera ciudadana que aún debe defenderse de los prejuicios que otros tienen sobre mí por ser de donde soy y cuestionar "verdades" que no lo son tanto, ahora todo un juez de la Audiencia Nacional está recibiendo el ataque vengador de todo un ministro que no duda en desear el vilipendio y escarmiento de ¡Una opinión! Una opinión formada, además, por informes no ya de la propia judicatura, sino de la misma ONU.

naiz: hedabidea zara - Intervención íntegra del juez De Prada en Tolosa

Pintada que llevó a detención

El ministro del interior Fernandez Díaz pretende que el CGPJ castigue a este juez por declarar que existen casos evidentes de tortura. El ministro del poder ejecutivo pretende castigar a un juez del poder judicial porque no le ha gustado lo que dice. No se plantea que, quizá las fuerzas policiales que están bajo su mando se excedan en su afán por conseguir que los detenidos confiesen. Pretende un castigo ejemplar porque quizá, no puede hacer nada contra las escandalosas evidencias que el relator espacial para la tortura que mandó la ONU a España, Theo van Boven, halló, registró y detalló.


No sólo eso, miembros de asociaciones de víctimas de terrorismo también se suman al apalizamiento. Pudiera ser normal dado el dolor que siente un familiar de un asesinado, pero las declaraciones de estos miembros asociativos dan por supuesto que todos los que denuncian torturas son terroristas, cuando, pasándose por alto la presunción de inocencia que, muchas veces, resulta ser precisamente esta. Pero no, el dolor, o lo que sea, ciega a estos familiares heridos y no les importa que los detenidos no sean más que otras víctimas. Ya son culpables por tener mala suerte de ser detenidos y si son torturados y denuncian, son etarras y a callar. ¿Que es injusto? ¿Y qué pollas les importa? Ya harán propaganda en sus medios para que lo parezca. Muchos pensaréis, "sí, claro, pero hay muchos terroristas que no son inocentes". Pensad en que se detiene y deja en libertad sin cargos o con "carguitos", que en el juicio son sobresídos o improbados, a no pocos detenidos. Conozco, por desgracia, varios casos.

Historia de un diario "culpable":


Luego se comprobó que era mentira, sin embargo, denunciar la barbaridad de cerrar un diario en una democracia "por pertenencia a banda armada" en unos premios de la música contó con la desaprobación de muchos que abuchearon al músico Fermín Muguruza. ¿Y qué más da que tuviera razón? La culpabilidad la tenemos innata en el País Vasco. Seguro que muchos abucheadores aún piensan que tenían razón, a pesar de las abochornantes pruebas del juicio.



Que se agrande el número de víctimas no le importa a nadie, y mucho menos a las víctimas oficiales, que las otras, no lo son y como protesten, como pasó en Pamplona el otro día, ¡Zas! Detención y vista judicial. El poder ejecutivo no puede tolerar que se sepan ciertas verdades vergonzosas.

Mira que no quería hablar más del tema después de volcar en el post anterior muchas amargas vivencias de las que me he rodeado, harta de tener que soportar "jueces" on line acusándome de barbaridades inconcebibles porque no son capaces de imaginar cómo se vive en un lugar, aparentemente democrático, y se cuestionan "verdades mediáticas" que tú sabes que no lo son.

miércoles, 20 de abril de 2016

Sospechosos habituales

Pasados unos días de la aparición de Otegi en un programa que no gusta nada a la derecha, y viendo que la entrevista aún despierta más crispación de la que debiera, harta, además, de sentirme observada durante años sólamente por el fortuito hecho de haber nacido donde nací, tener el acento que tengo y llevar los apellidos que llevo, voy a hacer una autorreflexión.

Nunca milité en nada. Será que he solido ser bastante descreída. Siempre desconfié de intrépidos líderes mesiánicos. No me caía en gracia ninguno de los partidos políticos existentes, estuvieran legalizados o prohibidos. Sin embargo, sólo por el hecho de ser de donde soy y  de utilizar -menos de lo que quisiera- el idioma que a muchos les parece culpable sólo por existir, despierto recelos.

