Tengo un bló

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Tmeo, la mejor revista de humor

martes, 13 de julio de 2010

Maltrato a un periodista

Hace ya muchos años estaba leyendo un libro de Eduardo Haro Tecglen, no recuerdo cuál de tantos. Hablaba de un tipo represaliado por la guerra que sobrevivía en esta vida, en la que los vencedores no le dejaban ejercer su oficio, gracias a la escritura estajanovista de noveluchas del oeste de ésas de 50 páginas que te venían de segunda mano en tantas librerías. Se llamaba Eduardo de Guzmán y desde muy joven se dedicó al periodismo. Fino escritor y trabajador incansable se siente muy cercano al anarcosindicalismo. Con 22 años asumió la dirección del periódico la tierra y en él narró el oscuro caso de la matanza de Casas Viejas y la extraña historia del asesinato de la niña superdotada Hildegart.

Cuando comienza la guerra asume la dirección del diario Castilla libre publiación afín a la CNT. En los últimos días de la guerra, de Guzmán, como tantos otros, se encuentra en el puerto de Alicante esperando un barco que nunca llega. Los que llegan son los franquistas y envían a los capturados del puerto que no acaban con un tiro en la cuneta, a los campos de concentración de Los Almendros , campo bien relatado por Max Aub, y de allí al de Albatera.


Cuando pudo hacerlo, al morir Franco, De Guzmán pudo publicar el estremecedor testimonio de su paso por estos campos en el libro El año de la Victoria. Mi primer deseo fue encontrar este libro y leérmelo de inmediato, y encontré un ejemplar del año 75 de los que editaba Ruedo ibérico, que se encontraba en el fondo de la biblioteca Koldo Mitxelena en Donostia. El libro sí que estaba en la estantería, pero su préstamo estaba prohibido, así que me lo ventilé allá mismo entre clase y clase de coche.


Eduardo de Guzmán en su mejor época

A los años, la editorial VOSA la reeditó y adquirí mi ejemplar, pues, aunque describe unas penurias horribles, lo hace con gran maestría y dignidad. La obra aquí mencionada forma parte de una trilogía de memorias. La primera, aunque fue publicada después, la muerte de la esperanza, cuenta los primeros días de la guerra en Madrid y los cinco últimos, la trilogía concluye con Nosotros los asesinos, donde continúa contando los años duros de represión y cárcel a los que los criminales vencedores condenan a éste periodista sólo por hacer su trabajo. Una vez muerto Franco, y de Guzmán reestituído en su oficio, publicó un artículo en el año 76 titulado mi condena a muerte donde relata el escalofriante hecho de que en hora y media se juzga a 29 republicanos y la mayoría reciben la pena de muerte, cosa que se ejecuta sin vacilación al poco tiempo. Eduardo de Guzmán estuvo en la cárcel muchísimos años y le conmutaron la pena de muerte en el año 1948. Estaba condenado a muerte porque escribía y a los vencedores no les gustaba.


El crimen por el que penó: Un periódico

A partir de los años 70, de Guzmán, que ya ha comenzado a publicar con su nombre y no de negro, con seudónimo para las noveluchas del oeste, o como mero traductor, edita la mayor parte de su obra. Entre ellas destaca la confección en libro de uno de los casos periodísticos que de Guzmán siguió en los años 30 y que es ciertamente desconcertante: Aurora de Sangre. Vida y muerte de Hildegart. Hildegart fue un experimento. Una mujer muy original decidió concebir y criar ella sola a una niña a la cual convertiría en superdotada y que no necesitara de la figura casatrante de un varón, pero, y ahí está el misterio, la madre un buen día decidió acabar con la vida de su hija. De Guzmán, en el año 1933, siguió el caso y se entrevistó con la madre homicida muchas veces, sacando artículos en la época. El libro vio la luz en los setenta y fue tan curioso que Fernando Fernán Gómez realizó una película sobre éste.

Eduardo de Guzmán falleció hará unos años en Madrid, al menos tuvo la suerte de poder volver a asentarse en su profesión, después de que se pasase años de cárcel y muchos más de repudio y negativas. Un gran escritor echado a perder por maldad pura y dura de los vencedores.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez más se demuestra que el miedo a la verdad es el motor de todas las opresiones.

fiorella dijo...

Gracias a gente como él y tantos otros, como Marcos Ana, la memoria sigue viva.Un beso

felicitat dijo...

A mi lo que me facina, además de la historia, es que hayan personas como tú, conocedoras de tantas y tantas cosas que a mi, personalmente, me benefician muchíiisimo, dado que soy una pésima y gandulota lectora.

Gracias otra vez, Juli.

emejota dijo...

Gracias por la información e indicaciones. Un abrazo.

Tantaria dijo...

Afortunadamente, no le hicieron callar.

chris dijo...

Un tío abuelo mío, también de la época de este hombre, se dedicaba a escribir el mismo tipo de novelas.

Por lo que me cuentan en la familia en aquella época era poco lo que se podía publicar y de forma libre ná de ná

Nunca me he decidido a leerlas. ni siquiera sé si mi padre las conserva o se perdieron. Tal vez haya llegado el momento,

Gracias por actuar de memoria!!

Pena Mexicana dijo...

Me alegro que la vida de personas como este hombre no se pierdan en el olvido... ¿También leíste el libro acerca de Hildegart? Voy a buscarlo a ver si tengo suerte... besitos de las dos (mas cuatro) para las dos ;)

Juli Gan dijo...

ALSON: El miedo es prodigioso, sobre todo para los que saben utilizarlo a su conveniencia.

FIORELLA: Pues sí. Marcos Ana ha vivido para poder ver la luz al final del túnel.Todo el sufriemiento prducido por el propio hombre a sus semejantes es aterrador.

FELICITAT: Descubrí a Eduardo de Guzmán y a otr@s much@s leyendo libros para minorías, porque este tipo de historias, por desgracia, no se dan en las escuelas.

EMEJOTA: Creo sinceramente que hay cosas que es bueno difundirlas. Gracias, otro para ti.

TANTARIA: Sí, él tuvo suerte, dentro de lo que cabe, la verdad sea dicha.

CHRIS: Hacía falta el "nihil obstat" del obispo de turno, el visto bueno de la iglesia. La censura de la guardia. Estas novelas entretenían. Algo había que darle a la gente para que leyeran. Te las ventilas en un ratico y para pasar el rato no están del todo mal...

PENA MEXICANA: Tienes un correo. Lo dicho. Besos de vuelta.

Hormiga dijo...

qué grandes historias conoces, voya googlear un rato para saber un poco más. gacias!

Ripley dijo...

cuando he empezado a leer pensaba que sería la historia de otro asesinado por escribir lo que quería y pensaba así que , a pesar de todo, me ha alegrado poder leer al final que no fue así y que pudo seguir viviendo y ejerciendo su profesión, aunque no plenamente, pero es mucho más que nada.