No milito en nada, repito, pero esto no me ha librado de ser encañonada con un arma, tratada como una delincuente en uno de esos controles de carretera, advertida de cuidar mis opiniones porque no sabes quién te escucha en la calle, en el bar o por teléfono, insultada, ofendida e incluso a punto de ser apalizada, a los siete años, en un polvoriento pueblo de Castilla por ser "etarra", a los ojos de los chavales adoctrinados por sus padres, a su vez, adoctrinados por la televisión.

Vascofobia fomentada durante años. Mingote

Sí que había miedo en los ochenta y los noventa en el pueblo vasco. ¿No lo va a haber si vivíamos en un estado policial? ¿ETA? no, a mí ETA no me preocupaba, ¿que por qué? porque ya sería mala suerte caer víctima de un atentado terrorista. ¿Podía pasar? Claro, pero en esas desgraciadas loterías tenía muchas más probabilidades de ser detenida por cualquiera de las Fuerzas de Seguridad del Estado, como muchos de mis conciudadanos, y acabar torturada tres días en, probablemente, otra vez, el barrio de al lado del mío, que tiene un supercuartel verde. Ya le pasó a un vecino mío. Era chófer de autobuses urbanos. Lo detuvieron y acabó muerto. Presumiblemente, por lógica ockhamniana, no resistió "el interrogatorio" que permite la ley antiterrorista. Hoy día sigue su honor mancillado pues figura como "etarra" en el cómputo de acciones policiales, aunque no lo fuera. Pero eso es igual, da igual que seas inocente o culpable. Eso no importa. Aparte de muerto con angustia, despreciado, ignorado e insultado por los medios de comunicación oídos por muchos, que,  encima, se alegran de su muerte. "Uno menos", ¿Uno menos, qué? nadie nos comprende, pero celebran nuestro padecimiento como pueblo, porque si padecemos,¡Algo habermos hecho! somos etarras, claro, si no, nos alegraríamos. ¿Seguro? Ojalá no lo tenga que vivir, si, quien me lee, piensa esto.

En mi casa una vez se dio un momento de paranoia difícil de creer. En un infortunado control benemérito pararon a un vecino recién casado que era íntimo de mi hermano mayor. Lo tuvieron un buen rato encañonado de espaldas al monte y no hacían más que preguntarle cosas como "¿Quienes son tus amigos?". el chaval, claro, nunca se había metido en líos, pero, con el susto en el cuerpo, y después de largarse de allá hizo venir a su suegro a mi casa a avisar a mi hermano por si la guardia civil aparecía. Mis padres, encima, acosando a mi hermano preguntándole si se había metido en ETA. Mi hermano, indignado, gritaba que no, que no era un gilipollas. No pasó nada, claro, pero el miedo durante un par de días, sobre todo, el de mis padres, no los dejó descansar.

He tenido compañeros de clase del bachiller detenidos acusados de cosas absurdas que han recibido guantazos en el viejo cuartel desaparecido de el Antiguo; un amigo lamentando que , en otro control policial por ir en un autobús de una asociación cultural "sospechosa", le pidieran el carnet. "Ahora me van a parar todos los días, ya verás"; he conocido personas confundidas con etarras que, aparte de vivir la experiencia del miedo, han sido llevadas a Madrid de mala manera, y, al darse cuenta del error, abandonadas en la puerta de la comisaría madrileña sin un duro en el bolsillo, porque lo trajeron con lo puesto desde su casa. "Búscate la vida". Ni disculpa, ni hostias; he conocido a alguien que ha estado con un pie en la trena durante una decena de años por ser parte  "del entramado de ETA", que después de vivir en la angustia, hoy por fin es libre de esa mentira que no le dejaban aclarar; conozco muchos buenos empleados a los que el juez Garzón congeló las cuentas corrientes de donde cobraban su sueldo de profesores de ese euskera peligroso, por eso de que todo es ETA; he conocido periodistas detenidos y torturados sólo por el hecho de trabajar en un diario que era ETA y luego ya no, pero ese diario en euskera desapareció para alegría de muchos que ven una amenaza en todo lo vasco; he conocido algunos familiares de muertos por bombas sospechosas sin reivindicar, que pronto se acallaron, o asesinados por exaltados con pistola que no figuran como víctimas del terrorismo...y tantas cosas amargas que no quiero seguir.


En la tele y los medios dirán que te lo mereces por ser etarra o un vasco de mierda, por lo visto son sinónimos indiferenciados. ¿Miedo a ETA? ¿Y cómo iba a tener miedo a ETA si mi cupo de miedo ya lo tenía más que saturado? Si cada vez que pasábamos un control de la policía y mi madre llevaba un pañuelito con la ikurriña, se lo tapaba con la mano, a mis seis años, por entonces, (la bandera volvía a ser legal, después de medio siglo) para que no tuviéramos un disgusto con alguien a quien le parecía un delito. Si tuve que correr, porque disparaban con fuego real, en las calles de mi barrio aquel julio de 1978 después de matar a un chico en la plaza de toros de Pamplona. Me acuerdo del miedo y de los gritos de mis vecinos, y de mi madre corriendo agarrándome con una mano, mientras con la otra empujaba la sillita de mi hermano. Recuerdos imborrables de mis cuatro años.

¿Bombas de ETA? Sí, claro que las he oído y me han aterrado, y he sentido un miedo que me atenazaba cuando detonaban por la noche y llegaba la onda expansiva y yo me encogía en mi cama desvelándome durante horas preguntándome si habría muertos y heridos y sintiendo una inmensa pena por ellos y por la mierda de situación en la que nos encontrábamos .

Y muchos dirán que el pueblo vasco "no hacía nada". El pueblo vasco estaba, en su gran mayoría, hasta las narices de cretinos que no ven más salida que la lucha armada y también harto de que, encima, tuviera que excusarse por sentirse como tal, porque en esa miopía simplista del que ve todo desde fuera, los vascos, sólo por sentirse orgullosos de serlo, ya son una amenaza.

Y así pasan los años, y todo se repite, y sientes como muchos te piden una justificación de por qué te sientes orgullosa de tu tierra, de tu idioma y de tus costumbres, porque todo ello resulta ser de una malignidad suprema. Allá donde vayas tienes que justificarte, porque nadie entiende que haya una diferencia abismal entre sentirte vasco y defender la lucha armada. Te interrogan suspicazmente, no sea que seas una terrorista.

He conocido casos de presentarse la policía en una casa de Madrid al darse la alarma de que había llegado un coche con una matrícula peligrosa, en la que se leía BI, VI, NA o SS. Miedo y desconfianza hacia esa gente (Nosotros). Y eso se perpetúa y aún hay que oír cosas como las que se oyen, no ya contra Otegi, al que, por dejar que hable en la tele se monta un follón. Recordemos que la vez anterior que Évole le entrevistó, Montserrat Domínguez se atrevió a decir que no se debía dejar hablar a Otegi en la tele, no sea que a alguno le pareciera bien su discurso. El problema es que lo vasco y los vascos, gracias a la ingente labor del aparato del Estado, somos ese pueblo sospechoso, despreciable, que no merece hacerse oír la voz, y al que insultar. Y con esto, me refiero a Aitor Zabaleta, un joven que fue al fútbol al que asesinaron y del que aún tienen que leerse cosas como esta.

Manchando un nombre sólo por su origen


Y aún hoy hay detenidos por el delito de denunciar torturas de las FSE, porque esto no para en "época de paz".

Y muchos, si acaban de leer todo esto, aún buscarán tres pies al gato, intentarán situarme en la línea imaginaria "a favor o en contra" de la violencia. (Si lo hacen es que es para darles una patada en el culo), o si lo que cuento son trolas. Habrá alguno que me quiera dar lecciones de que ha vivido cosas peores. ¿Durante más de treinta años y encima teniendo que escuchar "para que escarmentéis"? Lo dudo. Y lo peor de todo, con mucho, es que aún haya gente, en ambos lados de ese extremo que encima se roza por la culata de la pistola, que prefiera que esto no acabe jamás. Vergüenza debería de darles a ambos extremos que se creen con la razón y la "legitimidad de sus armas" por si la razón no convence al resto.

martes, 19 de abril de 2016

Hordas de forajidos

No quiero ser pesada con el tema, pero es que una lee cosas y no sale de su asombro. El PP es una banda criminal al estilo de la mafia de Chicago de hace 100 años. No hay dudas de que sus altos cargos han picado en todas las ollas con negocio por todas partes, para, encima, dedicarse a defraudar y llevarse la pasta fuera.

Y no sólo eso. Ahora aparecen señores feudales como Núñez Feijóo, cuya consejería de sanidad administra tarde y mal tratamientos a enfermos de hepatitis C, y desprecia la vida de los fallecidos a los que se ha ignorado de una manera vergonzosa. Pero no, este tío, no es que no dimita, es que pretenden auparlo a la sede central de la mafia de Génova.

Sólo por esta burla despreciable debería dimitir

Y luego está ese sindicato del crimen ultrafascista de "manos limpias", que más debiera haberse llamado "arriba las manos", y lo de arriba, porque les queda bien por ideología. Un sindicato que va de intachable y se ha dedicado a chantajear a un montón de gente (Sean culpables o inocentes) bajo la amenaza de "si no nos pagas una pasta, aparte de acusarte, te arrojamos al fango por todos nuesteos medios de comunicación con campañas de una agresividad exacerbada".

¿Pero qué es esto, el salvaje oeste?

lunes, 18 de abril de 2016

Caldos para olla

Pasaba por el súper del barrio para comprar artículos con que aderezar el condumio. Al lado de los vinagres se alzaban unas botellas de vino blanco y, bajo ellas, la etiqueta "vino para cocinar" con su precio exorbitante que te lleva a creer que es "Ribera del Duero", por lo menos. Ni el litro de gasilina 98 octanos está tan caro.

Vino de escatimar céntimos a las abuelas

En la sección "vinos" encontrarás a un precio normal caldos de la misma calidad. Como su destino es evaporar el alcohol en la olla y potenciar el sabor de la vianda no hace falta que sea un crianza "denominación de origen".

Sección de espirituososo, a escoger con holgura.

Cómo se aprovechan de que mucha gente poco o nada aficionada al morapio sólo busca vinos para guisar, así, colocado estratégicamente al lado de los condimentos como la sal o el vinagre, pagas mas por lo mismo que hallas en la sección de bebidas.

viernes, 15 de abril de 2016

Vilipendio a una bandera legal

Siento una repugnancia feroz por el PP, sobre todo si preside instituciones, pero no sólo porque se han dedicado, muchos de sus cabezas visibles, a robar a manos llenas y a prevaricar porque "usted no sabe con quién está hablando", sino porque con ese tufillo franquista que les caracteriza, en días señalados, como el de ayer en el que se cumplía el 85º aniversario de la proclamación de la II República, que vino de la mano de unas elecciones democráticas, han intentado sabotear actos tan dignos como el de izar una bandera. Una bandera que era legal hasta que los padres y abuelos de los que rabian ahora dijeron "basta" y se dedicaron con ansia a prohibir y hacer prohibir la Constitución de entonces.

Tricolor en Donostia cuando gobernaba Bildu. El PP ya emprendió acciones sancionadoras.

Me parece vergonzoso que se acojan a la "ilegalidad" de una bandera que sus padres y abuelos descolgaron y quemaron. La bandera que hoy luce en los centros oficiales, en algunas partes, por imposición legal, no proviene de unas elecciones ganadas en democracia, sino que proviene de la dictadura, aunque le hayan cambiado el escudo, a pesar de que la constitución de 1978 luce en sus tapas el águila de San Juan, símbolo del pasado dictatorial y criminal.

Carta magna, una grande y libre, con su yugo y sus flechas antidemocráticas.

Ayer, la Delegación del Gobierno de la Comunitat Valenciana obligó, a los ayuntamientos que hicieron homenaje a la instauración democrática de la II República, a retirar las banderas republicanas que lucían en sus casas consistoriales. Una mezcla de dignidad herida de vencedor de la guerra y derrotado de las pasadas elecciones municipales, por hartura ciudadana de sus latrocinios, les ha llevado a actuar arteramente en contra de un acto cívico de reconocimiento al pasado Republicano y democrático que sus padres y abuelos decidieron sojuzgar.

Falangistas (García Serrano padre) arrancando la legal bandera republicana en Pamplona, 1936

En Cádiz, el PP anuncia que es "ilegal", cosa que no es cierta, y mete por medio a un juez para conminar al consistorio a arriar la tricolor. Los periódicos más rancios en sus webs critican, con la imparcialidad fascista que les caracteriza, este homenaje a una enseña que fue ultrajada a base de armas.

Vergüenza y oprobio, como cuando los arribistas de la secretaría de deportes, que estaban en Australia cuando en la copa Davis sonó "el himno de Riego", saltaron rabiosos pidiendo responsabilidades.



Más de uno de estos ARRIBISTAS del PP colgaría la rojigualda de la gallinota los 18 de julio con orgullo y brazo tieso.

miércoles, 13 de abril de 2016

Las tres (En)gracias

En la época de máximo desarrollo del cristianismo, de secta minoritaria a religión única y verdadera, se utilizó la táctica de divinizar a seres vecinales que solían tener una muerte horrible, generalmente, martirio, fruto de la frustración que su fe inquebrantable suponía a sus asesinos. De este modo, en los primeros siglos de nuestro cómputo occidental, tenemos santos y mártires a los que se les torturaba vilmente, dicen. Siendo, a veces, personajes poco creíbles y, a veces, indivíduos que nacían en varios lugares a la vez, porque un rumor es un rumor, se tomaban como ejemplos machacones de afianzamiento de una fe que iba ganando adeptos con una querencia al morbo más que notoria.

Hacedle caso a Rubens y pasad de las modas NO alimentarias

Curiosamente, las santas mártires solían ser, muy a menudo, esas jóvenes guapas e indefensas, de buena familia, que morían torturadas por las autoridades (Esto último no ha cambiado gran cosa) para hacerlas abjurar de su inquebrantable fe. El caso de las tres Engracias ibéricas lo demuestra. Y es que la veneración a intachables ejemplos de bondad es la mejor de las tácticas de captación de las sectas. Por cierto, hay que ver lo que le gusta el morbo al paisanaje.

Hubo tres Engracias sin que Rubens lo sospechara, vaya por Dior, que no estaban emparentadas con Zeus. Santa Engracia de Zaragoza, mártir y santa de principios del siglo IV; Santa Engracia de Segovia, santa y mártir de la invasión sarracena del 711, y Santa Engracia de Braga, también santa y mártir del siglo XI. Todas ellas de buena cuna, faltaría más.

Santa Engracia de Zaragoza: Era una joven que iba hacia Francia a casarse y que pasaba por Zaragoza en el año 304, siendo emperador Diocleciano, que decretó persecución y muerte de los cristianos, que no creían en Júpiter ni en las deidades oficiales romanas. Engracia quiso interceder por los cristianos y se ofreció voluntaria al tormento. La desollaron con ganchos, le cortaron un pecho y le clavaron un clavo en la cabeza. Finalmente, la enterraron a las afueras de la ciudad, donde tiempo después se alzó una iglesia para venerarla. Ese afán apasionado por honrar los tormentos esconde un desmedido morbo en el particular sentimiento cristiano ibérico.  Años después, el padre de Fernando el Católico, Juan II, sufriendo ceguera por cataratas, fue operado, con éxito, por un médico judío de Lleida, y aunque el alfaquín mosaico consultaba la cábala para encontrar el día propicio para la ejecución de la cirugía, además de tener su cuidado instrumental, se mantuvo la leyenda de que el bisturí empleado fue, nada más y nada menos, que el clavo que trepanó el cráneo de la mártir zaragozana. Por ello, Juan II, hizo crecer la pequeña iglesia creando un monasterio. Una leyenda que crea fieles. ¡Qué listos!

Hay que ser bestias

Santa Engracia de Segovia: Otra niña rica, hermana de otros dos santos: san Frutos y San Valentín. Resulta que a la muerte de sus padres, el hermano mayor, Frutos, decide hacer voto de probreza y lo vende todo. Se van los hermanos de ermitaños a una cueva. Los tres debían ser ya ancianos cuando los ejércitos del califato omeya invadieron la península en el 711. San Frutos se dedicó a cristianizar invasores, pero murió al poco. Sus hermanos fueron martirizados y decapitados por su inquebrantable fe cristiana. Ya se sabe que hay que dar malas referencias del enemigo para crearte adeptos.

Esta es la zaragozana otra vez. De la segoviana no hay imagen alguna.

Santa Engracia de Braga, también llamada de Badajoz. La más "joven" de las tres Engracias.  Otra hija de buena familia, qué raro, tú, a la que su padre quería casar con un noble, muchos aseguran que moro, para ensalzar el valor de la Santa, y ella, que no quería tomar esposo, se largó de casa. Cuentan que su pretendiente la cazó en una zona de Zamora llamada Carbajales y la decapitó, echando su bolo al cauce del río. La cosa es que esta horrible muerte, fruto más de la violencia de género que otra cosa, fue alimentada por el morbo de los moradores de esta tierra, alegando que Engracia quería dar su vida a Dios y que el asesino era moro, cosa difícil de probar, pero teniendo en cuenta que el hecho se sitúa entorno al año 1050, y siendo la época de las invasiones por turno de los ejércitos de Castilla y Al-Andalus, se aprovechó el tirón publicitario.

Santa Engracia de Braga, con la cabeza alta.

Y así tenemos la historia de las tres mártires Engracias cuyos tormentos, quién sabe por qué, animan a muchos a agarrarse a la fe cristiana en sus épocas, que van desde los últimos coletazos del imperio romano, como es el caso de Zaragoza, hasta la agitada edad media, invasión musulmana incluida. Si vivieron o no, quién sabe, pero que se edificaron iglesias para venerarlas, seguro. Lo de guardar reliquias, que son partes de su anatomía, para darles más valor, lo que acrecenta es el mal gusto y demuestra que a morbosos no nos gana nadie.

viernes, 8 de abril de 2016

El rol del héroe

¡Cómo son las multinacionales del plástico alimentario! El McDonalds ha sacado, hace ya tiempo, un anuncio en el que lo que te venden es el Scalextric, y suena una bonita canción.

Lo curioso es que si la escuchas, y con lo que echan el anuncio de marras, seguro que sí, su inglés, esta vez inteligible, está soltándole a su chica, a punto de ser ex, una serie de reproches. Pero vayamos por partes.

Este mundo heteropatriarcal en el que los roles hombre-mujer están muy marcados y ella debe ser la chica débil a salvar y él el tío protector y fortachón, se inculca la idea de que ellas deben buscar su supermán y ellos su princesita Rapunzel enclaustrada en la torre del castillo.

Así, Bonnie Tyler, en los ochenta, buscaba un héroe que fuera fuerte, rápido y recién venido de la lucha, y espero que también de la ducha. Ya sabéis, el marchoso "Holding out for a hero". Un tema que, recuerdo, solíamos poner a todo trapo cuando volvíamos N y yo de currar, más contentas que unas pascuas. No hay como tener veinte años.



Hablaba del tema que tanto nos gustaba en los ochenta y que era el título de crédito de aquella serie tan reaganiana llamada "camuflaje", "cover up" en inglés, que estaba versionada por Elizabeth Daily. Esas series cargadas de testosterona hortera como McGyver, Camuflaje o el equipo A.



Pero hablábamos de "Camuflaje", que tuvo que cambiar de chulazo de acción, porque el primero se levantó la tapa de los sesos jugando con una pistola de fogueo de la serie.  (Jon Erik Hexum),

Jon Erik Hexum, "Héroe ochentero"

El segundo machomán, Anthony Hamilton, para mí no era tan guapo, aunque tenía un cuerpazo, pero los retrógrados de los productores temían que se supiera que era abiertamente gay. Además, eran los ochenta, y el pobre Hamilton acabó contrayendo esa estigmatizante enfermedad que todos rumiamos que fue desarrollada en laboratorios chungos para acabar con dos modelos de vida que no gustan nada a los fachas.

Anthony Hamilton, poniendo toda la carne en el asador.

Bueno, a lo que iba, si Bonnie Tyler quería un héroe para zumbárselo, los del anuncio del McDonalds ponen el suave tema de los Family of the Year, un grupo folk norteamericano que nos dice suavemente que no quieren ser tu héroe, que le dejes en paz de una vez, que no quieren ser tu campeón que se zurra con otros para divertirte. Otra vez abriendo los ojos a las imposiciones sociales, y queriendo romper con ellas, que es lo mejor.



Y con esto, ya os he colado las canciones del viernes, he despotricado contra los roles impuestos, he hablado de los ochenta y me lo he pasado bien un rato. Misión cumplida.

lunes, 4 de abril de 2016

Pieza de su corazón (Nada de Janis Joplin)

Su ilusión, no tenía otra, era comprarse un coche potente. Uno de esos vehículos bávaros tan celebrados, aunque no tuviera ni idea de donde estaba Baviera. Quería un auto para fardar y se lo compró negro y con un motorazo turbo que atronaba destrozando siestas, quietudes y nervios del vencindario. No tenía un gran empleo y no vivía en un lugar demasiado ilustre. Su casa era una vivienda milimétrica construida al calor del hacinamiento vecinal de la periferia, una periferia algo peligrosa, la verdad, donde convivían pensionistas de miseria, inmigrantes sin papeles, desempleados honrados y vividores de la sirla, de la sustracción de cartera y del tirón de bolso. Como no podía ser de otra manera, un buen día, su flamante automóvil desapareció de la calle.


Lo encontraron semanas después. Bueno, encontraron la carrocería, del resto, como del cerdo, se aprovechó todo. Motores, piezas, pedales, volante, ruedas, asientos, aparato de música, climatizador, faros, paneles de puertas....

Le han robado hasta los arañazos de la columna del párking

Apareció en una calle sin asfaltar, no lejos de uno de esos cinturones viarios que circundan la ciudad. El coche robado, al lado de un salón de culto religioso cristiano a cuyo predicador se le oía desgañitarse con vehemencia "en el nombre de Jesucristo". El dueño del coche robado, se volvió a casa en una bici de segunda mano que había comprado por internet.

viernes, 1 de abril de 2016

Curas, niños y áticos...Y un viejo tema que menciona la pederastia.

La hipocresía de la curia es bien conocida. La rigidez de la institución, bien jerarquizada, no encuentra lógica con el abandono de las riquezas que predicaba Jesucristo. Lejos de esto, ciertos altos cargos eclesiásticos, como Rouco Varela, se dedican a vivir en desmesurados áticos, comprados con el dinero que recibe la iglesia, como por ejemplo, la que en pocos días se publicitará con la declaración del IRPF que, en vez de ser campaña "por tantos" debería ser "por TONTOS". Además, gracias a los privilegios que les concede este Estado tan ¿laico, seguro?, no tienen por qué pagar el IBI, como sí deben hacerlo el resto de pecadores.

Dame argo, que no tengo pa comé

Por desgracia, el caso del ático de Rouco Varela no es el único. El cardenal Bertone, en el Vaticano, se agenció un ático de lujo, pagado con fondos de la iglesia que estaban destinados a un hospital infantil. Este secretario de Estado, durante el papado de Ratzinger, lleva un par de años negando el hecho, pero parece que se han hallado pruebas de su falta de vergüenza.

Mi cofradía, la del puño.

No voy a hacer chistes con el continuado maltrato de los curas a los niños. Ya sabemos que es un tema delicado, y, por desgracia, demasiado abundante. Ahora, quizá, se toman las cosas con la gravedad que antes no se hizo. Hace poco me vino a la memoria un viejo tema de La Trinca, que contaban su infancia en un colegio de curas.

Mi Colegio. Con sabor a franquismo rancio y la lúgubre sombra de la pederastia cuando cantan:

"¡Las manos sobre el pupitre!, nos repetían.
"Esas cosas dejan ciego", nos advertían.
"Hay que ser puros y castos, nos predicaban,
mientras con la mano tonta, nos magreaban.

Un tema que cantaban en los 80 y que, desgraciadamente, se tomaba con resignación, supongo que cristiana.